Más metros y más luz. Unos requisitos más que conocidos para la interiorista Natalia Zubizarreta, sobre todo cuando se enfrenta a reformas de pisos pequeños. En este caso, eliminó el pasillo que encerraba el salón y ganó un espacio diáfano y mucho más amplio. La luz que entra por los grandes ventanales y el blanco absoluto fueron sus mejores aliados. Ahora tocaba darle carácter y elegancia a un piso que era convencional y poco personal. ¿Entramos?

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