¡ALERTA TENDENCIA! Cómo colocar tres espejos redondos en la pared y por qué

Una de las bondades principales que podemos atribuir a los espejos es la de generar una percepción de mayor amplitud. Colocando estos objetos en lugares estratégicos se crea sensación de profundidad y contribuye a ampliar visualmente el espacio. Lo mismo ocurre a la hora de ganar luminosidad, ya que ayudan a reflejar la luz natural que entra por los ventanales y potencian la claridad de las paredes neutras. Por otro lado, si queremos dar un extra de protagonismo a ciertas piezas decorativas, nada mejor que poner cerca un espejo, ya que conseguirá realzar su belleza desde distintos ángulos. Una vez aclarado esto, ¿por qué deberíamos escoger espejos redondos antes que los clásicos rectangulares o cuadrados?

Lo decía el arquitecto Oscar Niemeyer: “cuando tienes un gran espacio para conquistar, la curva es la solución natural”. Él lo hacía creando majestuosos exteriores, pero las siluetas circulares y sinuosas también son muy utilizadas en interiorismo, ya que consiguen romper con la linealidad que se forma entre techos, paredes y suelos. Si te fijas, la mayoría de los muebles también tienden a crear líneas rectas y paralelas, por lo que introducir elementos que rompan esta monotonía y den dinamismo al ambiente siempre será una solución inteligente. Cuando muchos se decantan por poner solo uno, ¿por qué se hace tanto hincapié en colocar tres espejos redondos en una misma pared? ¡Te lo explicamos!

Existe una explicación científica que asegura que las composiciones impares atraen más a nivel visual que las pares. Aplicado al sector del interiorismo, debemos recordar la llamada ‘regla del tres’. Hablamos de una sencilla fórmula que demuestra que los diseños con número impar son mucho más atractivos al ojo humano, ya que transmiten más dinamismo y naturalidad, frente a la sensación estática y cuadriculada de los números pares.

Ahora bien, ¿por qué tres y no otro número? Muy sencillo. Partimos de la máxima del ‘menos es más’. Tres es el número perfecto frente a otros impares más elevados, ya que permite formar patrones fáciles que nuestro cerebro puede procesar de forma sencilla. Además, la mirada siempre tiende a buscar instintivamente un centro donde ubicarse, por lo que un trío de elementos decorativos parece ser el idóneo para elaborar las composiciones más armoniosas, simples y equilibradas.

A la hora de poner tres espejos redondos en la pared tenemos la posibilidad de jugar con ellos poniéndolos en distintas alturas. En este caso, es importante que el conjunto tenga un hilo conductor y siga una misma línea en cuanto al diseño. Sin embargo, se pueden alternar los tamaños para crear una composición mucho más dinámica. Generalmente, se tomará como referencia el espejo más grande y los más pequeños pivotarán a su alrededor, quedando desplazados más arriba o abajo del principal. Como se ve en la fotografía, es una de las fórmulas más recurrentes a la hora de decorar el salón, sobre todo, cuando hay que dar vida a la pared donde se encuentra el sofá, que generalmente suele ser de dimensiones generosas.

El recibidor es la carta de presentación de una casa, una especie de aperitivo que nos desvela las primeras pinceladas de la personalidad de su inquilino y de la estética que vamos a encontrar en el resto del hogar. A la hora de decorarlo, siempre se tiende a buscar el efecto sorpresa, colocando algún mueble o detalle llamativo que defina los gustos de su dueño y aporte ese toque acogedor con tintes de tendencia. Por eso, colocar tres espejos redondos encima de una consola bonita es una buena manera de dar la bienvenida a casa. En este caso, al ser una zona de paso con paredes de dimensiones más reducidas, tienden a colocarse con menos distancia entre ellos o en formato vertical, creando una composición en la que el espejo de mayor tamaño quede arriba y el resto vayan desplazándose en orden descendente.

Aunque dicen que los dormitorios no se deben recargar con muchos elementos para no entorpecer el descanso, la opción de colocar tres espejos redondos en la pared principal del dormitorio nos parece una idea excepcional. Así lo ha ideado Begoña Susaeta, del estudio Sube Interiorismo, en esta casa de Vitoria. Su composición cumple una función meramente decorativa, creando un armónico conjunto horizontal de inspiración marinera. En este caso, es preferible elegir espejos del mismo tamaño y diseño. Esta fórmula contrarresta así la linealidad del cabecero, de las mesillas y del zócalo, creando un interesante juego de contrastes con el papel pintado a cuadros.

Quizás sea la estancia más atípica para jugar con este tipo de composiciones ya que, a lo sumo, los cuartos de baño suelen tener un máximo de dos espejos, uno por cada lavabo. Sin embargo, como vemos en la imagen, marcarse un triplete de espejos redondos no solo romperá los esquemas establecidos, sino que aportará un aire mucho más desenfadado. Son perfectos para los aseos de cortesía, en especial, si se potencian con un papel pintado que ayude a reforzar ese toque diferenciador que muchas veces se pretende dar en este tipo de estancias.

En el universo decorativo existen miles de opciones para enmarcar un espejo. Sin embargo, a la hora de colocarlos de tres en tres, es cierto que en la mayoría de ocasiones se opta por diseños sutiles con marcos de madera natural o, directamente, sin marco, los cuales crean una imagen mucho más etérea, minimalista y homogénea.

En el extremo opuesto, tenemos los modelos más opulentos, elaborados en cannage o con varillas metálicas, a partir de los cuales se crean formas diversas como flores o estrellas. Se trata de una tendencia que lleva en boga varios años, con la que se siempre se consigue impactar y dar un giro radical a cualquier rincón de la casa.

En este apartado concedemos una pequeña licencia a los espejos redondos con formas orgánicas. Están muy de moda y van siempre asociados a la belleza de la naturaleza. Corrientes como el feng shui llevan esta estética por bandera, ya que tienden a suavizar esquinas y aristas tanto en las estructuras interiores de las casas como en los objetos cotidianos con los que les dan vida. Llevado al terreno decorativo, hemos comprobado cómo los espejos redondos también se adaptan a esta tendencia ligera y desenfadada.