"Siempre me ha gustado imaginar cómo transformar un espacio", introduce nuestra protagonista de hoy. Se llama Ainhoa, vive en un bonito dúplex de 110 m2 en Sabadell (Barcelona) y admite ser lectora por su padre.
A él le gusta mucho la decoración y desde que ella era pequeñita compraba revistas de decoración y arquitectura. "Me encantaba mirarlas y elegir mis muebles y espacios favoritos mientras dejaba volar la imaginación", continúa.
Cuenta que ha cambiado varias veces de casa, pero que cuando entró en esta por primera vez, presintió que había encontrado algo muy especial. Le gustó muchísimo la luz y sintió que, aun y estando vacía, ya era muy acogedora.
Estaba convencida de que la casa tenía muchísimas posibilidades y que tanto ella como Porto, su perrito labrador, estarían súper a gusto. Y la verdad es que sentirse en como en casa fue fácil.
Muchas de las piezas que ves, la acompañan desde hace años. ¿Un ejemplo? La cajonera típica de masía que ha colocado en recibidor. ¡Tiene más de 100 años! ¿Y qué te parece el espejo efecto ventana de encima? No falla.
El salón es un reflejo de su personalidad. Desde dos vitrinas repletas de libros hasta un piano para componer música. ¿Otro detalle? Un básico de Ikea que nunca falla en una casa "muy El Mueble": el sofá Ektorp con fundas blancas.
¿La cocina? Toda blanca e impoluta. Solo destacan unos libros sobre la encimera, que dan el toque de color. Otra de las aficiones de Ainhoa es la costura. Y también lo refleja en la decoración.
Sobre el escritorio, un muñeco de pinocho de tela que confeccionó hace años en una de sus clases. ¡Y su revista deco favorita! Si te fijas, los grandes ventanales de esta estancia permiten que entre muchísima luz durante todas las estaciones del año.
Ya en el dormitorio, cuenta que lo que más le gusta del piso es su distribución. Porque si bien no es demasiado grande, "parece una pequeña casita". Cuando se despierta, solo oye pajaritos. Es como un pequeño oasis en la ciudad.