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Chéster, un clásico renovado

 Originario del s. XIX, el chéster es un sofá que dará una fuerte personalidad a tu salón. Tradicionalmente fabricados de manera artesanal, destacan por su respaldo bajo (unos 75 cm), aspecto mullido, tapizado en capitoné y reposabrazos en voluta. Los de la imagen son de Azul-Tierra. Salón decorado por Cristina Carbonell.

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Menos es más

En salones pequeños, es mejor optar por un sofá de dos plazas, como aquí, y completarlo con butacas o pufs, que no encorsetar uno más grande que no respire y abigarre demasiado el espacio. Recuerda que lo ideal es que el sofá mida unos 90 cm menos que la pared que lo albergará. Salón decorado por Bárbara Sindreu.

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En "L"

Si distribuyes dos sofás en ángulo, como en este salón decorado por Pía Capdevila, lo mejor es arrimar a la pared el más grande y reservar para el lateral el más pequeño, como se ha hecho aquí. Con ello dejas más espacio libre para moverte con comodidad.

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Una completísima tertulia

En salones amplios y cuadrados, distribuir los sofás en "U", con un par de butacas que cierren la tertulia, es una opción muy práctica. Para que sea más versátil, combina diferentes piezas, como aquí, donde las butacas tipo bergère a juego con el sofá, sirven de comodín, pudiéndolas mover fácilmente.

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Un gran sofá rinconero

 Como indica su nombre, son perfectos para salvar una esquina y reconvertir ese espacio que, con dos sofás en "L" se desperdiciaría, en asientos extra. El único handicap que presentan es que solo se adaptan en ángulos rectos. Salón decorado por Bárbara Sindreu.

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Con módulo chaise longue

Es literalmente un dos en uno: sofá + chaise longue. Y una opción muy práctica para aúnar en una sola pieza varias funciones. Sin embargo, se trata de sofás más grandes de los convencionales (mínimo de 250 cm), por lo que los metros cuentan. Este es el modelo Kivik de Ikea.

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De obra y en "L"

 Es como un traje a medida: lo planificas de acuerdo con el espacio con el que cuentas, aprovechando cada centímetro, como se ha hecho en este salón decorado por Cristina Carbonell. Es una opción más ecónomica que un sofá convencional y puedes personalizar los asientos y respaldo a tu gusto.

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Enfrentados, una tertulia cómoda

 ¿Os gusta recibir en casa? Colocar los dos sofás en paralelo, como aquí, es la mejor opción, ya que facilita la tertulia al quedar todos de caras. Pero para ello necesitas que el salón tenga un ancho mínimo de 4 metros. Estos sofás son de Casa y Campo.

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Clásico y atemporal

Lo clásico nunca pasa de moda. Y, además, es fácilmente combinable. Para prueba este salón, que aúna dos diseños de sofás muy distintos entre sí pero con un común denominador: su estilo clásico. Por un lado, una pieza singular en capitoné de Graham & Green y, por otro, dos sofás de KA International.

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Muy gustoso

 Amplio, con chaise longue, junto a la ventana para disfrutar de la brisa durante el verano y con una alfombra a juego para andar descalzo en invierno. Sofá de Roche Bobois y mesa de India & Pacific. Estantería diseño de la interiorista realizada por Fusteria Catot.  

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¡A todo color!

Es una opción perfecta si quieres que el sofá sea el protagonista del salón. Para no recargar en exceso, lo mejor es que lo reserves para una sola pieza, como aquí. Juega con los cojines para integrar los diferentes elementos de la tertulia.

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Gran solución

No solo son una excelente opción cuando hay niños en casa. Piénsalo: ¿la tapicería de tu sofá te resulta calurosa en verano? Una funda es la solución: refresca y a la vez da un aspecto renovado al sofá (este, de Gervasoni). Eso sí, elígela fácil de lavar, en este sentido, mejor que tenga un % de poliéster.

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Simetría alrededor de la chimenea

 En salones con chimenea, lo más habitual es que los sofás se organicen a su alrededor. Aquí, se ha optado por una distribución simétrica, de sofás y de mesas de centro, que crea un conjunto armónico y visualmente ordenado. 

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Chéster de cuero, carácter vintage y muy british

Aunque los chéster admiten cualquier tapizado, el cuero les va como anillo al dedo. Este tapizado tiene numerosas ventajas: es fácil de lavar; se integra en cualquier decoración; es muy resistente y aunque envejece, le sienta de maravilla el aspecto desgastado. Este es de Flamant.

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Una tapicería todoterreno

Lo bonito si sufrido es doblemente bonito. Y este sería el caso de la chenilla, un tejido que destaca por su suavidad, agradable tacto que recuerda al terciopelo y su resistencia. En este salón, se ha elegido en un elegante y sufrido gris de Les Créations de la Maison.

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Una pieza singular

Cuando tienes unas vistas como las de este maravilloso salón abierto al jardín, es difícil que la mirada se detenga en algo más que no sea el exterior. Este sofá, una pieza singular de líneas clásicas, logra lo (casi) imposible: que nos fijemos en él. Es un diseño de Casa y Campo.

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Una tertulia más informal

¿Dos sofás iguales pero con tapicerías distintas? ¿Y por qué no? Es una opción que dará un toque más informal y dinámico a la zona de sofás. Si, además, como aquí, rematas uno de los sofás con tachuelas, le darás un aire retro muy actual. ¡Y es que las tachuelas vuelven a estar de moda!

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Con dos zonas de tertulia

Este salón, decorado por Cuca Arraut, es un lujo. Por los metros y las vistas. Y ambos elementos han condicionado la organización de la tertulia: un sofá tipo chéster de respaldo bajo no obstaculiza la luz, y los metros se han rentabilizado con un segundo estar al calor de la chimenea, perfecto para las tardes de invierno.

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Juego de estilos

 ¿Una pieza clásica en un ambiente contemporáneo? Es lo que ha hecho en este salón Estrella Salietti, creando un contraste de estilos más que interesante. La elección de la tapicería no es casual: el marrón oscuro casi negro da un look elegante y chic al sofá. El efecto no hubiera sido el mismo con la tapicería en beige.

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A modo de separador con el comedor

 Usar la trasera del sofá como separación es una muy buena opción cuando salón y comedor comparten espacio. En este salón, decorado por Pía Capdevila, estar, comedor y cocina se han dispuesto en paralelo para no obstaculizar la salida al jardín ni frenar el paso de la luz.

Si el salón es el rey de la casa, el sofá lo es del estar. Y no solo por su peso visual dentro, sino porque de todos los muebles, es el que más uso tendrá. ¿Has pensando cuántas horas pasas sentado en el sofá? Leyendo, mirando tu serie favorita, de tertulia con los amigos, echando una cabezadita... De acertar en su elección dependen muchas horas de confort... o de insufrible incomodidad. ¿La clave? Buscar el equilibrio entre la estética y el confort.

Antes de lanzarte a la caza del sofá perfecto, conviene que tengas claras las medidas de tu salón y las más habituales de los diferentes tipos de sofás. Porque no siempre querer es poder. A modo orientativo, se recomienda que el sofá mida unos 90 cm menos que la pared que lo va a albergar. Así te garantizas espacio en ambos lados para una mesilla auxiliar, una lámpara... Y entre el sofá y la mesa de centro debes respetar unos 50 cm para poder sentarte con comodidad sin que la mesita sea un estorbo.

Tipos de sofás y medidas básicas
  • De 2 plazas. Ronda los 150-180 cm.
  • De 3 plazas. No suele superar los 210-230 cm.
  • De 4 plazas. Por sus dimensiones, no suele recomendarse para salones de menos de 30 m2, ya que saturaría demasiado el espacio.
  • Con chaise longue. Aunque existen muchas posibilidades y combinaciones, las medidas mínimas serían de unos 250 cm. Y el fondo de la parte más larga sería, para así poder estirar bien las piernas, de unos 150 cm. Estas medidas son orientativas, porque los diseños modulares aceptan muchas posibilidades a la carta.

Con estas medidas en mente y las de tu salón bien anotadas, llega el momento de probar. Sí, probar. Como ocurre con la cama, es vital que siempre siempre siempre pruebes el sofá antes de decir el sí quiero definitivo. Y no basta con sentarse unos segundos y ya está. Es más, los expertos recomiendan probar diferentes posiciones. Si eres de los que suelen tumbarse en el sofá en vez de estar sentado, ¡pruébalo así!

A modo orientativo, un sofá para que sea cómodo debe cumplir unos requisitos básicos: debe recogerte bien los riñones; la cabeza debe descansar sobre el respaldo, nunca quedarte "colgando" –se recomienda que mida 85-90 cm de alto – debes poder apoyar los pies en el suelo con la espalda tocando el respaldo y, a su vez, los brazos en el reposabrazos, que deberá estar a la altura del codo, ni más arriba ni más abajo.

El rellenodel sofá determinará en gran medida el confort del sofá. Para que un sofá sea ergonómico, los expertos recomiendan que el respaldo sea más blando que el asiento para proteger bien los riñones. Un respaldo blanco y mullido evitará que el cuerpo resbale y, con ello, la espalda sufra. Los mejores rellenos para los asientos son los de pluma de oca o pato, pero su precio es elevado y precisan de mantenimiento. La viscoelástica, los muelles o la espuma de poliuretano HR son buenas opciones. En cuanto a los respaldos, se recomienda que sean de pluma, de fibra hueca siliconada de alta recuperación o de espuma HR.

La capacidad de transpiración de la tapicería del sofá será determinante para que su resistencia sea mayor

Otro elemento que hay que valorar y que también influye en el confort es la tapicería. Es conveniente que el tejido sea resistente, fácil de mantener y desenfundable. Las tapicerías más indicadas son las de cuero, algodón, chenilla y las técnicas. Si tienes niños en casa, lo más recomendable es elegir una funda: protegerá el sofá, son fáciles de lavar y con solo renovarlas darás un look nuevo al salón.

Tras estas consideraciones prácticas, solo queda dejarse cautivar por la estética. Regresa a la galería y encuentra la inspiración para el tuyo.