Antes y después: de mini piso de 36 m2 anticuado a piso pequeño en Madrid con terraza, bien aprovechado y mucho estilo

¡Wow! La terraza cuenta con mucho espacio. Un espacio que tenía que ser decorador con mucho gusto y precisión. Aquí los momentos de relax se viven de otra forma, con unas vistas espectaculares a la montaña. Y es que a veces introducir muchos elementos termina siendo un caos y no queda tal y como pensábamos. Pero te va a alucinar el cambio tanto como a nosotros. ¿Preparado para verlo?

Este piso pequeño se encuentra muy cerca del madrileño pantano de San Juan y el interiorista empezó por sacar partido a la ubicación. "Nos propusimos aprovechar al máximo los exteriores para disfrutar de las vistas y conectarlos con la naturaleza", nos dice. De ahí que crease en la terraza una zona de comedor y chill out exterior. Fíjate en la celosía: integra un banco tapizado y hace de soporte a un fresco jardín vertical.

Desde el banco se disfruta de unas vistas despejadas al pantano, y el mobiliario elegido sigue una estética costera que también veremos en el interior. La mesa de comedor es de madera maciza de mango, las sillas tienen asiento y respaldo de cuerda y la lámpara de techo es de fibras. ¡Qué relajante!

El salón, que es el punto clave de todo hogar, lucía anticuado. En él se mezclaban algunos muebles antiguos con otros detalles más actuales pero sin estilo. Una mezcla que no favorecía nada a este espacio tan encantador. Incluso a pesar de tener un gran ventanal con acceso a la terraza, toda la estancia permanecía oscura. ¿Cómo habrá sido el gran cambio? ¡Lo vemos!

En la salida a la terraza se encuentra el salón comedor, bañado de luz y con un look natural y acogedor. Las paredes y el techo blanco son un buen truco para ganar amplitud, y el papel pintado con espigas de trigo es suave y da calidez. El espacio es pequeño, pero tiene todo lo necesario. El sofá, además, es práctico. ¡Sigue leyendo!

Para aprovechar esos 36 m2, Alberto eligió un sofá cama que es perfecto para cuando vienen invitados porque el piso solo tiene un dormitorio. Los reposabrazos son delgados y eso resta peso visual al sofá, algo importante cuando escasean los metros. En frente, la mesita de centro tiene los bordes redondeados y facilita el paso a su alrededor.

Desde otro ángulo, el salón va abierto a la cocina, por lo que se podía crear una zona que conectase a los dos espacios, como el comedor. Tras la reforma y antes de ser equipado, lucía así. Un cambio que ya se notaba. Ahora no le falta ni el más mínimo detalle, y es un espacio digno de revista. ¡Mira, mira!

El suelo es otro punto fuerte de este piso pequeño. Es un porcelánico con aspecto de madera que se extiende por todo el piso y da sensación de continuidad. Aunque el gran secreto del proyecto es la pared que separa la zona de estar de la cocina, que ha permitido instalar una chimenea y colgar el televisor, porque no había espacio para poner un mueble donde apoyar la pantalla.

"En la cocina buscábamos el máximo almacenamiento con una estética limpia y despejada. Elegimos el mobiliario en blanco, hasta el techo, y sustituimos el antiguo alicatado de la pared por uno porcelánico de gran formato en acabado piedra natural". Más trucos para diseñar una cocina pequeña: integrar los electrodomésticos en el mobiliario y aprovechar cualquier fondo estrecho para guardar, como ha hecho Alberto con el botellero que hay bajo la ventana.

Justo al lado del comedor, se encuentra el acceso al dormitorio, con una puerta (blanca igual que la pared) que le da privacidad. Para que cupiesen cuatro plazas de asiento en esa esquina, Alberto eligió una mesa redonda de diámetro reducido y unas sillas sin reposabrazos. La rejilla de los respaldos refuerza el estilo dulce y relajante que se buscaba. 

El dormitorio con cuarto de baño es la última estancia que nos queda por ver. Alberto buscó la unidad estética en todo el piso y por eso lo decoró en tonos tierra y arena, con papel pintado. El armario es el encargado de dar profundidad: "Para ganar espacio, sustituimos el armario de obra original por dos armarios de vestidor con frente de espejo. Solo miden 35 cm de fondo", explica Alberto. El cabecero y las mesitas suspendidas aligeran el ambiente.

Justo en frente de la cama se encuentra el paso al cuarto de baño, que también funciona como baño de cortesía. Al ser el único de la vivienda tenía que ser completo, por eso Alberto eliminó la bañera y optó por poner un plato de ducha, mucho más amplio y cómodo. La mampara de cristal regala profundidad y el mueble bajolavabo tiene mucha capacidad. El lavabo de microcemento y la grifería negra le dan el toque personal. 

"Salón, comedor y cocina son los espacios sociales por excelencia y nos pareció buena idea crear una conexión visual y una circulación fluida entre ellos, solo interrumpida por el muro inclinado donde está la chimenea", señala Alberto. En la terraza utilizó el mobiliario para diferenciar una zona de comedor de otra de chill out, y en el dormitorio incorporó el cuarto de baño independizado con su propia puerta.

Alberto Torres es interiorista del estudio de interiorismo de PortobelloStreet.es, ahora bautizado como Estudio de Interiorismo Alberto Torres. Tenía el reto de transformar un pequeño estudio de 36 m2 en un piso práctico, acogedor y relajante. Y lo ha conseguido con espacios abiertos y estéticamente armónicos.