"Compro la revista El Mueble desde que empecé en la universidad, pero antes ya ojeaba las revistas de mi madre que también era lectora fiel. Hace diez años cuando vivía en mi piso de soltera os escribí porque sorteabais un cambio de decoración. No hubo suerte así que esta vez con más ilusión de enseñaros nuestro proyecto estaríamos encantados de que publiquéis nuestra casa", cuenta Haizea de la Vega, la protagonista del reportaje de hoy. Su historia en este caserío vasco en Plencia, un pueblo a las a unos 25 km de Bilbao, es muy bonita, ya que allí se casó con Benat. Pero vamos a saber un poco más sobre ella. ¿Nos acompañas?
"La historia de mi casa empieza cuando la venimos a ver mi marido y yo un día por curiosidad. Nos enamoró nada más bajar por la cuesta de los perales. En principio parecía una locura, tan solo llevábamos saliendo ocho meses y la casa no tenía calefacción y había que cambiar el tejado. Pero en seguida vimos sus posibilidades y nos embarcamos en el cambio del tejado y la fachada. Lo subimos un metro. También quitamos el raseo de la fachada y dejamos la piedra vista. Un año después de la obra nos casamos. La ceremonia la hicimos en casa", narra nuestra lectora.
"Después nos vinimos a vivir con el interior sin hacer. Estuvimos viviendo un año sin calefacción y con mucha humedad, ya que con el cambio de tejado entró mucha agua. Todavía recuerdo esa sensación de meterse a la cama con las sábanas húmedas y con un buf en el cuello del frío que hacía. Así estuvimos un año donde conseguimos ahorrar y pensar en cómo queríamos hacer la segunda parte de la reforma de la casa", sigue contando.
"Nos trasladamos a casa de mis padres y estuvimos un año viviendo con ellos para hacer la obra. Una vez finalizada la obra nos volvimos a trasladar, y poco a poco fuimos rellenando la casa con muebles que cogíamos de la basura y los restauraba, o con piezas que encontrábamos en los mercadillos que íbamos a Francia", explica Haizea.
"Este caserío tiene 100 m2 de planta y una superficie total de 175 m2. En la planta baja tiene una parte diáfana dónde está la cocina el comedor y el salón un despacho, baño y un lavadero", describe.
"Hace catorce meses nació nuestra hija Zelai y ya abandonamos un poco el tema de decoración para adaptarla un poco a sus necesidades. A día de hoy todavía tengo que dejar el cubo de la basura escobilla en la ventana para que no pueda cogerlos, porque es muy divertido jugar con la escobilla", reconoce nuestra lectora.
"En el piso de arriba hay dos dormitorios conectados con una puerta corredera un baño, y un dormitorio principal con baño y vestidor", detalla Haizea.