"Soy lectora de El Mueble desde jovencita. Mi madre la compraba todos los meses, por lo que siempre ha estado en casa y era habitual leerla y comentar las casas que se publicaban. Ahora yo estoy suscrita, y así cada mes la recibo en el buzón de casa, ¡qué alegría!". Ella es Pilar Cinca, y tiene este bonito piso en Zaragoza.
"Hace casi 5 años decidimos comprar un piso en el centro de Zaragoza. Le hicimos una reforma integral. Para ello trabajamos con la interiorista Natalia Gil. Ella le dio al piso todo lo que le pedimos: mucho almacenaje, incluido un pequeño armario trastero en la entrada del piso, una cocina grande donde poder hacer vida y más luz", explica nuestra lectora.
"El salón nos da mucha paz. Soy de tonos claros, pero el punto que dio Natalia proponiéndonos poner en negro las vigas, la carpintería y la puerta de la entrada que da al trastero, nos encanta. Además, tanto en la puerta de entrada, como en la ventana que da a la terraza pusimos unos copetes que potencian la altura de los techos", describe Pilar. Y añade: "El suelo de toda la casa es de madera natural encerada clara, yo tenía claro que no quería un suelo con barniz, lo quería natural, y sí, es más delicado, ¡pero es tan bonito!". "Ahora estamos en busca de alfombra para la zona de los sofás, hemos tenido varias, pero estoy buscando la idónea, que sea agradable, compatible con niños y que encaje bien en el espacio que hay", revela.
"El piso tiene 130m2, inicialmente estaba distribuído con un gran distribuidor de 10m2 y un salón dividido en dos estancias de unos 30m2, a continuación estaba la cocina, no muy grande que tenía un baño dentro y un larguísimo pasillo que llevaba a los dormitorios. El piso tiene forma de U", añade.
"Ahora, se entra en casa directamente al salón, anulamos el recibidor, dándole parte a la cocina y parte al salón, nos encantan los espacios abiertos, dan mucha amplitud, así que cuando Natalia nos propuso hacer una cocina de paso nos encantó la idea. Además de anular parte del recibidor para dárselo a la cocina, se anuló también el baño que había dentro de la cocina, y parte de la galería y el pasillo, y todo ese espacio se destinó a la cocina, convirtiéndose en una amplia cocina donde pasamos mucho tiempo", comenta Pilar.
"La cocina se separa del salón con un fijo de cristal en negro y se cierra al pasillo con una puerta de metal negra y cristal con el mismo conjunto de cuarterones. Además, Natalia hizo que se subiesen los techos de toda la casa, pudiendo dejar las vigas a la vista, las pintó de negro, por lo que queda genial con el conjunto del fijo de cristal de la cocina, la puerta del pasillo y la carpintería en negro tanto de cocina como del salón. Otro detalle que nos encanta es que aprovechó las puertas de un mueble empotrado que había en el salón, las combinó y pintó para convertirlas en un zócalo que va desde la cocina hasta el final del pasillo", afirma la protagonista de este artículo.
"El estilo de la cocina lo teníamos muy claro. El suelo no lo queríamos con estampado hidráulico, así que pusimos baldosa imitando a la madera en tono más oscuro que el resto de la casa para que se notase el cambio de suelo y en espiga. La mesa era la de salón de mis padres, era de wengue, así que decidimos decapar el sobre y la base la pintaron en negro", cuenta Pilar.
"Pusimos cuadros en la cocina, enmarcado en negro tenemos un cuadro de Tendero, regalo de nuestra boda, y los de marco blanco son las acuarelas que pedimos que nos hiciesen en nuestra boda, para posteriormente hacer los meseros.
La pared que hay negra es pizarra, ¡a los niños les encanta pintar en ella! El objetivo que buscábamos al hacer la cocina abierta al salón, y siendo de paso era que fuese una continuación del salón, un espacio acogedor y, ¡lo conseguimos! Puedo decir que es el espacio preferido de mi casa", detalla.
"En nuestro dormitorio, además del vestidor, tenemos un armario de obra de media altura. Este espacio se cogió a la habitación del pasillo que ahora es baño, así ganamos almacenaje, y sobre él pusimos un espejo para darle más profundidad.
Sobre el cabecero pusimos unas láminas antiguas que estaban en casa del abuelo de mi marido y nos encantan!", dice la protagonista de hoy.
"En el pasillo había un pequeño armario empotrado, y Natalia consiguió que tuviésemos uno de 4 metros de largo y aprovechado de suelo a techo, una auténtica maravilla. Lo pusimos en lino cancún que le da mucha calidez... En la parte final del pasillo empieza la zona de las habitaciones", explica Pilar.
"En la habitación de la mayor cogimos el balcón para dárselo a la habitación, poniendo un gran ventanal y bajo la ventana se enmarcó con molduras dando un toque muy acogedor. La parte del balcón y la pared donde está el cabecero de la cama la empapelamos con un papel de estrellas grises y fondo blanco. En este cuarto también dejamos vista una viga que se pintó al tono gris de las estrellas. La lámpara era del piso, así que se pintó en gris y se pusieron lágrimas en verde con lacitos de terciopelo ideales", especifica nuestra lectora.
"En la habitación del pequeño se pintó en un color topo la pared de la ventana y las contiguas, incluido techo para darle un efecto más acogedor, también como de mirador y la ventana se enmarcó con moldura pintada también en tono topo. En la parte frontal de la pared su pusieron unas molduras finitas que se pintaron en topo que destacan sobre el blanco de las paredes", concluye Pilar.