Cuando hablamos de dar estilo a tu casa, más que al uso de un estilo decorativo concreto, nos referimos a impregnarle tu propio estilo. Ese que es único e intransferible, que lleva el marchamo de tus gustos y necesidades. Ese que con solo verlo, es fiel reflejo de ti porque habla tu mismo idioma. Estate atenta a las tendencias, pero no caigas rendida a ellas. Busca otras fuentes de inspiración, puede que te llenen más. Y aplica todos esos conceptos de forma más personal, utilizando colores o firmas que te gusten especialmente, aunque no coincidan con la mayoría. Déjate llevar por tus decisiones, por ese punto atrevido que a veces sale a relucir y confía a pies juntillas en ellas. Solo así tu casa tendrá estilazo, buen rollo y derrochará personalidad. La tuya y de nadie más.