Cuando somos niños, envidiamos a los heladeros: “¡La de helados que se comerán!”, nos decimos, fascinados. Ahora que somos mayores, una parte de nosotros codicia (tal vez en secreto) la suerte de gente como Teresa: una vida rodeada de objetos bonitos. Su cotidianidad la pasa entre muebles recuperados, telas que enamoran, detalles rescatados. Teresa es la dueña de Tessa&Co, una tienda barcelonesa en el mercado vintage y de antigüedades Mercantic. Es decir, tiene todo lo que soñamos al alcance de sus dedos. “Cuando encuentro piezas recuperadas o telas antiguas que me fascinan, me las quedo algunas veces y otras informo a clientas”, nos sopla. Eso es tener un ‘enchufe’ de los que nos gustan (“voy renovando mi casa con piezas que voy adquiriendo”, confiesa).

Teresa ha veraneado toda su vida en Sitges, y el año pasado ella y su familia se animaron a buscar casa ahí. “Nuestro objetivo era una casa con jardín, para poder disfrutar del aire libre”, cuenta. Encontraron esta propiedad, “pequeñita”, de unos 120 metros, pero con un maravilloso tesoro: el patio, de otros 100 metros, al que han sacado el máximo partido, con un porche que la propia Teresa cubrió con pajita, “para dar sombra y a la vez luminosidad”. El suelo lo pusieron ellos, es de madera de pino, y junto con la grava (que también pusieron ellos) consigue un contraste muy playero. A su lado, unas sencillas cortinas blancas recuerdan la inspiración de Teresa para toda la casa: “Fue el verano. Deseaba una casa muy veraniega, fresquita, que inspirara ganas de vacaciones, descanso”.

Pasando al interior, la casa está pintada de blanco y está llena de materiales naturales, maderas recuperadas y piezas únicas que Teresa trae de la tienda o el mercado. Como la ventana-cuadro de la habitación de su hija. De la casa a la tienda, su vida entre cosas bonitas continúa. ¡Qué suerte de ‘enchufe’!

Las claves de un porche que nos enamora

  1. Techo de caña. Teresa cubrió techo y paredes con cañizo, “para dar sombra sin perder luz”. Y eligió unas lámparas de yute, para dar el aire rústico definitivo al porche.
  2. Suelo de madera. El comedor, sobre una tarima de pino y la zona de estar, con grava. ¿Su fuente de inspiración? La Provenza.
  3. Una gran mesa. Tenía que ser grande, para poder compartirla con los amigos y la familia. Teresa la recuperó ella misma y colgó unas cortinas blancas para resguardarla en las horas de más sol y darle un toque fresquito.