Si vives en España o has pasado las vacaciones aquí, sabes de sobra que las persianas son imprescindibles en todas las habitaciones que tengan ventanas, especialmente en los dormitorios y en el salón. Pero la cosa cambia cuando hablamos de otros países.
Si has tenido la suerte de viajar más allá de las comunidades de España, te habrás fijado en que muchos de los hoteles y apartamentos de otros lugares del mundo no tienen persianas, simplemente cuentan con una tupida, gruesa y pesada cortina, ¡o ni eso! Y no, la razón por el que los hogares españoles necesitan persianas no radica en la cantidad de luz solar que tenemos durante el día, hay otros motivos.
España es reconocido como el país del sol, al ser uno de los países del mundo con más horas de sol. Esta es una de las razones por las que se usan las persianas, para evitar la entrada de luz solar y de sus rayos, que pueden significar la entrada de calor a tu casa, algo apetecible en invierno y evitado en verano. Pero no, esta no es la única razón por la que hay persianas en los hogares españoles. Hay una explicación cultural.
El origen de las persianas
La palabra 'persiana' viene del latín y significa 'originario de Persia'. Las primeras importaciones a Europa se hicieron a través de Venecia, de ahí el nombre de las persianas venecianas. Ya existían modelos de persianas en los tiempos de las tribus nómadas, cuando empezaron a cubrir sus ventanas con grandes hojas mojadas para proteger su hogar del sol y refrescarlo, pero el primer modelo moderno de persiana se comercializó a partir del siglo XVIII. Fue entonces cuando un físico londinense llamado Edward Bevan inventó el sistema de poleas con cuerdas para mover las láminas, que eran de madera y ya quedaban encajadas en un marco. Más adelante, se vieron persianas de cristal y luego de aluminio, plástico y fibras naturales.
El motivo por el que las persianas son un imprescindible en España
Además del aspecto práctico de las persianas para evitar la luz solar y el calor, este elemento típico de los hogares españoles también ofrece privacidad y seguridad. Las persianas evitan que las personas que pasean en el exterior puedan ver el interior de las casas, lo que es especialmente valioso en las zonas urbanas donde el ajetreo de gente es constante.
Como comenta la interiorista holandesa Caroline Jurgens a El País, “en España aún existen costumbres de la cultura árabe muy arraigadas, de vivir hacia el interior de la casa y tener lo bonito en el interior, como los patios, y mirar a través de las celosías”. Mientras que en otros países europeos tienen otra mentalidad y otras costumbres: “no tener persianas (o las cortinas abiertas) busca la intención de compartir información, de decir que no tenemos nada que esconder”. ¿Tenemos miedo de que los extraños vean el interior de nuestra casa? ¿Será que no queremos que el vecino de enfrente sepa cómo tenemos decorado el salón? Lo cierto es que a muchos españoles les preocupa el qué dirán y las persianas son la clave para evitarlo.
Otra curiosidad es que la tradición de las persianas en España ha influido en la arquitectura y el diseño de los edificios. Los balcones y ventanas grandes son características comunes en los edificios españoles, y las persianas se han adaptado para ajustarse a estas estructuras, creando así una estética distintiva y funcional. Por eso, los arquitectos y constructoras españolas no conciben diseñar un nuevo bloque de pisos o una casa en la que no haya persianas incluidas.