Antes y después: 11 muebles restaurados que se iban a TIRAR ¡y ahora son tesoros!

Un secreter siempre es un tesoro, ya que hablamos de un mueble con siglos de historia que cuenta con varios cajones y compartimentos para ordenar papeles y documentos y, en muchas ocasiones, una cubierta de madera que los oculta. Este, en concreto, lo iban a tirar y se lo cedieron a Sandra para que hiciera su magia particular, ¡y menos mal!

“Estaba en un estado horrible, lo limpiamos y lo lijamos. Ahí salió de todo y ha quedado precioso”, explica. Ahora que tanto se lleva la decoración vintage y la mezcla de piezas antiguas y modernas, este secreter renovado nos parece una idea excepcional. Utilizaron una pintura a la tiza de un color verde agua y lo combinaron dejando parte de su madera original al descubierto.

Hablamos de un mueble más moderno, pero con un estilo clásico que quedaba un poco anticuado en casa. Es de madera de pino teñido con efecto caoba y en seguida Sandra supo ver su potencial.

Ha quedado tan bonito que Sandra no ha podido desprenderse de él y se lo ha quedado para su casa. “¡Cada vez que lo veo alucino con el cambio, me encanta!”. En este caso, se decapó totalmente y se pintó con pintura a la tiza color lino. Para el sobre se aprovechó su madera natural, que era preciosa y estaba en buen estado, y se añadieron detalles de tela estampada para darle el toque diferente y definitivo.

Esta butaca es una joya con valor estético y sentimental. Perteneció a la bisabuela del cuñado de Sandra, por lo que se calcula que será de principios del siglo XX. Se la regalaron y se pusieron manos a la obra. “¡Estoy enamorada del resultado!”, asegura, ¡y no nos extraña!

Con este mueble, Sandra se estrenó en el arte de tapizar con mucho éxito. Para renovar esta antigua butaca, nada mejor que elegir una tela con personalidad y esencia atemporal que pueda encajar en cualquier ambiente, y poner el foco en los pequeños detalles. Cambiaron en claveteado por un remate en pasamanería y, en este caso, no se tocó la estructura de madera. “Tenía una madera tan bonita que no quisimos hacer nada en ella. Es un gusto ver cómo revive”, asegura.

Este mueble se rescató gracias a Isabel. Es una antigua mesita auxiliar en madera de haya, de estructura elegante con patas Chippendale, pero su estado era deplorable. Hicieron un gran trabajo limpiándolo, lijándolo y quitándole toda la pintura. En este paso es cuando se dan cuenta de si la madera vale la pena o no. Después, Sandra utiliza su truco estrella: echar aceite de coco para nutrirlo antes de comenzar con la pintura. ¡Este es el resultado!

Nadie podría decir ahora que es mueble del siglo pasado, porque esta mesita auxiliar encajaría bien en cualquier ambiente actual. “Estoy orgullosa, sobre todo, de cómo ha quedado el sobre de madera, que estaba todo negro”, nos cuenta.

“Conocemos una masía enorme donde se venden muebles antiguos. Allí nos encontramos esta pieza bastante deteriorada. Nos gustó porque combinaba un estilo moderno y antiguo a la vez y se nos ocurrió una idea”.

“Se nos ocurrió pintarla en azul pavo real, cambiar los tiradores y meter detalles en papel”, asegura Sandra. Esta vez, no es pintura a la tiza, sino sintético, ya que querían un tono muy concreto y se consigue en una máquina especial. “La clienta está encantada. Tanto que también nos trajo un espejo para que le hiciéramos el conjunto entero”, asegura.

Es el primer espejo que encontraron y en él supieron ver todo su potencial. Tanto que, tras su restauración, quisieron colgarlo de una de las paredes de su taller de Sant Cugat del Vallès (Barcelona).

“Lo tenemos siempre presente como una pieza especial”. Es de madera de roble y, como siempre, lo lijaron con mimo para luego pintarlo en un blanco envejecido. Como en otros tantos casos, han utilizado pinturas y ceras de la marca Autentico que suelen comprar por la zona. “Son pinturas a la tiza de calidad. Se llaman así porque tienen un componente importante de yeso y es lo que te permite luego jugar con las ceras”, explica.

Junto con la mesita de noche, esta clienta entregó estos dos cabeceros de cama con el mismo objetivo: quería todo el conjunto de noche a juego, todo en tonos verdes. A nada, estas piezas tienen también más de 100 años.

Esta mesita de noche ha sido uno de los mayores retos para el equipo de Madera & Tiza, debido a su antigüedad y avanzado estado de deterioro. Es un encargo de una clienta que pidió restaurar con idéntico color y el mismo filo dorado este antiquísimo mueble que su bisabuela tenía en su casa de la montaña en la Cerdaña. “A medida que se lijaba se me iban quedando trozos en la mano. Tuve que rehacerlo prácticamente entero con masilla”, nos cuenta Sandra.

Dicho y hecho, aquí vemos el resultado. El equipo de Madera & Tiza reconoce que les costó mucho encontrar el mismo color verde. “No quería el verde original, quería ese verde viejo que tantos recuerdos le traía. Nos costó mucho encontrarlo”, explica. Para conseguir el acabado deseado le dieron ceras para envejecerlo e hicieron el filo dorado a mano. Lo mismo ocurrió con los cabeceros. Todo un trabajo de artesanía con el que la clienta quedó encantada.

Esta pieza que recuperó Isabel es algo más moderna, pero igualmente necesitaba un cambio de registro para adaptarla a las nuevas tendencias. Primero la pintaron en verde agua, algo que no les cuadró demasiado. Después, probaron otra idea y dieron con la combinación ganadora.

“Nos atrevemos con cualquier estilo”, aseguran. Por eso, actualizaron los tiradores y se aventuraron a utilizar un azul marino con detalles bronce en contraste. ¡Pero aún hay más!

Antiguamente, los armarios hechos con maderas nobles como el roble solían llevar incorporados un espejo exterior en una de las puertas. En cuanto Sandra lo vio, supo qué hacer con él.

“Cuando fui a buscarlo estaba negro y feísimo. Es una puerta del siglo pasado y puede pesar 7 u 8 kilos fácilmente”, advierte. Lo que han hecho ha sido restaurarlo con pintura a la tiza en color blanco antiguo y luego darle cera, conservando sus detalles hechos a mano y la propia cerradura del armario.

Este era el estado del sobre una vez lijado. Como verás a continuación, la única solución para renovar un mueble no son exclusivamente las pinturas y las ceras. ¡Mira, mira!

Este es el toque definitivo. “Como quedaba un poco sosa le quisimos dar un punto diferente y pusimos un papel de arroz en el sobre. Encajaba perfecto en color y estilo”, revelan.

Cuando hablamos de recibidores, parece que poner un aparador al uso es la única opción. Sin embargo, Madera & Tiza nos invita a volver la vista al pasado para que veamos las infinitas posibilidades que tenemos alrededor. ¿Ves posibilidades a este mueble? Antes se llevaba mucho este estilo con percheros y colgadores en las entradas de las casas y ellas lo vieron claro, a pesar de que lo encontraron “bastante roto por abajo”

Lo compraron en un anticuario y se aventuraron a restaurar un mueble algo más diferente. “Era todo negro y hemos querido darle luz”, avanzan. Está elaborado con varios tipos de maderas, no es demasiado pesado y tiene los detalles del cajoncito y los colgadores tal y como se estilaba antaño. “Le hemos dado pintura a la tiza de colores piedra y nuez moscada. Para acabar, lo hemos encerado en color ‘claire’ para protegerlo. Hemos puesto unos pomos más modernos y papel donde antes había mármol, para hacerlo más ligero”, puntualizan. Los colgadores, por su parte, se han pulido para conseguir el tono dorado que querían.