La Casa de Navidad de El Mueble está ya viviendo sus últimos retoques, preparada para abrir sus puertas el 1 de noviembre en la Calle Hortaleza, 87. Pero... ¿sabes por qué hemos elegido el Palacio de Santa Bárbara para convertirlo en nuestra Casa de Navidad? La pregunta tiene muchas respuestas, ya lo verás... Pero una de las principales es que este palacio, por sí solo, ya se merece una visita.
El palacio es una joya arquitectónica
Con su majestuosa fachada neoclásica y sus bellos jardines, el palacio es un monumento histórico de gran valor cultural. Fue construido por el arquitecto Juan de Madrazo y Kuntz en 1866, a partir de las pautas establecidas por el arquitecto francés Viollet-le-Duc. Y se hizo por encargo directo del Conde de Villagonzalo que lo habitó hasta finales del siglo XIX. Por eso también es conocido como el Palacio del Conde de Villagonzalo. Es una obra única, ya que hay muy pocos edificios madrileños de sus características.
No te pierdas detalle: por fuera
Conserva el ladrillo visto, algo curioso si observamos el resto de palacios de la época. Y es que es uno de los hitos de la teoría de Viollet-le-Duc, que quería mostrar el material y su finalidad constructiva, sin artificios.
Si miras hacia arriba, apreciarás otro de los detalles únicos, en lugar de las típicas cornisas de piedra, los alerones están hechos de madera labrada, otra influencia medieval de Viollet-le-Duc.
También es precioso el trabajo realizado con la piedra tallada, las rejas o los miradores de hierro forjado de las esquinas que crean dos balcones gemelos. También el pórtico que cubre la entrada principal.
Un palacio para revivir su pasado aristocrático
No se sabe mucho del conde de Villagonzalo. Todos los nobles de la época estaban interesados en el arte, pero su caso es un poco especial. Solo alguien realmente experto y atento a las últimas vanguardias se podía atrever a encargar un palacio con este estilo tan rupturista y avanzado a la época.
Eligió al arquitecto Juan de Madrazo y Kuntz, que trabajaba bajo la influencia del gran arquitecto francés Viollet-le- Duc, famoso por la restauración de la Catedral de Notre Dame de Paris y por labrar las bases de un nuevo estilo que recuperaba la arquitectura europea medieval y, especialmente, el gótico, buscando "la sinceridad estructural y constructiva".
Es uno de los pocos ejemplos de edificios madrileños que responde a esta corriente racionalista de la segunda mitad del siglo XIX, también conocida como Neomediavalismo o estilo isabelino, por esta razón se lo considera una joya arquitectónica.
¿Cómo era la vida en el Palacio?
El condado de de Villagonzalo es un título nobiliario otorgado por el rey Felipe V en 1705 y hace referencia a la villa de Villagonzalo de Tormes en Salamanca. Pero en el siglo XIX era habitual que los nobles quisieran tener un palacio en la capital como muestra de su estatus y poder. Como hemos visto en infinidad de películas y series, ahí vivían rodeados de lujos y múltiples sirvientes.
En él recibían a sus invitados, realizaban sus negocios y mantenían una amplia vida social, que incluía fiestas, recepciones, encuentros culturales... Eran días importantísimos en los que se ponía a prueba la influencia de los condes y no se reparaba en lujos: grandes bailes y comidas a los que asistían los nobles e invitados de la corte. Allí se cerraban negocios y también matrimonios.
Las paredes estaban decoradas con cuadros y tapices. Los suelos cubiertos con grande alfombras orientales que los protegían y ayudaban a mantener caliente la casa cuando el invierno era crudo y las chimeneas chispeaban las 24 horas en todas las habitaciones.
Solo la cálida luz de las velas iluminaban las enormes estancias mediante lujosos candelabros, grandes lámparas y candiles, ya que no fue hasta el siglo XX que llegó la electricidad.
¿Cómo es el palacio que podemos disfrutamos ahora?
Una vez que el conde dejó de habitarlo, el palacio pasó por diferentes manos y usos durante el siglo XX. Incluso fue un colegio. Pero una importante restauración entre 2015 y 2020 se encargó de recuperar la fachada, los jardines y las salas principales siguiendo los archivos históricos de la época. Por eso ahora lo podemos disfrutar tal y como fue pensado originalmente.
Decorativamente hablando es un edificio precioso
En la actualidad el Palacio Santa Bárbara dispone de 450 m2 distribuidos en dos plantas y 6 luminosos salones.
En el patio nos recibe un pórtico con columnas trabajadas que da acceso a un recibidor majestuoso que nos redirige a varias salas (en las que se realizarán las charlas y los talleres) y una increíble escalera de mármol. Es sin duda uno de los espacios estrella de la casa, también por el juego de molduras y colores de las paredes.
Pero lo más importante: no te olvides de mirar hacia arriba, porque te espera un impresionante y delicado lucernario de cristal, una de las joyas de la casa en las que es imprescindible detenerse.
En el piso de arriba nos espera un gran salón de 85m2, no es difícil imaginar su esplendor durante las múltiples fiesta que seguro que ha vivido. Aquí encontrarás nuestro salón y comedor de Navidad. Al lado dos salas más de 35m2 en las que hemos preparada la cocina con office y el dormitorio.
No te puedes perder...
Las diferentes chimeneas de mármol que encuentras en cada una de las habitaciones. Todos los trabajos hechos con los arrimaderos y las molduras. Los espejos, las consolas, las lámparas, los preciosos balcones...
Y no dejes de mirar hacia el suelo: el trabajo con el parquet de espiga es impresionante: va variando en las diferentes habitaciones y pasillos. En el salón principal, por ejemplo, combina dos tonos y diferentes sistemas de colocación para zonificar y crear marcos en cada uno de los espacios.
Te será muy fácil llegar si quieres visitarnos
El Palacio de Santa Bárbara está muy bien comunicado. Si usas el metro tienes dos opciones: bájate en la parada de Alonso Martínez (L4, L5, L10) o en Tribunal (L1, L10). Si prefieres el autobús puedes usar la líneas 3, 7, 21, 37, 40, 149, C03, N23, N25, N26. Y si te acercas a Madrid en tren, la estación de Cercanías de Recoletos.