Comedores pequeños: 50 propuestas que lo tienen todo y aprovechan el espacio

La decoradora Begoña Susaeta convirtió este pequeño comedor en una joya. No solo por la luz y las vistas de las que disfruta, sino porque lo vistió para sacarle el máximo partido. Las paredes se empapelaron con un papel de un personalísimo azul Bilbao, que también encontramos en los motivos de las sillas tapizadas. Una mesa redonda aligera visualmente el espacio, completado con un armario que sirve de alacena. 

Incorporar un balcón o terraza suele ser una buena inversión para ganar espacio útil y luz. Aunque nos puedan parecer pocos, aquí vemos que un par de metros pueden ser suficientes para encajar (y ganar) un comedor extremadamente luminoso. El banco, además, es un espacio extra accesible para guardar. 

Una de las grandes ventajas de optar por una mesa cuadrada o rectangular en comedores pequeños es que te permite arrimarlas a la pared ganando espacio libre para moverse, como se ha hecho en este mini comedor. 

La mínima expresión de una cocina, camuflada bajo los muebles con molduras y lacados en blanco, convierten lo que sería un comedor pequeño en un gran espacio, también decorativamente hablando. El suelo lo enmarca, lo separa del salón y remata el estilo.

¿Quién dice que por ser pequeño no puede ser estiloso? Este comedor ha compensado la escasez de metros con mucha personalidad. Empezando por el divertido papel pintado de las paredes, que envuelve este espacio y lo llena de encanto. Además, se ha optado por una mesa redonda, que resulta visualmente más ligera que una de rectangular y ocupa menos sin renunciar a la capacidad. 

Este comedor es tan pequeñito como práctico. La decoradora Pia Capdevila aprovechó la trasera del mobiliario de la cocina como respaldo del banco, lo que le permitió ajustar al mínimo el espacio del comedor. Además, lo equipó con cajones para guardar desde el menaje hasta la mantelería. 

Comedor, isla de trabajo y zona de despacho: un tres en uno de lo más práctico. Y es que en este mini apartamento se ha aprovechado al máximo el espacio con un comedor que, aunque sea pequeñito, es capaz de acoger cómodamente a seis personas.  

Este comedor, integrado en la zona de día, es pequeñito pero cómodo para cuatro personas. Y, en el caso de necesitar ampliar la capacidad, basta con colocar la mesa en el centro de la estancia y habilitar más plazas de asiento. Aunque separado por la cocina por una cristalera, se mantiene el contacto visual entre ambos espacios. 

En este salón se ha aprovechado el espacio debajo la escalera para ubicar el comedor, que a pesar de ser pequeñito, se ha proyectado con piezas singulares que le dan prestancia, como las originales sillas o la mesa, con sobre sólido de madera, en la línea de los peldaños volados. 

Este comedor es pequeño pero muy práctico, porque la mesa, al ser una prolongación de la encimera de la isla, sirve de superficie de trabajo extra. 

En este comedor se ha optado por pocas piezas pero con personalidad. Una mesa de madera redonda, perfecta para comedores pequeños, y con un punto rústico; un kilim colorista y unas sillas recuperadas. El arrimadero, de aire clásico, arropa un espacio con mucho estilo. 

Con un arrimadero con listones de madera, una alacena con sabor rústico y una lámpara vintage, este mini comedor es tan coqueto como cómodo. El banco, además, permitió reducir la distancia entre la pared y la mesa. 

Este comedor es pequeñito pero super cómodo. Integrado en la cocina, se reducen los recorridos y además se ha completado con una zona de baldas y cajones para tener más a mano el menaje. 

Pequeñísimo pero muy bien resuelto con soluciones a medida. Así es este comedor, que se ha planificado con una mesa más estrecha de lo convencional para que ocupe lo menos posible y con un banco, cuya trasera es un armario a medida que abastece tanto al comedor como al salón. 

Pequeñito pero cómodo para el día a día de una familia. Y es que este comedor integrado en la cocina cuenta con un banco, perfecto para los peques de la casa, y un par de cómodas sillas de fibras. Además, una ventana fija lleva más luz desde el salón. 

Cuando más escasean los metros, más se avispa el ingenio... 

Cuando el espacio es justo y de difícil acceso las mesas redondas siempre hacen la circulación más fácil. También te permiten flexibilizar el número de comensales más cómodamente.

Sin perder ni un centímetro, pueden convertirse en un asiento más en un comedor mini como este, si lo tapizamos como el banco.

Podemos decorar como en los grandes comedores si conseguimos que todas las elementos sumen ligereza: tenemos un papel pintado con motivos clásicos en la pared, pero muy integrado con tonos grises muy suaves; tenemos una mesa para 6, pero es ovalada y con un sobre y una patas muy ligeras; combinamos dos tipos de sillas, pero las semibutacas de los extremos son de fibra natura; tenemos una lámpara de techo pero muy conjuntada y ligera...

Este es un único espacio abierto para salón, comedor y cocina de estilo rústico. Tiene una mesa antigua que además es extensible con dos alas. Pero lo importante en este caso son las ruedas. Cuando no se usa para comer se mueve hacia la trasera del sofá, así deja más espacio libre y funciona como superficie de apoyo.

Sí, un banco puede ser clásico si está lacado y sigue el juego de las molduras, encaja perfectamente con el estilo de las sillas. Y para que sea más sofisticado y realmente cómodo, el respaldo también tiene que ser tapizado.

Si quieres muchos asientos en poco espacio, coloca los bancos formando un U. ¡Apto para familias numerosas! O cenas con amigos. Pero, ciertamente, es una solución más pensada para cuando hay niños o para segundas residencias, ya que el acceso no es fácil y cómodo para los adultos. 

Que los espacios sean multifuncionales es casi obligatorio cuando tenemos poco metros y más si trabajamos o estudiamos en casa.

Al juntar las dos mesas y recolocar las luces. También se ha pensado en que las sillas fueran aplicables para facilitar el almacenaje extra.

Esta sería la mínima expresión de una mesa de comedor: 60 cm de ancho y 90 de largo. Y las sillas, claro, plegables.

A veces nos resignamos a tener un comedor mini porque no miramos el espacio y la distribución de nuestra casa con otros ojos. Si tienes la suerte (sí, la suerte) de tener un pasillo largo y desaprovechado, seguramente podrás abrirlo o incorporarlo al salón o la cocina. En este piso pequeño era un desperdicio: se ganó un metro a la cocina (que además ahora recibe luz natural) y allí se colocó el comedor. 

Las paredes del comedor, y especialmente cuando el espacio es pequeño, son unas de las que más sufren de rozaduras, manchas y golpes. Si la mesa queda pegada a la pared y las sillas casi, los arrimaderos son un must. Aquí continúa en la barra que lo separa de la cocina.

Para aligerar el espacio apunta el look: mesa fijada a la pared y con una sola pata para que ocupe lo mínimo, sillas plegables con respaldo abierto y baldas que ayudan a ordenar (con 15 cm de fondo basta).

Crea un rincón especialmente pensado para el comedor, aunque esté abierto al salón dando protagonismo, por ejemplo a la pared en la que se apoya la mesa. La composición de marcos destaca sobre el gris, el mismo color que el bajomantel y los individuales: un recurso que redondea el look.

Cuando el comedor queda muy encajado entre paredes, una mesa redonda le da mucha más sensación de ligereza y dinamismo a un espacio tan cuadrado. Y como no quedan muchos más recursos para decorar, en este caso, el papel pintado funciona casi como un trampantojo, dando profundidad.

En este caso se ha procurado que todo quede muy engamado, del mismo color. En la pared, las cortinas, las lámparas, las sillas... así todo parece fundirse. El diseño de la silla, al ser de fibra, es especialmente ligera. También la mesa. Para redondear el resultado: un espejo que imita una ventana nos engaña la vista multiplicando la luz y la profundidad del espacio.

 “Vaya, me ha tocado pata”. Para que nadie esté incómodo elige una mesa con base central en lugar de la típica con patas en las cuatro esquinas o cerca de ellas. Imprescindible si tenemos un banco fijo. Son mucho más cómodas ¡y nadie tendrá mala pata!

O exenta, claro. Un banco y unas cuantas sillas plegables dan mucho juego. Tal y como está colocada la mesa ocupa muy poco espacio y pueden comer cuatro personas. Si la apoyamos en la pared por la parte estrecha de la mesa, se sientan cinco y si la ponemos exenta, seis (o 7). Que todos estos juegos sean posibles también es gracias a la luz de flexo que se encoge y se estira según convenga.

Este recorre toda la pared del salón comedor y en la zona de sofás sirve para apoyar cuadros, la televisión y se convierte en zona de almacenaje. Para sentarse, en cambio, es mucho mejor que esté vacío por debajo, así podemos colocar cómodamente los pies y no tenemos que sentarnos en la punta.

A veces no tenemos otra opción que ocupar una zona de paso... Esas veces, con que quepa la mesa puede ser suficiente: utiliza taburetes que se escondan por completo debajo de ella cuando no los uses.

¿Cuántos somos hoy? Si te gusta recibir en casa tu must-have es una mesa extensible. La pared también parece de madera, pero es un papel pintado que la destaca y protege.