Durante casi toda mi adolescencia –época de rebeldía por excelencia–, todo mi armario se tiñó de negro. Ya no había hueco para los ositos de peluche, ni para aquel papel pintado con motivos rosas que tantos años me había acompañado. De repente, el heavy metal, el grunge y el punk (entre otros) eran mi religión, y a mi pobre madre no le quedó más remedio que lidiar con una larga etapa de errores estilísticos, incluyendo, por supuesto, la decoración de mi dormitorio. De semejante momento no tengo imagen para mostrarte (y casi que mejor), pero lo que sí conservo son las fotos de la habitación en su estado inicial, es decir, con los clásicos muebles de madera barnizada, ropa de cama con dibujos infantiles y un arsenal de peluches a modo de okupas.

Habitación infantil antes del proyecto

Así estaba la habitación antes del cambio radical.

Aunque suene a topicazo (y de hecho, lo es), es increíble la de vueltas que da la vida. Y es que, quién me iba a decir a mí que tras desterrar los colores pastel, quince años después volverían a ser los protagonistas del mismo dormitorio. ¿Será un capricho del destino para compensar a mi querida progenitora por soportar tales aberraciones decorativas? Puede. En cualquier caso, no podría estar más encantada con el resultado, y por eso mismo tengo tantas ganas de compartirlo contigo. ¿Preparada para ver el antes y el después de mi habitación de niña (y a su vez, mi primer proyecto de interiorismo)?

Presupuesto del proyecto

Para que te hagas una idea aproximada, la decoración –incluyendo el diseño del armario empotrado a medida, la puerta, el estor de la ventana y el revestimiento de suelo y paredes– costó aproximadamente 4.500 euros.

dormitorio papel pintado pared rosa

Los 10 cambios clave

  1. Al reemplazar las dos camas de 90 cm por una sola cama de 135 cm con canapé, gané más espacio y funcionalidad.
  2. La gama cromática combina el rosa y el azul en una tonalidad empolvada junto con el blanco, y toques mostaza en los cojines.
  3. Al colocar el papel pintado con motivos florales en la pared del cabecero, llevé la atención visual hacia esta zona para darle todo el protagonismo, y elegí a juego el color del cabecero. Además, en lugar de pintar el resto de las paredes, las decoré con un papel pintado liso con textura para 'vestirlas' mejor y crear un efecto de simetría.
  4. Al disponer de poco espacio, opté por unas mesitas de noche decorativas en mármol y latón para aportar sensación de ligereza, y añadí unas lámparas de mesa de ratán para restarles seriedad.
  5. Con la fotografía en blanco y negro de Marilyn Monroe, 'rompí' con la gama de tonos pasteles, evitando que la habitación se viera demasiado ñoña y aportando un toque vintage muy elegante.
  6. Para que la otra pared no quedase muy vacía, decidí darle unas capas de pintura a la tiza en color blanco a una vieja estantería de metal que mi madre tenía por casa, y dividirla en dos zonas: la de abajo, con cestas para el almacenaje; la de arriba, con objetos decorativos.
  7. En lugar de mantener las cortinas, opté por instalar un estor, mucho más cómodo y funcional para una habitación pequeña e interior.
  8. En el rincón bajo la ventana diseñé un rincón de lectura con un rollito más relajado, con una silla Acapulco y un cojín boho.
  9. El armario empotrado y la puerta en color blanco multiplicaron la luminosidad, algo clave en un dormitorio que da a un patio interior.
  10. También mantuve las molduras decorativas porque me encanta ese toque señorial que siempre otorgan a los espacios, y elegí una lámpara de techo de latón con estilo retro para completar el conjunto.

 Todas las fotos del cambio de dormitorio infantil a juvenil: