Sabemos que las mascotas pueden llegar a quererse como si de un miembro de la familia se tratasen, por eso mismo, cuando observamos cambios en su comportamiento o cuando enferman por cualquier causa, nuestra respuesta natural es preocuparnos.
¿Tu gato ha dejado de maullar de repente? Probablemente, te estarás preguntando si se trata de un problema grave o si es algo transitorio con fácil solución. Sea como sea, estás en el sitio adecuado, porque vamos a contarte cuáles son los motivos más habituales por los que un gato puede dejar de maullar, y qué puedes hacer para solucionarlo.
Razones por las que un gato deja de maullar
Para empezar, es importante aclarar que el maullido es el medio de comunicación por excelencia de los gatos para comunicarse con los humanos (en la naturaleza emplean otros métodos). A través del maullido, pueden pedir comida o llamar nuestra atención para que les demos mimos o compartamos con ellos un ratito de juego. En definitiva, el maullido de un gato viene a ser lo mismo que el ladrido de un perro. No obstante, existen algunas razas de gatos como los exóticos o los bengalíes, que no suelen maullar o no lo hacen con tanta frecuencia, ¡tenerlo presente puede evitarte sustos indeseados!
Como descubrirás a continuación, los motivos por los que un gato puede dejar de maullar son diversos y siempre tienen que ver con su salud, ya sea física o mental.
1. Estrés y ansiedad: en efecto, al igual que ocurre con los humanos, los gatos pueden dejar de maullar cuando están pasando por periodos de estrés, ansiedad o depresión. Por lo general, este síntoma va unido a la falta de apetito y la ausencia de actividad diaria (juegos, carreras, interacción, etc.). Vamos, que es fácil de identificar.
2. Ronquera: en ocasiones, por ejemplo, durante los periodos de celo o las peleas, los gatos suelen maullar durante un tiempo muy prologando con una intensidad más alta de lo normal. Por eso mismo, pueden quedarse roncos durante varios días.
3. Laringitis: si tu gato bebe agua demasiado fría (algo que ocurre sobre todo en verano), su laringe se puede inflamar y ser la causa de que deje de maullar.
4. Gripe y resfriados: si un gato se expone a un ambiente extremadamente frío o si está en un lugar con fuertes corrientes de aire, puede resfriarse, y si el catarro no se cura bien, puede desembocar en infecciones como el calicivirus o la rinotraqueitis. Ten en cuenta que si va al día con la vacunación, se evitan la gran mayoría de causas víricas que provocan estas patologías.
5. Bronquitis felina: a raíz del frío o de un maullido excesivo, los gatos también pueden desarrollar esta enfermedad respiratoria denominada como bronquitis felina. Es como el asma. Este tipo de patología está relacionado con el pulmón y el sistema inmunitario, no afecta a la vocalización a no ser que de la tos se acabe irritando la garganta.
Un gato con pelaje y ojos de color naranja sentado sobre una tabla de madera.
Qué hacer si tu gato no maúlla
Si ya has identificado el problema, es el momento de actuar. Nuestra recomendación es que pidas cita urgente con tu veterinario de confianza, y por supuesto, que no se te ocurra medicarlo por tu cuenta. Sin un diagnóstico claro, eso solo agravaría las cosas.
En caso de que se trate de un problema de estrés o ansiedad, deberías hacer todo lo posible por crear un entorno relajado en casa donde tu gato pueda sentirse seguro, intentando no alterar las rutinas diarias. Además, es importante que le demuestres todo el cariño que se merece, y que le proporciones todos los estímulos que necesite en el día a día para distraerse, como juguetes o incluso snacks saludables (si ha dejado de comer).
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