1. El suelo de madera, el mejor aislante
Por el suelo es por donde la casa pierde más calor. Si en verano el suelo puede llegar a 16º, en invierno baja hasta 10º. Si tienes parqué de madera natural, tienes el mejor aislante. Si es laminado, su efecto madera generará sensación cálida pero para abrigar de verdad, cúbrelo con alfombras.
2. Renueva las ventanas y su aislamiento
Porque si por el suelo se escapa el calor, por las ventanas ¡ni te cuento! De día, levanta las persianas para que el sol entre en casa y caliente la habitación, pero cuando este se vaya, baja persianas y corre las cortinas para que el calor no se fugue. Soluciones: pon doble cortina o combina estores y caídas –muy decorativo y útil–. Y haz que lleguen al suelo. En cuanto a tejidos: linos gruesos o terciopelos finos.
3. Tapizados mullidos y gustosos
Los tejidos de chenilla o terciopelo son perfectos para darle al sofá o a la butaca el calor que necesitas en tus maratones de Juego de tronos. Las formas redondeadas y ergonómicas añaden confort. Y, por supuesto, todo mullido y blandito. Si tu sofá no tiene un tejido cálido puedes ponerle una funda para el invierno y, si es demasiado recto, pon mantas en los reposabrazos y añade muchos cojines.
4. Alfombras: donde hay pelo, hay confort
Para el invierno, apuesta por las alfombras de lana y de pelo largo. Su pisada es mucho más mullida y aíslan mejor del frío e incluso del ruido. ¿La tendencia? Con estampado patchwork y geométricos.
5. Colores con efectos secundarios
Lo sabemos: hay colores fríos y otros cálidos. Pero hay otro dato importante para el invierno: cuanto más oscuros, más calor absorberán. Los grises oscuros, por ejemplo, captan el 90% del calor que les llega y los verdosos, el 79%. Así que no lo dudes, un sillón, ropa de cama o una pared oscura elevará la sensación térmica en casa.
6. Zócalos acogedores en las paredes
Visten muchísimo y se convierten en aislantes en la pared. De 120 o 150 cm de alto o en madera o DM lacado, los zócalos son perfectos para el salón, el comedor o un office en la cocina (¡qué frío resulta el azulejo!). Llévatelo también a las habitaciones. En el cuarto de los niños evitarás roces en la pared. Otra opción de zócalo más económico: bolon o papel pintado.
7. Madera para tu casa
Los muebles de madera natural son los reyes para crear espacios cálidos pero si los tuyos no lo son, tienes un truco infalible: decora con detalles de madera. Y si tienes una pieza única como un mueble antiguo de madera, dale un sitio especial, ilumínalo y hazlo protagonista. Su efecto cálido calderará todo el ambiente.
8. Estampados muy de invierno
Cojines con ilustraciones de ciervos, papeles pintados con siluetas de abetos, ropa de cama con motivos nórdicos... Cualquier imagen que te transporte a ambientes rústicos o de montaña, "calentará" la estancia. Es fácil probarlo.
9. Mágica y cálida iluminación
Huye de la luz general, más enfría, y opta por luces puntuales: en la librería, sobre una mesita, en el suelo... Por supuesto, leds de luz cálida y una idea: instala dimmers para regular la luz y hacerla más ténue cuando no necesites intesidad. La iluminación también hará más cálida tu casa en invierno.
10. Tejidos calentitos, gustosos, gruesos… ¡infalibles!
El punto, el mohair, el terciopelo, los textiles de pelo... son magníficos calefactores. Una simple manta de pelo puede hacer que la cama más blanca se vea cálida.
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