Su tono de voz, su risa, su perfume. El olor de sus guisos, un café calentito que te espera recién hecho un domingo por la mañana. Una llamada sin motivo, un “avisa al llegar, hija”. Nuestras madres nos influyen mucho más de lo evidente. Somos su herencia genética, emocional y cultural, un aprendizaje constante que no te abandona nunca. Adoptamos como propias sus formas de ser, de hablar y de moverse, como una semilla que germina en gestos, gustos y actitudes que se reflejan la una en la otra. Porque una madre siempre es casa y, en el caso de estas tres estilistas e interioristas, ¡casi en un sentido casi literal!
Hemos preguntado a Dafne Vijande, Sol Van Dorssen y Mar Gausachs qué han aprendido de sus madres en términos decorativos y ellas mismas se han sorprendido de la gran cantidad de cosas que, consciente o inconscientemente, han heredado de ellas y ahora plasman en sus trabajos. Las madres son la voz de la experiencia y nunca van desencaminadas, así que vamos a hacerles caso. Estos son algunos tips muy interesantes que nuestras expertas han aprendido de ellas.
dafne vijande, una pasión heredada
En el caso de Dafne Vijande, se podría afirmar que lleva la decoración “en la sangre”. Sus padres fueron anticuarios y sus abuelos tuvieron “unas casas preciosas cargadas de muebles antiguos y mucho arte”. Su mirada está entrenada para captar la belleza desde que eran tan solo una niña y su madre, Carmen, ha tenido mucho que ver en ello.
Mezclar antigüedades con piezas modernas
Mi madre siempre me enseñó a valorar las piezas antiguas y a mezclar estas antigüedades con decoración moderna”, reconoce la estilista e interiorista. Y es que estos muebles y objetos decorativos tienen un valor que trasciende lo meramente artístico y se traslada al terreno emocional. Una mezcla compensada entre lo mejor del ayer y lo que las tendencias de hoy, es la clave de un éxito seguro. ¿Un ejemplo? Un sofá de líneas minimalistas y depuradas con una obra de arte antigua enmarcada con presencia en la pared. Una pieza de diseño o un jarrón divertido y a todo color sobre una vieja cómoda que, aunque esté restaurada, deje entrever entre sus vetas el paso del tiempo... “Los muebles antiguos dan mucha personalidad a la casa, pero hay que ponerlos estratégicamente para no abusar y que no sean muy armatoste”, remata.
Recibidor con cómoda recuperada y espejo antiguo.
La importancia de los textiles
“Mi madre me enseñó la relevancia que tienen las telas a la hora de vestir y acondicionar una casa. Por ejemplo, en los sofás y en las cortinas, siempre elegía unos diseños que no cansaban a la vista. Eran suaves y, aunque pasaran los años, eran atemporales y nunca se veían desfasados. Ahora, ¡yo hago lo mismo!”, reconoce. También nos recomienda cuidar mucho la ropa de cama, que sea de buena calidad, de lino o algodón, pero “nunca de fibras artificiales”. La calidad del sueño también mejora con estos pequeños gestos. Los cojines, además, recomienda cambiarlos cada temporada para adecuarlos la estación. “Hay que poner algo distinto que de calorcito o frescura: lanas o linos y algodones…”. Por último, Dafne hace hincapié en las ventanas. “Han de estar muy bien aisladas y a la hora de vestirlas, es recomendable poner doble cortina, ya sea con estores y cortina o con screen y cortina. ¡Pero siempre cortina! Dan mucha calidez y en casa de mis padres nunca faltaban”.
La importancia de los textiles.
Una pieza con presencia
“En casa siempre había una pieza que era la protagonista. Me enseñaron que es recomendable hacer una buena selección de muebles u objetos decorativos y darle un lugar destacado en casa. Puede ser una escultura, un cuadro, un mueble…”. El mix & match está muy bien, pero siempre habrá que potenciar las piezas especiales colocándolas en un lugar con buena iluminación, sobre una peana o cómoda en la que luzca bien, en la pared principal del salón, dando la bienvenida en el recibidor de casa… En el caso de los sofás o sillones que se utilizan habitualmente, por ejemplo, Dafne nos recomienda que siempre estén orientados a la vista para poder disfrutar de ellos en todo momento.
Mar Gausachs, una lección de vida
Hay nombres que, por sí mismos, están asociados a una personalidad arrolladora. Partiendo de esta premisa, que la madre de Mar Gausachs se llame María Antonieta, nos hace entender muchas cosas. De casta le viene al galgo, dicen. La estilista y decoradora es una mujer imparable y todoterreno que ha heredado de su madre mucho más de lo que imaginaba. “Estoy alucinando con la presencia que ha tenido en mí y en cómo ha influido en mi profesión. A ella le ha encantado siempre la decoración ¡y no he sido consciente hasta que tú me lo has preguntado!”, reconoce sorprendida. ¿Vemos cuáles son sus tips?
El mimo por el detalle
“Un consejo que he aprendido de mi madre en decoración es a ser consciente de lo que es una casa y a mimar sus detalles. Como decía, siempre le ha gustado la decoración y ha sido muy cuidadosa. Tiene un estilo muy clásico con el que no empatizo nada, pero reconozco que me ha hecho ser muy consciente de lo que significa decorar”, nos cuenta Mar. Sus recuerdos de infancia remiten a una María Antonieta cuidadosa poniendo jarrones, cortinas, comprando esculturas, candelabros, marcos de plata, colocando minuciosamente su colección de figuritas de Lladró…“Siempre pensaba que era absurdo gastarse el dinero en esto y, ¡paradojas de la vida! ahora decorar es mi profesión”.
Salón en tonos neutros con detalles actuales.
Todo en orden
“Otra cosa que he aprendido de mi madre es el orden. ¡Es una maniática del orden! Y me ha inculcado la importancia de tener una casa impecable, los cajones limpios, el armario en perfecto estado de revista, cada cosa en su cesta, su caja o su compartimento…”. Ya sabemos en las casas de El Mueble no faltan las soluciones de almacenaje perfectas para cada lugar de la casa y que son súper necesarias para mantener la armonía y eliminar el ruido visual. ¡Un consejo 10!
Salón con piezas elegantes en tonos neutros y fibras naturales.
Casas para vivirlas
“Mi madre tenía la casa impecable. Estaba tan perfecta que no la disfrutábamos como quizás a mí me hubiera gustado hacerlo. Soy muy partidaria de crear hogares más conscientes, más felices. Por eso, desde mi experiencia, saco esta moraleja: gracias a esa rigidez que había en mi casa en términos decorativos, he aprendido a buscar unas soluciones que vayan mucho más allá. Por eso, hago casas que, lejos de rozar esa perfección en la que no se pueda tocar nada, sigan siendo bonitas y ayuden a crear hogares confortables para vivirlos al 100%”.
SOL VAN DORSSEN, sus recuerdos de argentina
El reconocible acento de Sol van Dorssen nos traslada directamente a su infancia bonaerense. El bullicio de sus calles, la música que resuena en cada uno de sus rincones, los colores de sus casas y la luz especial que irradia la capital de Argentina han influido, sin duda, en el imaginario estético de la estilista. También lo ha hecho su madre, Ana María, que ponía mucho mimo en la decoración de su hogar. Sus “manías” se han quedado inevitablemente en ella y ahora las pone en práctica en la mayoría de sus reformas.
Las cortinas, siempre con barras y argollas
“Mi madre siempre me decía que en las cortinas jamás había que ponerlas con argollas de plástico dentro de la tela porque ¡parecían cortinas de ducha!”, recuerda Sol divertida. ¿La solución que nos da? Es que siempre tengan barra y argollas de hierro bonitas, que se vean por fuera y luzcan como un elemento decorativo más. “Por supuesto, las cortinas también deberán ser de buena calidad o arruinarán cualquier espacio”, comenta.
Cortinas con argollas y riel de hierro.
Una mesa de centro bien decorada
“Otra de las cosas que mi madre me enseñó es en ir más allá y no quedarte en lo obvio. El mejor ejemplo lo puedo poner con las mesas de centro. Ve más allá del típico jarrón con flores y atrévete con algún objeto más especial: un cuenco o bowl decorativo, un libro bonito, un candelabro, una pieza de diseño… Siempre pongo este tipo de elementos y me recuerdan muchísimo a mi infancia”, nos cuenta.
Una mesa de centro bien decorada
Una buena alfombra que lo hace todo
“Recuerdo de mi madre la importancia que le daba a los textiles, en especial, a las alfombras. Una buena alfombra con presencia ya hace mucho por vestir un salón, por dar recogimiento al dormitorio… Es importante seguir la máxima del “menos es más” e invertir en este tipo de piezas de buena calidad que, a la vez, que dan estilo al espacio. Suelen ser cosas que la gente deja para el final y a mí me parece que es lo primero en lo que hay que pensar”, detalla.