Casas de lectoras: el paraíso rústico de tranquilidad y paz de Marta en Galicia

Hace poco Marta cumplió 47 años y no podía celebrarlo en un sitio mejor que en su particular retiro de paz y tranquilidad en la costa gallega. ¿Queréis conocerlo?

La casa está en la costa gallega y tiene unos 300 m² construidos y unos 4000 m² de parcela. Las vistas, como se puede ver en la foto, son impresionantes.

"Nos dicen que la casa es de 1850, y las primeras escrituras que aparecen hacen referencia al año 1900. La casa era una ruina. Ni si quiera se veía, estaba totalmente envuelta en maleza. Cuando vino el constructor a medirla, ni si quiera la encontró, midió la de al lado… jejeje", cuenta nuestra fiel lectora. Y solo hace falta ver la foto para creernos la historia.

"El proyecto de reforma lo ha hecho mi marido, que es arquitecto, y hemos contratado a una empresa local para la construcción, que ha sido todo un acierto, porque es una empresa que de origen eran carpinteros (Carpintería Pérez Polo), que han colmado la casa de detalles en madera que la hacen noble y acogedora", dice Marta.

Y añade: "La verdad es que hemos tenido mucha suerte. La empresa y las personas que nos han ayudado con la reforma lo han hecho no solo con mucha profesionalidad, sino que creo que le han puesto mucho cariño, y eso se nota en el resultado final. Además, el tiempo, que aquí es tan importante, nos ha ido acompañando en las distintas fases constructivas, y esto ha permitido que hayamos tenido la casa hecha en apenas un año".

Marta y su marido, el arquitecto Jose Antonio Buendía, decidieron comprar una casa para reformar a su gusto y, según nos cuenta, lograrlo no fue tarea fácil. "Hemos podido realizarlo gracias a la combinación de la capacidad técnica de mi marido y de mi ilusión. Yo me enamoré del sitio, y él dijo que era posible, y con su cabeza y mi corazón, transformamos una ruina en un hogar", confiesa. Y su toque personal se ve nada más llegar a la casa, con la puerta de color verde turquesa, que veremos que es el color de la mayoría de puertas exteriores de la casa. Más adelante te contamos por qué este color.

Una de nuestras máximas es saber aprovechar al máximo el espacio de nuestra casa. Y este es un ejemplo. Debajo de la escalera han puesto una especie de recibidor en el que dejar el calzado y otros complementos al entrar. ¡Muy bien pensado!

El matrimonio quiso seguir con la tradición de la zona y construyó una casa rústica, pero eso no quieres decir que no haya algunos elementos de modernidad. Como por ejemplo el gran ventanal que tienen en el salón, desde el que se puede ver una impresionantes vistas.

Y precisamente el salón es el sitio ideal de nuestra lectora en invierno, "donde me paso las horas es cerca del gran ventanal al lado de la chimenea", admite.

También en la zona de la chimenea nos encontramos este sillón blanco con reposapiés de madera, ideal para esos momentos de lectura y desconexión. El toque moderno aquí lo vemos con la lámpara de pie y no nos pasa desapercibido el cesto de fibra…

"Tenemos varias piezas antiguas dignas de mencionar, de distintos orígenes familiares", afirma Marta. Esta mesita y esta silla son solo un ejemplo de ello.

La casa está construida a base de madera y piedra con techo de pizarra y todos los elementos decorativos y los colores elegidos por Marta giran entorno a ello. "Decidí que al ser la casa de piedra y madera con techo de pizarra, los colores que predominarían serían el color piedra, miel y grafito", cuenta. Y uno de los elementos que tiene en su casa son las damajuanas.

¿De dónde saca la inspiración?

"Siempre que me he tenido que enfrentar a una reforma he acudido a la colección de revistas de El Mueble, antes en formato papel y ahora en formato digital. Las colecciono desde los 18 años. De hecho la referencia que cogimos de partida, fue la de una reforma de una casa de piedra y madera en Galicia, cuyo reportaje vimos en vuestra revista. Del mismo modo, fuimos buscando todas las casas de piedra, y de estilo rústico que teníais para ir cogiendo ideas, y de la mezcla de todas ellas ha nacido esta casa. Que publicaseis ahora un reportaje de esta casa, supondría cerrar un círculo, y aportar nuestro granito de arena para que en un futuro quien se encuentra en nuestra situación, algo de lo que hemos hecho le pueda servir de inspiración" revela nuestra fiel lectora.

Una de las partes de la casa que más le gustan a Marta es la cocina. "A mí siempre me han encantado las cocinas, y de hecho hemos intentado que la nuestra sea bonita y acogedora". Y parece que lo han conseguido. Los muebles están hechos "de madera de castaño maciza", detalla nuestra lectora.

Y en la misma cocina tienen una mesa para comer, también de madera. Las sillas, lo más parecido al color preferido de nuestra protagonista, el turquesa.

Y el gran ventanal del salón se repite en el dormitorio principal de la casa. Sin duda, Marta y su marido tienen unos increíbles despertares con vistas a la costa gallega.

Los dormitorios destacan por su sencillez, ya que no tienen grandes elementos decorativos. La ropa de cama está pensada para seguir con el toque rústico de la casa.

Realmente sus muebles preferidos son todos los que han hecho ellos a medida. Los de los baños, los de la cocina… "Trabajar con una empresa de reformas que son carpintería nos ha dado la oportunidad de diseñar nuestros propios muebles, que ellos nos han construido en maderas de primera calidad. Empezando por la cocina que tiene los muebles de madera de castaño maciza, los muebles de los baños, las mesas de la cocina, comedor y porche, el perchero y banco de la entrada… son piezas nuevas hechas a medida para la casa que combinan a la perfección con las antigüedades que teníamos", explica Marta.

En los baños precisamente es donde más modernidad se aprecia. La piedra, la madera, las baldosas, la mampara… Todo convive con armonía en busca de la comodidad de una buena ducha en una estancia con techo abuhardillado.

Este es otro de los cuartos de baño de la casa y repite color del mueble. Se parece mucho al anterior, aunque parece más pequeño, y en este han apostado por crear una pared de mosaico.

Y este tercer baño es la opción más moderna, en la que no hay piedra, y el mosaico de la ducha no es tan llamativo como el anterior (por los colores). Tiene la escalera para colgar las toallas😍

Por fin salimos al exterior de esta casa rústica, con un porche y varios sitios en los que sentarse a contemplar las espectaculares vistas, ya sea acompañado o en solitario, según el momento. ¿Quieres verlos? ¡Sigue bajando!

Gracias a algunas fotos anteriores hemos podido ver que la casa goza de grandes ventanas para disfrutar de las vistas de la costa gallega, pero en esta imagen podemos ver exactamente cómo son. Claramente es el detalle más moderno de la casa, que está muy bien integrado en el conjunto.

Este, sin duda, debe de ser uno de los sitios preferidos de la familia en verano. En primera línea, un salón exterior con sofás grises y como contraste, los cojines en turquesa. Detrás, el comedor exterior, ideal para las cenas a la fresca gallega. Esta zona tiene acceso directo con la cocina.

Nos lo explica la propia Marta: "Yo estaba empeñada en incorporar mi color favorito, el verde turquesa, lo intenté con los muebles de cocina y con las puertas de paso y de los armarios, pero el constructor, acostumbrado a la construcción tradicional de la zona, me lo desaconsejaba… Un día mi hermana me dijo: '¿No es tu casa en tu paraíso? ¿Pues que te importa lo que te digan? Tú hazla como quieras!'. Y finalmente me atreví a pintar la puerta de la entrada y las contraventanas del color turquesa que ahora caracteriza mi casa".

En verano, su lugar preferido de su casa es el exterior, en el porche, donde puede admirar las vista y pasar momentos de descanso y relax junto a los suyos.

Y quién no hubiera elegido una zona así, con estas vistas, para pasar los veranos… "Elegimos esta zona, porque es un paraíso. Nosotros vivimos en el centro de Madrid, tenemos un trabajo intenso, y una vida, como la mayoría de los madrileños, de estrés y poco tiempo. Esta zona es una zona rural y humilde, donde estamos descubriendo una forma de vida radicalmente opuesta a la nuestra. Estamos aprendiendo valores que se olvidan en el ajetreo de una gran ciudad", concluye Marta Santos.