Hace tres años que Malú dejó su casa de Majadahonda para mudarse junto a Albert Rivera a un lujoso chalet con jardín en la exclusiva urbanización madrileña de La Florida. Un cambio de rumbo marcado por la pandemia, donde la cantante y el expolítico han celebrado éxitos, han capeado temporales y han dado la bienvenida a Lucía, su primera hija en común. En esta zona, considerada un verdadero búnker donde numerosos rostros conocidos se resguardan de las miradas curiosas, comenzaron una nueva etapa alejados del foco mediático.
En todo este tiempo, apenas han revelado detalles de la que, según publicó la revista Lecturas, es una finca valorada en 1,5 millones de euros. Sin embargo, ha sido a través de Instagram donde la sobrina de Paco de Lucía ha mostrado algunas pinceladas de su hogar. Esta vez, no ha tenido reparos en compartir dos imágenes que descubren los secretos de su espectacular salón, en el que ha estado disfrutando de la compañía de su amigo, el también cantante Omar Montes.
No es la primera vez que la madrileña ejerce de anfitriona con sus colegas de profesión y utiliza esta estancia como lugar de reunión y estudio musical improvisado. Ya lo hacía en su anterior morada, como pudimos comprobar también en sus redes sociales, y ahora repite la jugada en esta nueva casa de la mano del artista de Carabanchel, con quien ha colaborado recientemente en el tema "Siempre fui él", incluido en su nuevo proyecto "Quejíos de un maleante".
A simple vista, y comparándolo con su antiguo salón, podemos detectar un cambio de guion en la decoración. Si bien antes predominaba una estética moderna y ecléctica, presidida por acabados metalizados, formas geométricas y toques de color, ahora han apostado por una línea mucho más neutral y apacible. Dicen que el aspecto de una casa es fiel reflejo de quien la habita y, en la de Malú y Albert Rivera, ahora parece reinar un ambiente sosegado que han logrado a través de los tonos neutros y los materiales nobles. Se intuye así un intencionado minimalismo que parece abrazar esa sensación de paz y celosa intimidad que la pareja siempre ha defendido.
Un espectacular salón con salida directa al jardín
En un primer golpe de vista, se pueden deducir las generosas dimensiones del salón que Malú comparte con Rivera, un dato nada descabellado para una casa que presume de tener casi 600 metros cuadrados y 3.000 de parcela. Si algo llama la atención es la abundante luz natural que entra por el ventanal panorámico con cerramientos de aluminio, que ofrece, además, unas privilegiadas vistas al jardín, al cual tiene acceso directo.
La salida al exterior, donde tienen la piscina, pasa por una pérgola bioclimática con cubierta de lamas orientables. Hablamos de una solución cada día más en boga, sobre todo en las nuevas construcciones, que están empezando a sustituir a las estructuras más clásicas con vigas de madera, a las de hierro con plantas trepadoras o las que utilizan toldos para dar sombra. En este caso, aparte de su funcionalidad principal, también sirven para retener el calor y hacer que la vivienda sea más eficiente a nivel energético. A nivel visual, aporta ese toque industrial que tan bien encaja en las viviendas minimalistas. Aquí se puede observar una zona de porche con sofás de ratán blanco y cojines, algunos cubiertos aún con fundas para protegerlos de las lluvias y el temporal que arrecia estos días en Madrid.
Detalles de madera y objetos personales
De puertas para adentro el ambiente se torna cálido y acogedor. El selfie de Omar Montes en el salón de Malú descubre a la cantante con su perrito, Lucas, recostado sobre ella en el sofá que descansa al lado del ventanal. Está tapizado en blanco roto, no tiene estampados ni más ornamento que un cojín que se intuye de color gris. Detrás, en una esquina, vemos sobre una mesa auxiliar una lámpara con mampara en tonos topo y tacto similar a un lino grueso. Todo en esta estancia parece girar alrededor una misma gama cromática, reforzada por la base neutra de las paredes.
Las librerías ocupan un lugar importante en cualquier salón, tanto a nivel estético como de almacenaje. Son capaces por sí mismas de cambiar el tono de una habitación, según las formas, los colores y los adornos que se pongan sobre ellas. En este caso, Malú y Albert Rivera han recurrido a una original estructura que da carácter a la sala. Se trata de una estantería de obra con hornacinas modulares encastradas, de distintos tamaños y revestidas en madera, sobre las que han depositado escuetos objetos decorativos.
"Nuestra foto de París quema el salón", es uno de los primeros versos del single "Se busca", que Malú incluyó en su disco "Mil Batallas". No sabemos si la madrileña y el catalán tendrán instantáneas de sus viajes juntos decorando los rincones de su casa, lo que sí hemos podido comprobar es que su espectacular salón está salpicado de recuerdos bonitos y personales, como los tres galardones que se llevó hace ocho años en los Premios 40 Principales y la convirtieron en la gran triunfadora de la noche. El resto de objetos se pueden resumir en la simplicidad verde de unas ramas de eucalipto colocadas sobre pequeños jarrones cerámicos, que inciden en la idea de hacer de ese hogar de La Florida su pequeño refugio sereno y apacible.
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