Una antigua casona (de 300 años) llena de encanto: paredes rústicas, decoración moderna y una cocina sorprendente

Sus muros originales tenían más de tres siglos y no aguantaron bien el embiste del tiempo, por lo que se hizo una reforma integral.  “Mérito de Manolo y Minuca, un matrimonio de la zona que hizo la casa mano a mano en 12 meses. También de Dafne Vijande, que localizó, diseñó y decoró la casa”, explica. "Con la chimenea encendida y el gran sofá rinconero, los días de frío y lluvia se pasan estupendamente", asegura Dafne.

Los detalles hacen el resto, fíjate sino en el barco decorativo que reposa sobre la repisa: es de un anticuario y data de finales del siglo XIX. Una joya que, sin duda, da personalidad a la casa.

Se reconstrucción muy técnica para garantizar el confort: se derribó una cuadra que estaba junto a la casa para ampliar el espacio y sacar de ahí el salón; se pusieron enormes ventanales -en lugar de tradicionales solanas- para inundar todo de luz; se conservó un horno de pan antiguo que encontraron al picar las paredes y se endulzaron los muros de piedra con cálidos suelos de madera, fibras, vigas recuperadas y techos teñidos de blanco.

“Sobre todo, quisimos poner en valor la artesanía”, coinciden ambos. Todas las piezas de madera están trabajadas por un carpintero. Lo vemos en la mesa de comedor, en la de centro, en la escalera, en la isla o en la encimera de la cocina, hecha en madera de castaño con acabado irregular. También en las lámparas de techo importadas de Marruecos, ¡no existen dos iguales!

A nuestra estilista de El Mueble le dieron carta blanca para crear y lo hizo con el mimo de quien lo hace en su propio hogar, ya que actuaba sobre terreno conocido. “Me entusiasma Cantabria y la idea fue mantener esa esencia de toda la vida, pero modernizada”, cuenta.

¿La segunda premisa? Dar presencia a la naturaleza, gracias al color aguamarina de la cocina (todo un guiño al mar Cantábrico). "Es un tono que aporta alegría y resta pesadez a los muebles de madera y las paredes de piedra. De alguna manera, lo refresca visualmente", explica Dafne. Su irresistible encanto rural nos traslada a otra época, donde parece que el tiempo se detiene.

Tal y como nos cuenta Dafne, se dejó esta estancia abierta, con una maravillosa isla para cocinar que, a su vez, delimita el espacio. Tiene una encimera de madera de castaño y unos taburetes altos de fibras naturales, que refuerzan ese encanto rural que sirve de hilo conductor a lo largo de la casa. "Quedó una isla enorme. Caben fácilmente 6 personas ahí", explica.

Hay ventanas que son mucho más que ventanas. Lo vemos en esta cocina, inundada de luz natural. Para aprovechar el espacio que queda bajo los grandes ventanales sin interrumpir la entrada de luz, se creó una bancada de madera volada y se llenó de cojines. Desde ahí, se pueden admirar las vistas o utilizarlo a modo de rinconcito de lectura.

En el dormitorio principal, las paredes de flores pintadas al fresco por Mayesa Mira y los tonos tierra de los textiles -entre los que destacan unas pinceladas de color curry que genera un ambiente muy especial- nos recuerdan que estamos rodeados de naturaleza.

¿Te has fijado en los detalles de madera de la pared? "Imita a las casas antiguas. Estructuralmente, se ponían maderas y quedaban a la vista. Hemos replicado esta idea con tableros de madera desiguales", detalla Dafne.

"Me encanta cómo ha quedado el dormitorio, con esa pared que es todo ventana, la chaise longue y las alfombras gustosas en tonos crudos", remata Dafne.

"Bonita del norte" hace honor a su nombre. Todo aquí es una oda a la mágica dualidad de mar y montaña y está pensado para volver a vivir lento y en la mejor compañía. "Cada una de nuestras casas tienen nombre propio, carácter, personalidad e identidad diferenciada. Todas tienen en común sus entornos privilegiados, donde además ofrecemos un amplio programa de servicios complementarios a la altura de los ofrecidos por los hoteles de cinco estrellas y donde un excelente servicio al cliente está en el corazón de todo lo que hacemos", puntualiza Javier Javaloyes.