No pintar (o pintar) el techo de blanco es algo que casi nunca te planteas. En el momento de elegir el color para tus paredes, normalmente pasas de largo el techo y das por supuesto que va en blanco. ¿Los motivos? La costumbre, casi siempre son de esa tonalidad, cierto miedo a empequeñecer u oscurecer la estancia y, por último, cierta cautela: el atrevimiento en decoración puede jugar malas pasadas. Mejor no arriesgar.
Sin embargo, colorear la llamada quinta pared ofrece muchas posibilidades, permite abandonar esa pulcritud y limpieza con la que ni siquiera está de acuerdo el minimalismo (cálido) actual y nos ayuda a crear estancias con personalidad. Además, y no menos importante, es una forma económica de renovar el look de un espacio que, incluso, puedes hacer tú misma.
Recuerda que pintar el techo del mismo color o de tonos similares que los elementos decorativos de la estancia, establece un diálogo cromático en el espacio, que favorece la armonía y equilibra proporciones. Permitiéndote ser atrevida de forma elegante. Para que no tengas dudas al respecto, estas 8 claves te ayudarán a decir adiós a los clásicos techos blancos en favor del color.