15 errores imperdonables al visitar una casa ajena: ¡evítalos y mantén tu etiqueta intacta!
Si tu amiga del alma te ha invitado a pasar unos días en su casa de la playa, te decimos cómo debes comportarte para que la estancia sea igual de gratificante para ella que para ti
Si no quieres quedar como una mal educada, descubre cómo debes comportarte en casa ajena.
El Mueble
Cuando te invitan a pasar unos días en otra casa, lo primero que piensas es ¡qué bien! Pero a veces la experiencia no sale tan redonda como imaginaste en un principio. Para que eso no ocurra y el disfrute sea mutuo, te damos una lista de lo que no debes hacer en ningún caso. Tiene mucho que ver con el respeto y la buena educación. Si vas con niños o con mascotas ¡cuidado! porque si los anfitriones no tienen, será más difícil la convivencia.
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Proyecto de salón de Sandra Vergara Studio. Sofá, de Bolia. Butaca y mesa de centro, de &Tradition.
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Saltarte las normas a la torera
Cada familia es un mundo. Cada una con sus propias costumbres y estilo de vida. Respetar sus normas es lo mínimo que debes hacer, si estás en casa ajena. ¿Se levantan tarde? ¿No les gusta ver la tele? ¿No admiten que las mascotas entren en casa? ¿Prefieren la piscina a la playa? Adáptate a ellos, ¡no queda otra! Nunca intentes imponer tus reglas.
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Cabecero, en The Headboard Workshop. Mesillas, de Herencia. Papel pintado, de Sanderson.
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Dejar la cama sin hacer
¿Os han invitado unos amigos a pasar unos días en su casa? Si habéis aceptado, procurar no darles demasiado trabajo. Una norma básica: hacer la cama cada día y dejar los dormitorios ordenados. Nada de dejar la ropa tirada en una silla o sobre la cama. Colocar las prendas en las perchas, guardar la maleta en el armario para que no se vea... Recordar que estáis en una casa, no en un hotel.
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Proyecto de salón, de Asun Antó. Sofá, de Pilma. Mesas de centro, de Brucs. Alfombra, de Sacum.
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Desordenar lo que está ordenado
¿Se te ha olvidado llevarte un libro para leer por la noche? Si tus amigos son ávidos lectores y cuentan con una biblioteca interesante, pídeles permiso para mirar qué libros tienen y si puedes coger alguno que te apetezca echar un vistazo. Aunque tengas confianza, preguntar nunca está de más. Si no te convence la novela, déjala en el mismo estante en el que la encontraste.
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Proyecto de salón de Asun Antó y Javi Baldrich. Butaca de madera de fresno y lino, de Zara Home.
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Husmear en habitaciones privadas
La curiosidad mató al gato, dice el proverbio. Procura no pecar de ella. Si hay habitaciones cerradas, no intentes cotillear qué hay en ellas. Pueden ser despachos o zonas de trabajo con documentos privados. ¡Y eso también va por los niños! Alecciónalos antes de tiempo para que no entren ni salgan de las habitaciones como Pedro por su casa. La educación y el respeto debe imperar en tu casa y fuera de ella.
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Proyecto de salón de Natalia Zubizarreta. Sofá, de Joquer. Butacas y mesas de centro, de Crisal.
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Comportarte de forma antisocial
Cuando te invitan a pasar unos días en una casa procura no permanecer demasiado tiempo en tu habitación. Sal a las zonas comunes, pasa tiempo en el salón charlando o en la cocina ayudando a preparar la comida. Es decir, so-cia-li-za. También conviene dejar a los dueños de la casa su tiempo de intimidad y su espacio. No estar todo el día pegados a ellos. Podéis un día hacer planes diferentes y luego quedar por la tarde a una determinada hora.
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Sofá con cojines en beige y aguamarina.
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Dejar el sofá desarreglado
Habéis estado charlando un buen rato en el sofá y ahora toca arreglarse para dar una vuelta. Cuando os levantéis del sofá, procura estirar bien la tela de los asientos, dejar los cojines colocados y el plaid doblado en el brazo. Los anfitriones os agradecerán el detalle. Y así cuando regreséis, el salón estará perfecto.
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Sillas, de India & Pacific. Lámpara de techo, de Avanluce. Cuadros, de Andrea Sorjus.
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Ser impuntual
Ni llegar tres horas antes a la que te esperan ni tres horas después. En el término medio está la virtud. Aplica esta misma norma para las horas de las comidas. Entérate a qué hora suelen comer tus anfitriones y respeta sus costumbres. Y si crees que vas a llegar a deshora, avisa con tiempo.
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Detalle de un servicio de mesa con piezas de El Corte Inglés, incluido el mantel.
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Evadirte de los quehaceres de la casa
Que tus anfitriones pongan la mesa mientras tú estás repanchigada en el sofá es una falta de cortesía. O llegar a comer con la hora pegada y la mesa puesta no es de recibo. Sé activa y ayuda siempre que puedas: a limpiar, poner la mesa, quitarla, barrer, recoger la cocina... Si sois varios ayudando, el trabajo se reduce a la mitad y acabaréis antes.
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Mesa velador, de Taller de las Indias.
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Dejar las puertas abiertas
Estar de invitada en una casa requiere ciertas dosis de observación para saber cómo se comportan los anfitriones en su casa: qué costumbres o manías tienen, cómo colocan determinadas cosas, cómo decoran las mesas... Por eso, si ves que tienden a cerrar la puerta del salón para que no se vaya el calor o el frío, respeta sus decisiones. No te costará nada hacerlo.
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Recibidor con plantas y macetas, de Jardiland.
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Andar por la casa con el calzado de calle
A dónde fueres, haz lo que vieres. ¿Te has fijado si cada vez que entran de la calle los anfitriones se cambian el calzado por otro más cómodo? Pues tú lo mismo. En tu maleta no deben faltar unas zapatillas "de andar por casa". De esta manera la suciedad de fuera no entrará dentro.
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Cocina con bizcocho casero sobre tabla de madera.
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Ser desagradecidos con los anfitriones
Si quieres tener un detalle con los anfitriones, obséquiales con algún regalo que sepas que puede hacerles ilusión. Desde algo comestible como un postre casero o un helado hasta alguna plantita decorativa o un ramo de flores. ¿Tienen niños o mascotas? Llévales algo exclusivamente para ellos. ¡Menuda sorpresa!
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Salón decorado por Asun Antó. Sofás, librerías de DM lacado y mesas de centro de roble, diseño de Coton et Bois.
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Alabar por alabar
Puede que tus amigos tengan en la casa alguna pieza decorativa que te gusta especialmente o, por el contrario, te desagrada de forma supina. En cualquier caso, debes ser sincera y no decir que algo te gusta cuando no es así. Puedes ser más diplomática y comentar que no es tu estilo. Saldrás del paso sin parecer mal educada.
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Encimera de cocina oscura con menaje de cobre, onza de chocolate y nueces.
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Ocultar vuestros gustos o intolerancias
Es posible que los anfitriones cocinen para todos. Si es así, alértales de cuáles son vuestros gustos, si algún miembro de la familia tiene intolerancia alimenticia o alergia a algún ingrediente. Será mucho mejor aclarar las cosas desde un principio que dejar el plato sin probar en la mesa. Toda una descortesía para los cocineros.
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Baño con mueble de madera volado y taburete.
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Invadir el baño
Tanto si tienen baño de uso exclusivo para invitados como si es compartido, sé comedida a la hora de colocar tus productos de aseo. Mantén las cremas y el maquillaje guardado en un neceser y no lo extiendas por toda la encimera del lavabo como si de un expositor se tratara. El baño debe de seguir como estaba en un principio: ordenado. ¡Muy importante! No acaparar el baño, sobre todo, si se comparte.
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Proyecto de NI2 Interiores. Sofá, de Maisons du Monde. Mesa de centro, de Mister Wils.
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Solicitar un home tour
¿Tienes mucha confianza con los anfitriones o es una amistad reciente? En cualquier caso, nunca debes pedirles que te enseñen la casa. Es algo que debe salir de ellos. Mientras eso no ocurra, solo transita por las zonas comunes, como el salón, la cocina o el jardín, y tu dormitorio.