"El día que decidimos comprarnos una casa y rehabilitarla dije que quería que fuese una casa como las que salen en El Mueble y que algún día vendrían a hacer fotos y saldría publicada en la revista. Lo que nunca me imaginé es que esa oportunidad se podría hacer realidad, pero lamentablemente ha sido una oportunidad que, en nuestro caso, ha llegado demasiado pronto, ya que hace 3 meses que nos mudamos y aunque nuestra casa nos parece estupenda, aún no hemos podido darle ese toque de casa de El Mueble, sobre todo porque se nos acabó el presupuesto. Aun así me hace mucha ilusión participar y sé que poco a poco podré darle ese toque". Elisa Ruiz vive en esta casa de 140 m2 en Torres, un pueblo de Cantabria.
"Es una casa catalogada de 1885, es decir no podíamos variar en absoluto el exterior. En realidad nuestra casa era la antigua cuadra de la casa, lo que nos ha dado muchos quebraderos de cabeza porque no había una pared a escuadra, pero también eso le ha dado carácter a la casa", cuenta nuestra lectora. "Hemos conseguido mantener algunos elementos originales, como algunas vigas de madera, no muchos porque hubo que tirarla casi al completo. Y hemos reinventado algunos otros elementos, como un patio interior que tenía, que lo convertimos en un patio acristalado en el cual nuestras plantas parecen estar muy a gusto", añade.
"La planta baja es abierta con un baño pequeño pero completo. La cocina es un sueño hecho realidad (de la marca Santos), y la mesa y las banquetas de la isla las hizo mi chico que es calderero", detalla Elisa.
"Tenemos un gran porche en la parte delantera, unos de los motivos que nos llevó a comprar la casa. Aquí en Cantabria llueve mucho, como todo el mundo sabe, y poder disfrutar del aire libre independientemente del tiempo que haga es un lujo. Nuestro sueño es, algún día, poderle dejar como esos porches maravillosos que aparecen en la revista", confiesa la lectora cántabra.
"Aún nos queda mucho por hacer, es una casa de la pandemia, firmamos la hipoteca en pleno confinamiento y durante muchas semanas no pudimos ver como iban las obras. Tardaron 8 meses en rehabilitarla, pero aún tenemos carpinteros, fontaneros y albañiles pululando por casa. Y aunque ha sido, en ocasiones, muy duro, también ha sido muy gratificante, y todo el equipo de la constructora supo hacer realidad como nos imaginábamos nuestra casa y entendieron desde el principio que aunque nuestra casa por fuera era tradicional, por dentro la queríamos moderna y sobre todo muy funcional. Le dimos mil vueltas a los planos y cada uno de los detalles de la casa son nuestros, cosa que a David, mi chico, y a mí, nos hace sentirnos muy orgullosos del resultado", reconoce Elisa.
"En la planta de arriba está el baño principal, la habitación de los niños, que aún está muy desangelada, por eso no hay foto, aunque los techos altos le dan un toque especial, y también está la habitación principal, que da al balcón y tiene igualmente los techos altos, con un pequeño vestidor, y por último un cuarto de lavado", describe la protagonista del artículo de hoy.
"Y en esta misma planta está la sala de juegos - despacho, diseñado así porque soy profesora y trabajo mucho en casa y con dos niños de 4 años y 18 meses (Bruno y Emma) tenerles a la vista en todo momento era una prioridad. Los muebles son de Ikea y buscábamos una distribución al estilo Montessori, el cojín de suelo es de Zara Home y la alfombra es de La Redoute. Nos costó mucho encontrarla, ya que la necesitábamos redonda para disimular el descuadre de la habitación", concluye Elisa.