Un moderno y actual piso madrileño de 70 m2 en el que el orden manda

"El orden es primordial en mi vida. Necesito que las cosas estén bien colocadas porque, si no, me causa estrés. Por eso, durante la reforma, tenía obsesión por encontrar huecos donde meterlas". Si existe una diosa doméstica del orden y el equilibrio, esa es la decoradora Lucía Mariñas. Lucía compró, tiró y, en cuatro meses, aquel oscuro piso se había convertido en esta delicia llena de luz y secretos...

Lucía no solo ha reformado esta vivienda, también es su propietaria. Le dio la vuelta a esta casa mal aprovechada y oscura de los años 70 en Madrid y consiguió un toque atemporal, además de muchos espacios funcionales (¡atención a la cantidad de armarios y espacios pensados para el orden!) y todo a prueba de niños, ya que su hija Catalina aún no tiene tres años.

Aunque la sensación de hotel de lujo no nos abandona en ningún rincón (en parte por los suelos de madera de roble colocados en punta Hungría), en esta casa se ha pensado más en la funcionalidad que en la estética. Por ejemplo, la zona de día (que puede separarse de los dormitorios por una puerta corredera) es una gran caja de luz donde todo está unido pero estratégicamente dividido.

“Ni mi marido Nicolás ni yo somos demasiado cocinillas, así que teníamos claro que en nuestra casa queríamos una cocina abierta para que nos diera menos pereza”, prosigue la decoradora.

Una gran librería flanquea el comedor, dándole más sensación de espacio y ampliando el almacenaje todo lo posible. La parte inferior esconde los radiadores, mientras que la de arriba se ha utilizado para colocar libros y adornos. 

Detrás de Lucía, al fondo, una puerta blanca esconde el cuarto con lavadora, secadora y zona de planchado. Así solo queda a la vista la más sofisticada zona de la cocina.

Y si ella es ingeniosa, su marido no se queda atrás: “El office fue un elemento indispensable para él. Al principio me opuse, pero ahora me encanta. Diseñé un rincón de madera de roble para generar un espacio más cálido en contraste con la cocina blanca, una zona abierta, pero a la vez recogida. Si levantas el banco tiene un espacio de almacenaje. Y está tapizado con una tela lavable”. Sofisticado y práctico riman tan bien...

El pequeño office es protagonista gracias a la mesa, que imita la mítica mesa Tulip, así como las sillas. Ambos elementos mantienen esa esencia moderna que se respira en el resto del piso. El banco de madera ofrece no solo un cómodo asiento, sino también espacio para guardar. 

Durante la reforma, tenía obsesión por encontrar huecos donde meter armarios. En un baño quité una ducha para poner un armario de ropa blanca; en la barra de la cocina por dentro hay almacenaje de vajillas; a lo largo de toda la pared del despacho, del pasillo, de mi dormitorio y el de la niña hay armarios, y el cuarto de la plancha tiene escoberos y demás”. ¡Y mucho más! Porque la lavadora, el tendedero y toda la colada se queda en ese cuartito a la derecha de la cocina.

A continuación del office, cerrado como una caja con una ventana, está el despacho. La pared resulta de lo más espectacular gracias a la moldura panelada de Orac Decor. 

La luz fue uno de los principales atractivos que la decoradora le vio a esta casa, por eso diseñó estores de lino a medida para cada estancia. También son diseño suyo las molduras de la pared y el cabecero de aires años 50, que está forrado con tela de Osborne & Little.

En el dormitorio infantil, una idea un tanto Montessori que nos encanta: los estantes especieros BEKVÄM de Ikea pueden ofrecer un mundo a la medida de los niños.

El dormitorio infantil, en tonos aún más suaves y forrado con papel pintado, es una de las estancias que más paz dan de la vivienda.

Además de un armario para la ropa blanca, el baño ha ganado amplitud gracias al doble espejo en esquina, que regala luminosidad y ayuda a que el espacio se perciba mucho más grande. El blanco del mobiliario contribuye a esta sensación.