Los espejos redondos han dejado de ser tendencia para convertirse en una opción habitual a la hora de decorar la casa. Y el baño, espacio en el que los espejos tienen un papel básico, no es una excepción.
De hecho, desde hace tiempo, los sanitarios, lavamanos e incluso las griferías han ido rindiéndose a las líneas curvas, suaves y orgánicas, presentes cada vez más en los catálogos de las firmas especializadas en baños. Por lo que, era cuestión de tiempo, que esta moda acabara llegando también a los espejos.
A la hora de elegirlos, es importante valorar su tamaño y el marco. Respecto al tamaño, cuanto más grande sea, mejor reflejará las luz y las vistas, pero es importante que su tamaño esté proporcionado con las dimensiones del baño. Un truco para ganar superficie acristalada es elegir un diseño sin marco, una opción muy minimalista y discreta.
En cuanto al marco, hoy en día pueden ser de múltiples materiales: desde la madera o el metal hasta las fibras vegetales, que en un baño pondrán una nota cálida muy especial.
Aunque la fiebre por espejos redondos no es algo nuevo. De hecho, el icónico espejo Adnet vio la luz en 1946 y aún hoy en día, siendo un elemento muy apreciado que no ha perdido ni un ápice de actualidad. Este espejo, que ha sido muy revisionado, destaca por su marco de metal y su correa de cuero que los sostiene. Es obra del diseñador francés Jacques Adnet.
Razones por las que poner un espejo redondo en el baño
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