Con el tiempo, es habitual que la ropa vaya perdiendo color. Es posible que el rojo de esa camisa que tanto te gusta ya no tenga la misma viveza o un pantalón que antes era negro ahora sea más bien gris. Para que esto no suceda, hay varios trucos caseros muy útiles que ayudan a fijar el color en la ropa, aunque deberás llevarlos a cabo desde el primer día. Por cierto, si quieres saber todo lo necesario para tener una casa limpia y ordenada, no te pierdas nuestros ebooks de orden y limpieza.
Cómo lavar la ropa de color paso a paso
Para mantener el color en la ropa desde el primer día, antes del primer lavado en la lavadora –ya te contamos por qué hay que lavar la ropa antes de estrenarla–, debes seguir unos pasos muy sencillos. Después, con una serie de hábitos al hacer la colada conseguirás que tu ropa mantenga su color –también el negro– durante más tiempo.
Para el primer lavado
- Paso 1. Comprueba la etiqueta. Mira de qué tejido está hecha la prenda, la temperatura a la que debe lavarse, si debe hacerse a mano o si puedes meterlo en la lavadora. Cuando una prenda que destiñe o hay posibilidades de que pierda color, suele advertirlo también. Siguiendo sus indicaciones, darás a tus prendas el cuidado que necesitan y mantendrás su color durante más tiempo.
- Paso 2. Dale la vuelta, ata botones y sube cremalleras. Esto lo tienes que hacer en el primer lavado y en todos los demás. La fricción de la tela al lavarse –tanto a mano como en la lavadora– provoca el desgaste, sobre todo en ropa confeccionada con tela vaquera. Si eres de las que cuando se quita la ropa, la deja del revés... ¡lo estás haciendo bien! Si no, tienes que darles la vuelta antes de cada lavado.
- Paso 3. En remojo con sal. El cloruro de la sal hace que los pigmentos se adhieran mejor al tejido. Rellena un caldero con agua fría con abundante sal (cuatro cucharadas por litro) y deja la prenda en remojo durante media hora, una hora como máximo. Si la dejas durante demasiado tiempo, la sal puede llegar a estropear la ropa. Después, aclárala bien y con abundante agua. Con este paso, compruebas también si la prenda destiñe o no, para que lo tengas en cuenta en futuros lavados. ¿Sabes para qué más sirve la sal en casa, además de condimentar, claro?
- Paso 4. Utiliza jabón líquido y agua fría. Una de las desventajas del jabón en polvo es que al lavar ropa oscura o poner programas de lavado demasiado cortos puede que no llegar a deshacerse del todo y deje manchas blancas en la ropa. El jabón líquido es una solución para que esto no pase. Eso sí, echa en el cajetín la cantidad que recomienda el fabricante. Si te pasas, la ropa no se lava mejor, sino todo lo contrario: quedarán restos de jabón que pueden ser perjudiciales para la piel. Y el agua, mejor fría. Los pigmentos de la ropa pueden desprenderse si se lava a más de 26º C de temperatura y provocar la descoloración de la ropa. Esto hazlo siempre.
- Paso 5. Tiéndela del revés, a la sombra y bien extendida. Si en casa tienes sitio para hacerlo, lo ideal es que se seque al aire libre y evites la secadora –también hace que los tejidos se desgasten–. Mira cómo se lava y se plancha la ropa como un profesional.
- Paso 6. No la laves porque sí. ¿Cuántas veces has recogido tu ropa y echado un pantalón o un jersey a lavar después de tan solo un uso? Si no está manchado ni huele mal, no es necesario lavarlo. Mejor, dale algún uso más. Si tienes de dudas de cuándo es recomendable lavar cada prenda, ¡te las solucionamos!
Para los lavados habituales
- Paso 1. Separa. La ropa blanca de la de color, por supuesto. Pero también los distintos colores si hay suficiente para una colada. También la puedes clasificar por tejidos y niveles de suciedad. Es decir, los jerséis, bufandas o gorros de lana por un lado y la ropa de deporte, mejor por otro. Y lava cada uno en el programa correspondiente.
- Paso 2. Pretrata las manchas. Para la ropa de color lo ideal es un programa más corto que el que utilizas para la ropa blanca, por lo que es conveniente tratar las manchas antes de meter la ropa en la lavadora. Aquí te explicamos cómo hacerlo con las más comunes.
- Paso 3. Lávala como lo hiciste en el primer lavado. Con agua fría, detergente líquido –en su justa medida–, del revés y con los botones abrochados y las cremalleras subidas. También al tenderla ten las mismas consideraciones que cuando la laves antes de usarla por primera vez. También puedes añadir un poco de sal en el tambor, pero recuerda que si abusas puede acabar estropeando la ropa, por lo que no es aconsejable en prendas delicadas.
- Paso 4. Añade un chorro de vinagre. Este ingrediente natural es un fijador de los colores en los tejidos, además servirá para ayudar a la eliminación de manchas y olores –también para eliminar la cal y suavizar las prendas–. Si cuando la saques de la lavadora tiene un leve olor a vinagre, no te preocupes, cuando se seque habrá desaparecido.
- Paso 5. Plánchala del revés y a baja temperatura. Así evitarás también que los colores se degraden menos y los brillos en el tejidos. También hazlo solo si es necesario. Una de las cosas que puedes hacer para evitar esta tarea es tender la ropa bien.
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