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Un loft, un refugio

"En invierno siempre nieva y las Navidades aquí son blancas”, cuentan los propietarios de esta masía del siglo XVIII, transformada en su vivienda habitual después de una profunda reforma. Este refugio tipo loft gira alrededor de un espacio con tres ambientes muy luminosos. Las tres plantas con las que contaba la casa se convirtieron en dos. En la planta baja se situaron los dormitorios y en la superior –con acceso directo desde el exterior– se abrió un espacio diáfano que recuerda a los clásicos loft, con la cocina, el comedor y una gran sala.

Sofá de terciopelo rojo y butacas a juego de herencia. Cojines gris y beige de Luzio, en Pepe Peñalver.

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Encanto rústico

El feliz encuentro con esta casa tuvo lugar hace unos tres años. “Había estado habitada hasta hace cinco años –recuerdan–, aunque su estado era lamentable. No tenía ni electricidad ni agua corriente y al ser una antigua casa de campo, con las cuadras en la planta baja, los cimientos estaban muy afectados”, nos explican los propietarios.

Chimenea de Tot Ferro 21. Vajillero de madera a modo de separador de Isaias Lumbreras. Lámparas de techo de Ikea envejecidas.

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Una masía que recuperó su esplendor

“Era una absoluta ruina”, dicen, pero con ayuda de los arquitectos Ferran Vila Barceló y Ferran Vila Franch, la casa recuperó su antiguo esplendor y se modernizó hasta hacerse confortable y acogedora. Pero no todo tiene una pátina antigua. Para unificar el pavimento se eligió un moderno parquet de vinilo de última generación. “Es un parquet único, un material del que existe una versión splash, resistente al agua, y que hemos instalado también en la cocina... Es el espacio que más nos llena de orgullo de la casa y en el que transcurren la mayoría de las largas tardes de invierno”, finaliza. 

Mesa de centro de hierro y madera de Isaias Lumbreras. Butaca con capitoné de Becara. Cuadro con letras de Parlane.

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Junto a la chimenea

“Teníamos claro –comenta su propietaria– que queríamos conservar al máximo su aspecto original. Aprovechamos todo lo que pudimos apuntalando y reforzando la estructura antigua y recuperando y reciclando los materiales deteriorados”, nos explica la propietaria. Desde las vigas que enmarcan las ventanas a las que decoran el techo, que crean el mejor marco para colocar el árbol de Navidad. Y el resto de la decoración es sobria y se respira un aire rústico con ciertas pinceladas nórdicas y estética loft. “Techos con vigas a la vista, paredes de piedra, madera antigua, tejidos naturales, tonos crema, decapados... Nos atraen mucho los muebles, los materiales y las piezas únicas en los que se evidencie el paso del tiempo”, nos cuentan los propietarios.  

Papel de regalo y cajas de Tinta Gris y Raima. Todas las cintas son de Blaubloom y el árbol nevado de Parlane.

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Un árbol de Navidad en blanco

Y como en esta zona siempre nieva, los propietarios eligieron un árbol de Navidad blanco con adornos tallados en madera, imitando el paisaje exterior. 

Bolas de pelo largo de Sia. Corazones de madera, bolas plateadas y doradas y adornos nacarados de Parlane.

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Detalles con luz

Todos los detalles de esta masía recuperada destilan un aspecto natural y fresco, ¡hasta los adornos de Navidad! Desde las campanas de cristal hasta los detalles en madera tallada o la guirnalda de piñas y hojas. 

Plato con copa de India & Pacific con bolas de cristal de Sia.

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Materiales muy cálidos

Ante la fuerza y dureza de la piedra, la mejor manera de calentar la estancia –obviando la arquitectura en madera– es añadiendo textiles y texturas cálidas y gustosas, como una alfombra de pelo. Y es que la tendencia furry sigue en auge. 

Alfombra de pelo largo de IKEA.

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Regalos naturales

Todo en esta casa desprende un aspecto natural y en continuo contacto con la naturaleza. Desde el papel de estraza (también papel Kraft) a la cuerda que decora cada paquetito. 

Cajita de Tinta Gris.

 

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Cocina rústica pero moderna

La cocina se ha diseñado con madera antigua de embarcaciones de la zona de Japara, en Indonesia. “La cocina es una de las joyas de la casa. Nos gusta tanto cocinar como invitar a nuestros amigos. Era imprescindible contar con un espacio en el que convivir mucha gente y que resultara atractivo, cálido y eficaz”, nos explican. En este gran ambiente no podía haber una cocina de acero inoxidable o lacada en blanco.

Muebles realizados por Tenuee. Encimeras de microcemento y acero y grifería de Tres Grifería.

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Un comedor en conexión con la cocina

Diseñada por la firma Tenuee, la estructura de los muebles es de roble macizo y los frontales de puertas y cajones se realizaron con antigua madera de embarcaciones de la zona de Japara, en Indonesia. “Nos costó mucho encontrar lo que buscábamos. Somos jóvenes y queríamos elegir algo informal con lo que identificarnos y que contrastara sin llamar mucho la atención con el resto de la casa”.

Mesa decapada, en Antic Centre. Sillas de India & Pacific y caminos de mesa de lino de Les Créations de la Maison.

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A la mesa

Sencilla y delicada. Esta mesa de Navidad basa su decoración en delicados detalles, como la fina campana de cristal sobre el plato –y con un regalito para los comensales–, la cristalería finamente tallada o el centro de velas que corona la mesa.  

Vajilla de Villeroy & Boch. Campana de Coton et Bois.

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Centros de luz

Un centro de velas ilumina los caminos de lino que dejan ver la mesa de madera antigua, bruñida por el tiempo. 

Bandejas de madera rústica de Filocolore con velas de IKEA.

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En blanco y madera

Las vigas más pequeñas, inservibles para sostener la cubierta, se utilizaron en el techo de las habitaciones, para embellecer las ventanas, en el espejo del baño o para realizar parte del mobiliario... ¡Todo un desafío! Muchos de los muebles los hicimos a medida con nuestros propios diseños, utilizando, por ejemplo, antiguas piezas de madera de viejas puertas, que ya no podían cumplir su función original”, añade.

Cabecero y mesilla de India & Pacific. Guirnalda con piñas y ramas y puf de fibras de Parlane. Nórdico blanco de Textura. Lámpara de Dadà Interiors.

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Amantes de la naturaleza

Muchos de los muebles nos muestran el paso del tiempo, como la cómoda y la vigas del dormitorio, con esa imagen de madera maciza, dulcificada por ramas de abeto, y guirnaldas de piñas o la mesa del comedor desgastada y bruñida.

Cómoda de madera de herencia. Cortinas blancas con tela de El Corte Inglés. Árbol realizado con sobres y tarjetas de Raima.

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Sobre la cama

Todas las estancias son auténticas obras maestras en el juego de las texturas. Buena muestra es las cálidas mantas y plaids que decoran la cama, que en sus tonos blancos, le restan peso a la madera. 

Manta gris con aplicaciones de Zara Home y el plaid blanco con pespuntes de IKEA.

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Baño rústico y navideño

El espejo del baño se diseñó con vigas de la cubierta, al igual que algunas ventanas. Y se ha decorado con elementos muy navideños que crean la pareja perfecta con la madera del techo, la carpintería y el aspecto rústico del lavamanos y la grifería. 

Pila de piedra de Rajoleria Llensa. Espejo realizado por Isaias Lumbreras con madera recuperada. Toallas de Zara Home.

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En la ventana

Los detalles más navideños inundan también el baño. Las velas, que bien pueden lucir en la repisa de la ventana todo el año, sacan su lado más Christmas rodeadas de guirnaldas con un acabado nevado. Definitivamente, nos gustaría pasar la Navidad en esta casa. 

Portavelas de cristal envuelto con un poco de cuerda rústica de Coton et Bois. Todas las velas proceden de IKEA.