La fábula del patito feo le va como anillo al dedo a este piso. Y es que donde lo vemos tan luminoso, amplio y con relajantes vistas al parque, antes de la reforma era un local. Sí, sí, un local comercial oscuro y parcelado en infinidad de minicubículos. Con eso se encontró Andrea cuando visitó lo que sería su nuevo hogar. “Era... nada. Pero era grande y tenía mucho potencial. Así que nos arriesgamos”, recuerda Andrea.

Pero hasta llegar a lo que es ahora tuvieron que picar, literalmente, mucha piedra. "Hubo muchos trámites y papeleo. Pero valió la pena". Superada la burocracia, llegó el momento de tirarlo todo al suelo y empezar de nuevo, levantando paredes, haciendo ventanas...

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1.

Un salón abierto al parque

Cuesta creer que este luminoso piso y con vistas al parque fuera un local oscuro. Fue necesario tirarlo todo al suelo y empezar de cero, pero ahora es el piso soñado para Andrea y su familia. Para disfrutar de más luz, organizaron la zona de día diáfana, con la cocina abierta. Así la luz circula de punta a punta. Y el blanco que unifica todos los espacios parece darle aún más alas. 

Sofá a medida de Tapicería Gavá. Mesa de centro, en Tierra Extraña. Lámpara de pie y mesa auxiliar, en La Maison. Chaise Longue y cortinas, de IKEA. Alfombra, de Sacum. Lámpara de sobremesa, de Santa&Cole. 

2.

Una planta diáfana

Andrea quería que la vida en su casa girara alrededor de la zona de la día, por eso planificó una planta totalmente diáfana, "sin recibidores, ni pasillos, porque son unos comemetros y además, ya no se llevan, ¿no?". Pero se apoyó del mobiliario para zonificar: el brazo del sofá hace de separación entre el estar y el comedor, y los muebles de la cocina la separan de la zona de comer.

3.

Una decoración versátil

Andrea tenía claro que su casa debía poder adaptarse a los cambios de la vida. "Compramos el piso y no sabíamos si íbamos a tener hijos. Ahora tenemos dos. ¡Imagina cómo ha cambiado nuestra vida! Y nuestra casa debía poder adaptarse a estas necesidades nuevas. Y creímos que una decoración con una base blanca, muy neutra, sería una buena apuesta", recuerda Andrea. 

Lámpara de pie y mesa auxiliar en La Maison, chaise longue y cortinas de Ikea, alfombra de Sacum y lámpara de sobremesa de Santa & Cole.

4.

Ganaron una terraza

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Con la reforma incluso retiraron el piso unos metros para poder ganar la actual terraza, que antes no existía. Como tampoco existía el ventanal de pared a pared del salón. "Nos podría haber salido mal, pero ahora estamos encantados", dice Andrea. 

5.

La mesa, la gran protagonista

El comedor, en el centro del espacio, debía tener una personalidad propia muy definida. Por ello Andrea apostó por una mesa de madera muy robusta y con mucha presencia, que "llena" ella sola el espacio. "Me daba miedo elegir unas sillas de madera, porque nunca la madera es del mismo tono. Así que nos decidimos por estas, blancas", explica. 

Mesa y lámparas de El Corte Inglés. Sillas réplicas de Wishbone Chair de Hans J. Wegner.

6.

La cocina está abierta, con un suelo que la delimita

 "Me decidí por este tono crema porque tenía miedo que el blanco, con la luz de la cocina, resultara demasiado frío, como de laboratorio. Y como no quería parquet en la cocina, pensé que un suelo tipo mosaico, con los colores dominantes de la casa, quedaría bien. Estamos en Barcelona y me pareció que las baldosas hidráulicas tenían su gracia", recuerda Andrea. 

Muebles de Blum, taburetes de La Maison y pantallas en Tierra Extraña. Suelo tipo mosaico, de Vives. 

7.

Una barra para los peques

Andrea planificó la isla con una barra a menor altura pensada para los niños. "La bajé de altura para que se pudieran sentar en una silla y no en un taburete alto, porque me parecían poco seguros para unos niños pequeños". Andrea nos señala las lámparas, "las hice yo, porque no encontraba nada que me gustara. Compré las pantallas, por un lado, y el cordón por otro, que es uno especial revestido, que le da un punto más cálido". 

Taburetes de La Maison y pantallas de las lámparas de Tierra Extraña.

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Un dormitorio con muchos armarios y una cama grande

"Queríamos que los espacios de toda la casa fueran amplios. Incluidos los dormitorios. La cama, por ejemplo, es enorme, porque sabíamos que con niños pequeños terminaríamos todos juntos en una misma cama", sonríe Andrea. 

Funda nórdica de Filocolore. Cojines en La Maison. Manta de lana realizada a mano, en Taimo. Banco, en Sacum.

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Un completo vestidor

"¡Tenemos como 20 metros lineales! Pero es que veníamos de un piso pequeñito y no quería quedarme sin espacio", bromea Andrea. Los armarios se diseñaron a medida. 

La alfombra de fibras de Sacum y escalera de Let's Pause.

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Los armarios separan el baño

Andrea y su marido querían integrar el baño en el dormitorio, pero que, a su vez, tuviera su intimidad. Se sirvieron de los armarios para separar ambos espacios. "Lo bonito del baño es la luz natural que tiene. Y para decorarlo, escogimos los colores presentes en toda la casa: blanco y crema". Los armarios se diseñaron a juego con los del dormitorio. 

Mueble de baño y lavamanos de VidreBany. La grifería es de Hansgrohe y las toallas de Matèria. Cortinas de Ikea.

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Un dormitorio Montessori

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Una de las claves del dormitorio infantil es que fue decorado con las piezas básicas para ir cambiándolas con la edad de los niños. Así, ahora solo hay una cómoda cama tipo Montessori, de la que el niño o niña puede meterse o levantarse solo cómodamente. Para darle un aire más infantil, se empapeló la pared con un bonito papel en tonos rosas y blancos. 

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Pensando en el futuro

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Pero Andrea lo tenía claro: después de venir de un piso pequeño, tampoco el dormitorio infantil podía prescindir de grandes armarios. UY es que, aunque en sus edades tempranas no los usarán, cuando crezcan serán claves para mantener el orden.  

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Pensado para ellos

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Al igual que la zona de descanso, la de juegos está al completo acceso de los niños. Con una mesa y sillas a su altura, así como la estantería –que está decorada con papel pintado en la trasera–, de manera que juegos y libros infantiles están a su alcance. 

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