Decorar con plantas de interior es la mejor manera de sintonizar con la naturaleza sin salir de casa. Entre las más populares se encuentra la Maranta leuconeura, pariente cercana de la calatea con la que suele confundirse. Su follaje llamativo y frondoso hace que sea muy valorada en interiorismo. A continuación te contamos todo lo que necesitas saber sobre la Maranta leuconeura y sus cuidados básicos.
Características de la Maranta leuconeura
La Maranta leuconeura es originaria de las regiones tropicales de América Central y del Sur y recibe su nombre por Bartolomeo Maranti, famoso botánico veneciano de mediados del siglo XVI.
Lo que más llama la atención de la Maranta leuconeura son sus hojas, que parecen pintadas a mano con un dibujo distinto según la variedad de la que se trate, así como sus nervios rojos. Para racionar la humedad ambiental y mantener la hidratación de sus hojas, estas se pliegan durante la noche y recuerdan las manos de una persona rezando, lo que le ha valido el sobrenombre de planta de la oración.
Por lo general, suele ser baja y achaparrada. Existen unas catorce especies, las más conocidas son "Kerchoveana" con manchas negras y verdes, y "Eritrophyll" o "Tricolor" con dos tonos de verde y manchas rojas.
Cuidado y mantenimiento de la Maranta
Quizá no sea la planta ideal si es tu primera vez, pero con unos conocimientos básicos y ganas de cuidarla bien, tienes muchas posibilidades de éxito. Iluminación abundante, temperaturas cálidas, riego moderado, abonado regular y trasplantar cuando lo necesita son algunas de sus claves.
- Al ser una planta tropical, crecerá bien entre los 20 °C y los 28 °C, aunque también puedes apurar entre los 17 °C y 35 °C. Eso sí, nunca por debajo de los 10 °C.
- Es importante que mantengas la planta limpia y sin hojas marchitas. Quita el polvo de las hojas con una bayeta humedecida en agua tibia. Cuando las hojas estén secas, córtalas por el punto de unión del peciolo al tallo con unas tijeras afiladas.
- Para podarla, recorta las ramas demasiado largas y elimina cualquier brote demasiado largo para que el centro crezca se desarrolle con más fuerza.
Consejos para el riego
La mayoría de plantas de interior comparten una característica común: no les gusta el exceso de agua. Si tienes dudas, mejor quedarte corto que pasarte, ya que el encharcamiento es el caldo de cultivo perfecto para los hongos, además de provocar que se pudran las raíces.
Por lo general, deberás regar dos o tres veces por semana en verano y una en verano. Si la temperatura desciende a 10 °C, hazlo cada 10 días. Observa bien el estado de tu planta, ya que cada casa tiene sus propias peculiaridades.
Para acertar vigila bien el sustrato, que debe estar suelto y poroso y siempre húmedo. ¿Un truco? Tócalo con los dedos: si se desmenuza, necesita agua. Para regar añade el agua por la parte superior, mejor todavía si es de lluvia. Deja que drene y a los 15 minutos vacía el plato.
La iluminación adecuada: ¿dónde ubicar una Maranta?
A la Maranta leuconeura no le gusta la iluminación excesiva, de ahí que sea ideal para decorar y dar vida a recibidores y pasillos, y otras zonas en semisombra. En verano evita colocarla en una ventana con orientación sur u oeste; en invierno sí necesita algo más de luz, con lo que tendrás que tenerlo en cuenta para cambiarla de sitio. Al igual que otras plantas de interior, debes mantenerla alejada de las corrientes de aire y las fuentes de calor.
La humedad ambiental, un cuidado básico
Al ser una planta tropical, la humedad es un elemento esencial para cultivar con éxito la Maranta leuconeura o planta de la oración. Así puedes mantenerla:
- Coloca la maceta en un plato con agua, guijarros o grava. Asegúrate de que la base de la maceta no está mojada.
- Rocíala todos los días en verano, y una o dos veces por semana en invierno.
- Le gusta la compañía de otras plantas y la humedad que crean. Ficus, filodendro o drácena son buenos compañeros.
¿Cuándo se abona la Maranta?
Respecto a la tierra, a la Maranta leuconeura le gusta un compost suelto, por lo que las mejores son las hechas a base de turba. Es de crecimiento lento (de cinco a seis hojas nuevas al año) así que para su buen desarrollo es fundamental el abono. Hazlo durante el periodo de crecimiento, de abril a octubre. Utiliza un abono específico diluido en el agua de riego y respeta siempre las indicaciones del fabricante, ya que de pasarte la planta podría quemarse.
Problemas comunes y soluciones en el cultivo de la Maranta leuconeura
La Maranta leuconeura no es una planta que dé excesivos problemas, pero requiere que la observes para poder detectarlos a tiempo. Lo más habitual es que te encuentres con estos dos problemas:
- Hojas rizadas y marchitas. Tu planta está muy seca y tiene frío. Necesita estar a más temperatura. Cámbiala de sitio y aumenta el riego gradualmente.
- Hojas pálidas. Si notas que las hojas van palideciendo el problema es que tiene exceso de sol. Agradecerá que la cambies a un lugar con más sombra. Si está en época de crecimiento abónala semanalmente.
Enfermedades y plagas más comunes y cómo tratarlas
Por lo general, la Maranta leuconeura no es objetivo prioritario de las plagas. Pero no te confíes, ya que si descuidas sus cuidados podrían aparecer. Toma nota de las más frecuentes:
- Araña roja. Las hojas se marchitan y tienen telarañas por debajo. Rocía con un insecticida sistémico y proporciónale mayor humedad ambiental.
- Cochinilla. Aparecen pequeñas manchas blancas en el envés de las hojas. Utiliza un insecticida específico y respeta las indicaciones de uso.
- Hongos. Cuidado con el exceso de riego o podrían aparecer hongos.
Propagación y multiplicación de la Maranta
La Maranta leuconeura no es de las plantas más longevas, pero pueden durar muchos años si la observas bien y entiendes sus necesidades básicas. Para trasplantar la planta, agradecerá que lo hagas en primavera, sin apretar mucho la tierra y asegurándote de que tiene buen drenaje.
Justo ese momento es el ideal para la propagación. Haciéndolo cada tres años por división de raíces mantendrá su vigor. ¿Cómo hacerlo? Primero prepara dos macetas con drenaje y sustrato. A continuación, saca la planta de la maceta y retira con cuidado la tierra vieja. Por último, separa con cuidado las raíces y los tallos de tal manera que resulten dos trozos. Planta cada trozo en su maceta. ¡Y listo!
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