Una alfombra puede ser sumamente decorativa: consigue delimitar espacios, pone un toque de color a cada estancia y aporta esa calidez necesaria para que la casa se convierta en un hogar. Nos encantan, sí, pero también son uno de esos elementos decorativos que más quebraderos de cabeza nos dan, ya que al ser una zona de paso no se libran de manchas, polvo y malos olores.
Son susceptibles de huellas, pisadas, bebidas o comida derramadas, algún que otro despiste de los niños, pelos o arañazos de mascotas entre un largo etcétera. Por eso, cuando ocurre algún estropicio, corremos rápido a solventarlo con todo tipo de productos y medidas no del todo saludables para la propia alfombra, sin saber que el truco más sencillo para que vuelvan a estar como nuevas es un remedio casero y súper barato: el bicarbonato. ¿Quieres saber cómo utilizarlo? ¡Sigue leyendo!
El poder del bicarbonato de sodio
La limpieza adecuada de las alfombras es algo básico para mantener su belleza y prolongar su vida útil. A menudo, la limpieza profesional no suele resultar precisamente asequible, ya que cuentan con equipos especializados, como aspiradoras de alta potencia y máquinas de limpieza a vapor. Por eso, el precio promedio puede oscilar entre 2 y 5 euros por metro cuadrado, ascendiendo a 50 y 150 euros para una alfombra de tamaño mediano. Además, suelen utilizar agentes químicos que podrían ser demasiado agresivos a la larga para según qué diseños. Si quieres ahorrar tiempo, dinero y mantener la calidad de la alfombra, una alternativa factible puede ser utilizar el bicarbonato de sodio para devolverle su aspecto original.
Elbicarbonato de sodio es un compuesto químico que se ha convertido en un producto cada día más buscado entre los consumidores por su asombroso poder de limpieza, súper efectivo para un montón de superficies. En este caso, no solo nos ayudará a eliminar olores y suciedad, sino que también puede realzar los colores de la alfombra y suavizar las fibras, dejando un resultado fresco y renovado.
Esta fórmula es eficaz cuando hablamos de manchas que no contiene residuos aceitosos o grasos, sino que están provocadas por líquidos como el vino, la tinta, el tomate, el café u otros líquidos de color. Y es que el bicarbonato es capaz de absorber el color de la mancha y los restos de polvo y ácaros si sigues los siguientes pasos:
Paso a paso para limpiar las alfombras con bicarbonato de sodio
- Aspira la alfombra: Antes de comenzar, asegúrate de aspirar bien la alfombra para eliminar el polvo y la suciedad superficial.
- Espolvorea generosamente: Espolvorea una capa uniforme de bicarbonato de sodio sobre la superficie de la alfombra que desees limpiar. Asegúrate de cubrir todas las áreas, incluidas las zonas más transitadas y las manchas.
- Opcional: Para potenciar su eficacia, puedes añadir sal al bicarbonato, ya que ayuda a blanquear los tejidos, quitar malos olores y absorber la humedad.
- Añade agua fría: A continuación, empapa el bicarbonato de socio con agua fría. Evita que esté tibia o caliente porque puede dificultar el proceso. También evita echar demasiado agua, porque podría extender la mancha. Por eso, una buena idea es utilizar una botella de spray para humedecer la zona en cuestión de forma controlada.
- Cepilla suavemente: Utiliza un cepillo de cerdas suaves para frotar suavemente el bicarbonato de sodio en la alfombra. Esto ayudará a que penetre en las fibras y absorba la suciedad y los olores.
- Deja reposar: Deja que el bicarbonato de sodio repose sobre la alfombra durante al menos una hora, aunque si lo deseas puedes dejarlo toda la noche para multiplicar su efecto. Durante este tiempo, el bicarbonato trabajará en la desodorización y absorción de la suciedad.
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