10 porches y terrazas súper favoritos de la revista El Mueble (uno de ellos con vídeo)

En los muebles y la decoración, la personalidad corre a cargo de las fibras naturales, protagonistas en los columpios, las lámparas y las sillas trenzadas. Los complementos como los manteles, los cojines y la vajilla, en color beige, blanco roto y un tierra muy discreto, añaden estilo al conjunto. Pero el elemento que corona el look son las grandes y frondosas plantas. ¡Ideal!

El blanco, que evoca la playa y la frescura, es el color que se impone en este porche, donde reina un relajante ambiente sureño. No es casual, ya que se encuentra en la Costa del Sol. Por eso las decoradoras Isabel Flores, Nuria Almansa e Isabel Font, responsables del proyecto de interiorismo de esta casa, equiparon estas dos zonas de exterior con muebles de fibras naturales y bambú.

También salpicaron la base blanca con textiles en verde y amarillo, que transmiten frescor y dan mucha vida. Aquí, el clima acompaña hasta bien entrado el invierno, por eso se instaló una cubierta de metacrilato que deja pasar la luz y que protege en caso de lluvia. 

De hecho, la decoración del porche fue concebida como una extensión más del salón, por eso la puerta corredera está empotrada entre tabiques, para poder abrirla del todo y ‘desaparecer’ por completo”. Los muebles de fibras naturales, una alfombra que delimita la zona de estar, dos butacas, una mesa de centro y muchas plantas completan este oasis de relax. 

Los sofás son de respaldo bajo a modo de chill out, para que nada entorpezca las vistas.”Me gusta que sean blancos, pero siempre roto, que es más cálido, nunca nuclear”, apunta Ajanta. Junto con la madera, los cojines de look natural y la alfombra artesana, dan a este porche un aire relajado y elegante.

No lo parece, pero esta terraza es una planta baja. La interiorista Belén Campos aprovechó sus 25 m² como una extensión del interior y supo como decorar esta terraza pequeña y darle la privacidad y calidez que necesitaba gracias a un suelo de madera y a unas celosías que resguardan la intimidad. 

“El reto fue convertir un balcón pequeño, largo y estrecho en una agradable terraza urbana con una zona de chill out que sirve de prolongación del salón”, recuerda el arquitecto Sergi Pons, d’Estudi d’Arquitectura GDR. Para ello, ideó un banco de obra en “L”, que aprovecha el rincón y crea un espacio recogido y acogedor.

“El vértice del banco se usa como mesita auxiliar, para así tener un punto de luz ambiental y aprovechar el espacio. También instalamos una barandilla de cristal transparente para evitar accidentes, porque hay niños en casa. Es transparente y protege sin quitar ni la luz ni las vistas”, añade.

Todo lo que tiene esta terraza de pequeñita lo tiene de excepcional. Y es que disfruta de unas vistas panorámicas a la playa de la Concha de San Sebastián. Con estas vistas, ¡tocaba potenciarlas! Por un lado, eliminando obstáculos visuales –la minimalista barandilla metálica y acristalada protege sin interferir– y, por otro, con las piezas básicas de mobiliario. 

La decoradora Begoña Susaeta optó por crear una terraza moderna, con un sofá muy cómodo y amplio que encajó en el espacio entre la columna y la pared, y una mesita y una butaca ligeras, fáciles de mover. Toques de amarillo sobre gris alegran este mirador.

“Esta terraza contaba con unas vistas únicas de la Costa Brava, pero su pavimento porcelánico que imita el cemento y su barandilla de cristal, precisamente para que no fuera un obstáculo visual, le daban un look demasiado frío”, recuerda el decorador Roger Bellera.

Para solucionarlo, ideó una jardinera perimetral de resina, que “viste” la barandilla y con sus flores da un toque de color y hace más vivido y acogedor este espacio.

Incluso de noche, ya que integró unos leds lineales que crean una iluminación tenue muy agradable. Para el comedor, bastó con una gran mesa de madera pensada para recibir y unas cómodas y estilosas butacas. 

Cuesta creer que esta terraza urbana abrazada por el verde fuera, hace unos pocos meses, un cobertizo que servía de anexo del salón. ¿Qué ha pasado? La obra de los arquitectos Ana Blanco y Fran Mengíbar, que no dudaron ni un segundo en devolverle a este espacio su uso original. 

“Desmontamos toda la estructura, pusimos un suelo de pino cuperizado, que le da mucho encanto, tapizamos las paredes con un aromático jazmín y en el perímetro de la terraza pusimos unas jardineras metálicas a medida con plantas, aromáticas...”, explica Ana. Ahora, esta terraza de un ático barcelonés es un privilegiado vergel urbano.