Una cómoda en el salón, nueva ubicación de éxito

En este salón dominado por el blanco, la interiorista Carmen Figueras ha ubicado una cómoda al lado de la chimenea. ¡Y qué mejor que pintarla de ese mismo color para darle continuidad! Así además de transformar su apariencia, logra ampliar y dar luminosidad al estar. ¿Y qué elementos ha elegido para decorar la cómoda? Un cuadro en tonos neutros custodiado por varias plantas mini.

Otra buena ubicación de la cómoda en el salón es próxima al sófa y a la ventana. Así lo ha hecho Natalia Zubizarreta en este proyecto. Ha optado por un modelo de madera sin barnizar que imprime al salón un toque de calidez. Para la decoración de su repisa ha elegido piezas discretas en materiales naturales —cristal, madera y cerámica— que no le restan ningún protagonismo. 

En este salón clásico, la interiorista Mausha Marsá ha colocado junto a la chimenea una peculiar cómoda de madera con molduras en forma de rombo. Es su fórmula infalible para que por el salón no pasen los años: usar materiales naturales, tonos neutros y combinar piezas especiales con otras más modernas. Sobre el mueble descansan plantas y una lámpara de sobremesa con pie cerámico.

Pintar una cómoda antigua es la mejor manera de rejuvenecerla y, por ende, actualizar el salón. Es lo que ha hecho la influencer María Fernández-Rubíes en su sala de estar. Ha lacado el mueble marrón en un suave gris y lo ha ubicado bajo la ventana. Rodeada de plantas conecta fenomenal con el exterior ajardinado.

Los arquitectos Ana Blanco y Fran Mengíbar querían amueblar su luminoso salón con alguna pieza de anticuario y qué mejor que las cómodas vintage para recrear ese aire retro. Optaron por este modelo con acabado decapado que situaron en el comedor, así podían tener a mano en sus cajones la ropa de mesa y la cubertería. Unos marcos, un jarrón con flores y una lámpara de diseño en forma de seta la decoran.

Si quieres llamar la atención en un rincón del salón coloca una cómoda con presencia. Es lo que han hecho aquí Camilla Falconer y Emma Longmore, de Interior Facelift. Han recuperado un modelo de madera clara con tiradores vintage y para su decoración han elegido piezas de cristal logrando un estilo rústico chic perfecto.

Esta cómoda de madera maciza con múltiples cajones resulta ideal para guardar objetos pequeños y mantener el orden en el salón. ¿No te recuerda a las que había en los antiguos herbolarios? Cuenta con tiradores retro con etiqueta para que puedas escribir lo que esconde cada cajón. Como es tan bonita se le ha adjudicado una pared para ella sola; así se puede lucir. Asun Antó la ha actualizado con un espejo de cuarterones y fanales de cristal que amplían el espacio.

Las cómodas de madera de pino en color miel tuvieron su tiempo pero ya están absolutamente demodé. Si aún conservas una, conviene que le des una mano de pintura y la traigas al momento actual. Esta por ejemplo, recuperada por el Estudio Milans del Bosch, se ha pintado en un gris oscuro. Así resalta sobre el revestimiento de madera blanco. Colocada junto al sofá y decorada con plantas, parece otra.

Una cómoda de estilo afrancesado y acabado envejecido se ha ubicado junto al balcón de este salón creando un encantador rincón de lectura. Un par de muebles orejeros le dan la réplica vintage mientras que una lámpara de pie moderna y un espejo de cuarterones actualizan la zona. Las plantas y los maceteros de fibra le quitan años.  

Esta cómoda tipo chifonier —por ser más alta y estrecha— crea un nexo de conexión en este salón dividido en dos espacios: el estar y la zona de lectura. Los distintos acabados de la madera en sus cajones y los tiradores metálicos tipo concha le dan un toque de calidez y cierto aire vintage. Un ramo de flores y un cuadro en tonos neutros decoran su sobre en contraste con la pared pintada de verde.

Líneas verticales y horizontales predominan en este salón de estilo navy amueblado con una mini cómoda con cajones de rejilla. En ellos se pueden guardar manteles, servilletas o cubiertos. Su acabado en blanco envejecido le da cierto aire vintage y sus formas esbeltas bien podrían confundirse con un aparador. El mueble, ubicado junto al sofá, se ha decorado con piezas de cristal.

Durante los años 50 se llevaron un tipo de cómodas llamadas semanarios porque tenían 7 cajones, uno para cada día de la semana. Aunque se utilizaban en el dormitorio para guardar lencería, hoy reconquistan el salón y se presentan por duplicado, como este de la imagen. En madera maciza con tiradores vintage, se ha dispuesto bajo la ventana presidiendo este rincón de lectura. Decora su repisa con una lámpara de sobremesa y flores silvestres ¡y verás qué exito!

Otro mueble antiguo que reivindica su presencia en el salón es el secreter o escritorio que, como este de la imagen, reaparece acompañado de cajones. Resulta perfecto para guardar papeles, realizar anotaciones y almacenar ropa de mesa. Meritxell Ribé lo ha ubicado en un rincón bien iluminado y lo ha decorado con un cuadro, flores, un farol y portavelas dorados siguiendo su línea retro.

La particularidad de las cómodas reside en que, por ellas, parece que no pasa el tiempo. Tienen la virtud de la versatilidad, tanto a nivel funcional como estilístico. Esta de la imagen de estilo colonial se ha ubicado entre dos sofás junto a una escalera decorativa. Un espejo apoyado y piezas de cerámica blanca la visten.

Una cómoda es una solución fantástica si quieres aunar estilo y almacenaje en el salón. Esta de la imagen en madera recuperada y con múltiples cajones se ha colocado junto al mueble de la televisión, de factura moderna, jugando al contraste. Un par de cuadros, un flexo de madera XL y objetos de cerámica la decoran.

Las cómodas para el salón son, en esencia, muebles que destacan por su aire clásico y elegante. Pero esta pieza con cajones no solo es funcional, sino que también tiene el poder de definir el estilo y carácter de una estancia. Y aún más si se la coloca en un lugar en el que destaque y como "enlace" entre dos ambientes, como el estar y la zona de comedor. Su sobre se ha decorado con un flexo metálico y un espejo XL apoyado en la pared.

La gran virtud de las cómodas es que se adaptan a cualquier espacio gracias a sus posibilidades de transformación. Las líneas clásicas de este modelo, junto a la puerta de entrada del salón, contrastan con la modernidad de la silla Eames, y más aún si se laca en un verde fresco y vital que, además, acapara el protagonismo. De nuevo en su decoración se ha elegido un maxi cuadro, una lámpara flexo y un jarrón con flores.

La cómoda azul, colocada tras el sofá, crea contraste en este luminoso y resplandeciente salón blanco. Lo mismo ocurre con los cojines y plaids. Para su decoración se ha elegido un mapa mundi y una palmera decorativa que consiguen un look veraniego y desenfadado.

Si ya de por sí, el papel pintado con un patrón vegetal consigue acaparar todas las miradas, ubicar una cómoda en ese muro concreto solo incrementa el efecto. Una pared de acento, además de personalizar un espacio, consigue ampliar y dar profundidad a la estancia.

Esta cómoda junto al sofá, adquirida en una tienda de antigüedades, traslada al pasado. Sus líneas recuerdan a antiguas mesillas de noche aunque esta es un pelín más alta. ¿Y cómo traer un mueble de otra época al presente? Con la decoración. Elige objetos en dorado y cristal, súper actuales, y conseguirás la personalización que buscas.

Es probable que, al pensar en una cómoda, te venga a la cabeza un mueble clásico, recuperado y con historia. Pero lo cierto es que los nuevos diseños se adaptan también a las decoraciones más actuales, en las que se quiere relegar su presencia a un segundo plano. Como esta de la imagen que, pegada a la pared, pasa inadvertida gracias a su sencillez, ausencia de tiradores y aspecto lineal.