Los casi 100 trucos de orden (fáciles) que te ayudarán a organizar toda tu casa

Esta es la primera regla de oro para empezar a ordenar y para mantener el orden. Si no eliminas, seguirás teniendo las mismas cosas en el mismo espacio.

¿El truco? Un lugar para cada cosa. ¿Verdad que el champú siempre está en la ducha? Pues lo mismo para todo. Busca un sitio y nunca, bajo ningún pretexto, lo dejes en otro lugar.

Si cada día dedicas 15 minutos al orden, ya no te parecerá una montaña inalcanzable. Cuando cumples unas rutinas diarias sencillas, el orden se mantiene mucho mejor.

No guardes nada para ese día que nunca llega. Descarta y dona lo que no te vayas a poner.

¡No tengas miedo! El exprimidor va a funcionar bien. Si pasa algo, con el ticket, y en garantía, te lo cambiarán.

Evitarás buscar los calcetines, revolver cajones y dejar tirado por las prisas cada mañana. De paso, dormirás más tranquilo.

Dedica dos minutos a dejar el salón recogido, los cojines colocados y las mantas del sofá en su sitio. Si desayunas en familia, deja puesta la mesa la noche anterior.

Mete los platos y cubiertos en el lavavajillas y recoge la cocina. ¿Para qué dejarlos en el fregadero? Al día siguiente agradeceremos tenerlo recogido.

Si no las tienes bien organizadas y ordenadas son un foco de caos, desorden y da pereza limpiarlas.

No acumules periódicos y revistas durante semanas y meses pensando que volverás a leerlos. No lo harás.

¿Cuánta ropa de casa necesitas para andar por casa? Lo viejo, gastado e incluso roto, ¡se va!

Las monedas que solemos ir dejando encima de un mueble, en la mesa, en un cenicero, en cajones… Busca un bote o caja y guárdalas ahí. Cuando esté lleno, acuérdate de llevarlas al banco para cambiarlas, ¡igual te vas de cena!

Clasifica todo lo que almacenes en tus armarios del color más claro al más oscuro. Ganarás en orden. Esto sirve para libros, ropa, juguetes…

Eso hará que tu armario se vea siempre limpio y ordenado. Da igual el material, pero que sean idénticas.

Para que tus camisas no se caigan de la percha, abrocha siempre el primer botón.

¿Qué puedes doblar en vertical? Todo aquello que, una vez doblado un poco más de lo que sueles, se mantenga de pie. Calcetines, camisetas, pantalones... Ganarás espacio, te lo aseguramos.

Si te compras un jersey o un pantalón, piensa en de cuál te desharás. Porque la acumulación es la peor enemiga del orden.

Las de los niños son pequeñas y las de los adultos, más grandes. Y entre estas ¡hay tallas! Usa las que te correspondan. Los armarios se hacen contando con esos tamaños.

Han sido diseñados para que resulte cómodo descolgar o colgar en esa posición. ¿Te imaginas un gancho hacia dentro y tres al revés? 

Uno de diseño sencillo, con pocas divisiones, puede ser más práctico para organizar que uno demasiado compartimentado. 

Añade cajas o contenedores (de cartón, telas o cestas) para ordenar por categorías. 

En el cajón de arriba, jerséis y camisetas. En medio, pijamas y ropa de estar por casa y en el último las sábanas. 

Calcula la altura del cajón y cuenta cuántas camisetas exactas caben. ¡No lo sobrepases! 

Los pasaportes, libro de familia, tarjetas sanitarias, carnés de vacunas... deben estar siempre en el mismo sitio. A ser posible, un estuche en un cajón.

Es verdad, a nadie le gusta llegar de sus vacaciones o de fin de semana y ponerse a ordenar. Pero si no lo haces, sabes que estará ahí hasta la semana siguiente. Cuanto antes te pongas, ¡mejor!

¿Dónde vives? ¿Usas botas de agua y paraguas la mayor parte del año? ¿O necesitas quitarte los tacones y dejar el bolso al entrar? Acomoda el recibidor a las necesidades de tu familia y a la zona geográfica en la que vives. 

No lo no dejes encima de una mesa o silla, guárdalo en su armario. Evitarás que todo tipo de abrigos y chaquetas crezcan en el salón.

Destina un gancho por persona. Máximo dos chaquetas. De esta forma el recibidor siempre quedará ordenado. 

Cada dos días, revisa que en la entrada no haya nada que no deba estar aquí. 

Sobre la consola o mueble zapatero del recibidor, usa cajitas o bandejas para agrupar: llaves, gafas, mascarilla... 

Una vez a la semana pasa los abrigos del perchero al interior del armario. La forma ideal para saber la cantidad abrigos que dispones e ir combinándolos. Además, no se te acumularán en el recibidor creando una montaña de abrigos. 

Te permiten tenerlos siempre ordenados y a la vista. Se acabó el neceser lleno de cosas, mancharte las manos porque se ha roto una sombra y perder el tiempo buscando un lápiz.

Ordénalos cada semana. Elimina los cientos de tickets que no sirven para nada, bolígrafos, informes del médico, chicles pegajosos, cromos y las sorpresas de los huevos Kinder. Lo agradecerás muchísimo.

Ábrelo, revisa, tira lo que no te interese y archiva el resto en la carpeta correspondiente. No amontones facturas, recibos y notas por todas partes.

Dentro de los cajones, los casilleros y cajitas te ayudarán a tenerlo todo en su lugar. Y además, se ven bonitas.

Un juguete en la cocina o un zapato debajo de la mesa, o un bolígrafo en el baño... Si te los encuentras llévalo a su sitio inmediatamente. Si lo pospones, las posibilidades de que después no lo hagas son enormes. Así es como la acumulación y el desorden se apoderan poco a poco de nuestra casa.

Primero pasa por la tintorería. Lleva esa ropa que tienes en esa bolsa desde hace semanas y también la ropa de cama que vas a guardar. Tus colchas y edredones estarán listas para ser guardadas en una bolsa al vacío. ¡Ocuparán menos sitio en el armario!

El orden lleva implícitos varios rituales. Entre ellos está ventilar, renovar el aire, abrir puertas y ventanas y provocar movimiento de aire. Luego, ¡perfúmalos como más te guste!

Si tu dormitorio es zona de lectura, de trabajo o incluso de ejercicio, debes dedicar un espacio concreto, como un cajón o estante, a los objetos relacionados. 

Rellena y usa botes dosificadores para el champú y el gel. Evitarás 'ruido visual' y te dará más sensación de orden. Además, ahorrarás a final de mes.

No te traigas los jabones, cremas y muestras varias de los hoteles. Se quedarán en un cajón acumulados y ocupando espacio por los siglos de los siglos.

Pon ambientadores, saquitos de olor, velas, inciensos o aceites esenciales en sitios como armarios y cajones. ¡Verás qué gusto da abrirlos!

Haz categorías de cremas, champús, geles.. de niños en estantes o cajones. O bien, designa uno para cada persona de casa. Usa cajas y cestos para guardar, son accesorios imprescindibles para el orden. 

Ordénalos en vertical para verlos de una vez. Lleva a la farmacia los caducados.

Piensa bien la secuencia de pasos para sistematizar tu rutina. Coloca más próximo lo de uso diario sin tener que hacer más de 2 movimientos cada vez que quieras coger algo. 

Etiqueta el área personal de cada miembro de la familia en el baño y así cada uno se responsabilizará. 

Agrupa todos los útiles para el cuidado del cabello o para tu manicura en el mismo cajón, caja o cesta. 

Usa un organizador colgante con bolsillos detrás de la puerta o aprovecha el interior de la puerta del mueble para colgar una cesta. 

Pon verduras con verduras, lácteos con lácteos, embutidos con embutidos, bebidas con bebidas... Y usa cajas para contener los alimentos y que no se mezclen. ¡Ordena y vencerás!

No pierdas ni un minuto, cada cosa a su lugar, cartones de leche, latas, agua, yogures fuera de su envoltorio y listos para coger sin perder el tiempo después.

Elige un estante donde tener todo lo necesario para el desayuno bien organizado. Así no danzas de un lado a otro de la cocina cada mañana.

Haz menús semanales, te ayudarán a saber qué comprar y organizarte mejor.

Busca accesorios para ordenar y organizar las tapas de las ollas, rollos de papel, de film y de aluminio...

Así haces categorías y organizas mejor los alimentos y te será más fácil clasificarlos y encontrarlos en la despensa.

No es un almacén. Los papeles, recibos, publicidad, medicamentos, dibujos, pilas, pañuelos de papel, bombillas y demás son objetos que acumulamos sin pestañear. Una cocina despejada nos permite limpiar más fácilmente y mantenerla ordenada. ¡Ponte a ello!

Para tener el cajón de los cubiertos bajo control y en orden, usa cajas compartimentadas y no mezcles cubiertos con utensilios de otras categorías. No vale usarlo de cajón 'desastre' con pilas y tapas variadas.

Si quitamos las envolturas y guardamos los alimentos en recipientes, eliminamos el exceso de información visual. Nos inspira orden y reducimos tantos colores y formas. Intenta que los recipientes donde guardes sean iguales entre sí.

Seguro que con la revisión descubrirás cosas de otros tiempos. Tira lo caducado y dona lo que no vayas a consumir. 

Orden en el recibidor. Usa cajones despenseros o bandejas y cestas lavables que dejen ver el contenido y lleguen hasta el fondo. 

Reconoce que no necesitas 7 sartenes, porque no las utilizas a la vez. Elige las 3 que estén en mejor estado y sí usas. 

Pasa el mismo filtro a todo lo perteneciente al grupo de cocinado (tapas/ollas...). 

En vez de ocupar espacio con vajillas y mantelerías 'buenas' para un día al año, utilízalas. 

Si la vajilla es de 24 piezas pero en casa somos 3, almacena la mitad en su lugar menos accesible. 

Una buena tabla (de limpieza, menús y compra) permite ahorrar y no desperdiciar. Establece quién hace qué. 

Mantén el orden visual dejando las cortinas o estores a medio abrir, los cojines en su lugar, las alfombras rectas y con los flecos peinados. También las revistas y libros en su lugar, los cuadros rectos y las piezas decorativas colocadas con armonía. 

Guarda por categorías o temas en archivadores, cajas especiales o en un estante en el mueble de la TV y la música. Hay fundas que ocupan muy poco espacio. 

Vacía cada balda y separa los libros por temática o estética (agrupando los de similar color y tamaño). Reserva los que no volverán a esa balda y coloca los que se quedarán. 

Dedica 10 minutos al día a revisar y archivar los papeles que se han generado, evitando su acumulación. Ordena pensando en que también los tuyos pueden localizar fácilmente el documento. 

Utiliza diferentes colores de carpeta para cada tipo de documento y separa en 3 grupos: permanentes (escrituras, expedientes); temporales (seguros) y periódicos (recibos...). 

Las herramientas, cosas de jardín, bicis... estarán más cercanas a la puerta. En las más alejadas, por la ropa y lo que sacas solo algunas veces al año. 

Los bebés crecen tan deprisa que hay que tener bien localizado lo que vayan necesitando. La solución es clasificar por categoría y edad, tanto ropa como accesorios. 

Guarda por talla 'en modo tienda' y por categoría. Si la ordenas por estación, podrás sacar todo lo de verano o lo de invierno de una sola vez. 

Apunta todo lo que guardas, por ejemplo: 4 camisetas talla 18 meses en caja A. Haz una plantilla y guárdala en tu ordenador o móvil. 

Que descarten las cosas con las ya que no juegan, les falte alguna pieza o estén rotas. Que organicen en cajas o cestos. También podéis etiquetar las cajas. Esto les ayudará a identificar y a mantener el orden.

Ayúdales a saber dónde se guarda cada cosa etiquetando estantes, cajones y cajas. 

Jugar, los deberes, leer... Ordena las cosas que correspondan a cada una según su frecuencia de uso, ya sean juguetes, libros... 

Podéis ver qué camisetas, pantalones, calcetines les quedan pequeños y seleccionar cuáles se pueden donar. Enséñales a doblar la ropa al guardarla, ¡les encanta!

Partes de arriba a la altura del tronco, las de abajo a la de su cintura y los zapatos, en la parte baja del armario. 

Los niños acumulan demasiadas cosas por la velocidad con la que crecen. Enséñales la importancia de despegarse de los que ya no les vale y puede ser útil a otro niño. 

Separa por tipo. Pueden convivir 2 en un cajón. 

Puedes clasificar por niño o por uso, poniendo más a mano lo de los más pequeños. ​