La mesa de comedor perfecta, tengas el espacio que tengas

Precisamente este dato está estrechamente relacionado con el número de personas que pueden sentarse alrededor de la mesa con comodidad. Cuantos más comensales quieras invitar, más grande ha de ser la mesa. Obvio. Pero también has de tener en cuenta el tamaño del comedor para respetar zonas de paso y que el desplazamiento de la silla sea posible.

Para que el uso de la mesa sea cómodo, entre esta y la pared de la habitación hay que dejar un espacio de unos 80 centímetros, mientras que entre la mesa y la zona de paso es oportuno que el espacio sea mínimo de 1,20 m. Así no tendrás ningún impedimento. Pero como muchas veces el espacio es reducido, puedes tener pegada la mesa a la pared y separarla para ganar centímetros cuando la vayas a usar.

Lo habitual es que calcules que una persona, de codo a codo, ocupa 60 cm en una mesa. Ese es el espacio que se debe respetar para que los comensales estén cómodos en el comedor. Pero también ocupa un espacio en la mesa, es decir, hacia el interior de la misma. Suele ser de 40 cm mínimo (un hueco que ocupan los platos, vasos y cubiertos).

Quizá es la forma más habitual para una mesa de comedor. Una mesa rectangular para cuatro personas, sentadas dos a dos, necesita al menos 80 cm de ancho y 1,20 m de largo y 1,50 m para seis personas. Si aumenta el ancho (90-100 cm) tendrás más espacio para colocar fuentes en el centro de la mesa.

La ventaja de este tipo de mesas es que dejan un espacio libre en el centro para colocar los platos que se comparten. Pero por ese motivo las más grandes precisan que el comedor sea espacioso.

Eliminan las esquinas por lo que despejan las zonas de paso, algo especialmente indicado en comedores pequeños. Son las que más favorecen la comunicación entre los comensales. Lo ideal es que la mesa redonda tenga al menos 90-100 cm de diámetro para cuatro comensales. Calcula entre 10-20 cm más de diámetro por cada comensal que quieras incorporar, quedando más o menos juntos.

Las mesas de comedor de forma ovalada, como las redondas, suavizan sus líneas aunque se extienden más porque son alargadas. Permiten sentar en los extremos a personas con comodidad sin toparse con una esquina como podría pasar en el caso de las mesas rectangulares.

Sin duda, una mesa extensible te permite ganar espacio para acoger a más comensales. Son perfectas en comedores no demasiados grandes, así tendrás una mesa adecuada en tamaño a la habitación, idónea en el día a día, pero que crecerá cuando tengas visitas. Al elegir mesa fíjate en cómo la pieza de extensión se integra en la propia estructura de la mesa.

Una mesa puede incluir una o dos piezas de extensión. Si es una puede estar situada en el centro de la mesa o en un lateral. Si son dos, se incorporan a cada lado del mueble. Estas piezas varían en extensión y suelen ir desde los 40 a los 60 cm según el modelo y fabricante. Así, una mesa de 1,40 m de largo cerrada puede alcanzar los 2 m con una extensión de 60 cm. ¿A quién vas a invitar a comer, anfitrión?

El diseño de las patas también influye en la comodidad de la mesa, además de ser una cuestión estética que hay que tener en cuenta al escoger sillas. Cuanto más desplazadas hacia las esquinas de la mesa, más espacio dejan para arrimar las sillas. Las patas centrales resultan muy cómodas y dan ligereza a la mesa (más usadas en modelos circulares u ovalados).

La altura de una mesa siempre ronda los 70-75 cm desde el suelo. Es una medida que respeta la mayoría de las mesas de comedor para que sentados en una silla (de medida estándar 45-50 cm) la postura sea cómoda. Si colocas un banco exento o de obra en el comedor, respeta la altura del asiento y acertarás.