"Recuerdo toda la vida El Mueble en mi casa, mis padres hicieron varias reformas y siempre recuerdo a mi madre con montones de revistas vuestras marcando páginas y sacando ideas de ellas. Esa pasión por la decoración nos la transmitió, y cuando fui creciendo se convirtió en un bonito ritual entre las dos, comprar El Mueble y leerlo juntas tras un desayuno de fin de semana. Café en mano y hojeando juntas las páginas de la revista, comentando las ideas que nos iban viniendo". Ella es Andrea Andreu, y es la lectora protagonista de hoy. Vive con su marido Jordi y su hijo Teo en una casa en la playa de la Malvarrosa de Valencia. "Desde la habitación principal se ve el mar...", confiesa.
"Está casa la compramos en 2010, vinimos a una celebración de cometas en la playa y aparcamos justo al lado. Cuando la vimos, llamamos en seguida para verla.
Al entrar, la casa estaba pintada de colores fosforitos, la cocina estaba cerrada y separada, y las ventanas no cerraban. Los acabados eran horribles, las tuberías estaban mal conectadas... en fin, esa casa era una ruina, tal cual. Aguantamos así unos años y luego hicimos la reforma, para acoplarla a nuestros gustos y necesidades. Pero yo estaba, y estoy, totalmente enamorada de esta casa. Creo que estábamos predestinadas", cuenta nuestra lectora.
"La casa tiene 135 m2 y 60 m2 de terraza (distribuida en dos)", detalla.
"Al entrar en la casa nos encontramos un espacio diáfano con el salón, el comedor y la cocina a la vista y comunicados, de forma que facilite la comunicación y poder estar interactuando, aunque estemos cocinando", explica Andrea.
"También en la planta baja tenemos un aseo de servicio y un hueco debajo de la escalera para guardar las bicis de Jordi (triatleta y entrenador de triatlón) y las chaquetas y bolsos, de forma que quede todo guardado y organizado. Desde la cocina se sale a la terraza trasera, más grande que la delantera, donde tenemos una parte cubierta con lavadero, lavadora, secadora y barbacoa, y una zona cerrada que utilizamos de despensa y para guardar las cosas de exterior", describe.
"En la primera planta está la habitación principal con un vestidor con ducha y lavabo, aquí decidimos no poner WC, ya que el del rellano lo tenemos muy cerca y preferíamos tener una ducha grande y más armarios en el vestidor. Luego hay el aseo en el rellano con una bañera, lavabo y WC. Y la habitación de Teo", añade nuestra protagonista.
"Para mí, la estancia especial creo que es mi habitación porque los amaneceres se ven increíbles desde ahí, se ha convertido en rutina que Teo y yo veamos salir el sol por la playa desde la ventana. Es un momento que compartimos los dos, y que él pide: "Mamá, sol". Y ahí que nos ponemos los dos en la ventana a mirar el sol, el mar y las gaviotas ("los píos", según Teo)", revela Andrea.
"En la planta alta tenemos la buhardilla con mesa escritorio para trabajar y un sofá cama para cuando vienen a visitarnos nuestra familia, ya que los dos somos de Alcoy y nuestras familias viven allí. Aquí también hay una terraza con un sofá esquinero con vistas al mar, donde tomamos el aperitivo las tardes de fines de semana", sigue contando nuestra lectora.
"Hicimos una reforma en el año 2015, cambiamos ventanas, abrimos la cocina al comedor, sacamos el hueco de debajo de la escalera, para poder aprovechar ese espacio. Cambiamos el suelo de toda la casa, y reformamos todos los aseos", aclara Andrea.
"Actualmente estamos de reformas nuevamente, centrados en las terrazas. En la delantera hemos instalado una pérgola preciosa de cristal con un toldo encima para poder disfrutar de más luz en los días de lluvia, y protegernos del sol con el toldo, ya que esa terraza está en el oeste y da el sol desde mediodía hasta que se pone. De esta manera nos permite jugar con el toldo para no tener que bajar las persianas y tener siempre esa sensación desde dentro de casa de estar en el exterior", revela.
En la terraza trasera hemos puesto zona de lavadero, barbacoa y despensa, una mesita pequeña con unos sillones para tomarnos el aperitivo mientras hacemos la paella dominguera y una hamaca y una ducha de exterior para poder quitarnos la arena cuando volvemos de la playa las tardes de verano", concluye Andrea.