Entre las opciones de sofá cama, los sistemas desplegables son de los más demandados, sobre todo los llamados de apertura italiana, de los que ya te hemos hablado. ¿Por qué? Su facilidad de uso es la principal razón. No hay que liarse a quitar asientos y cojines para utilizarlos de inmediato. Pero, a la vez, hay un plus muy importante: al no dormir sobre los asientos ni sobre los respaldos, estos se desgastan mucho menos y el sofá dura en mejores condiciones por más tiempo.
Sea cual sea, asegúrate un buen descanso
A parte de todo lo que ya te hemos contado, hay un punto muy importante a tener en cuenta: el interior. ¿A qué nos referimos? Una buena base es clave para que la espalda no sufra.
Si vas a usar el sofá cama puntualmente y no es un sofá cama con colchón, procura que la espuma interior de los cojines y los almohadones sean de alta densidad (de más de 25 kg de densidad y lo más gruesa posible), así la espalda no notará el somier o la tabla. Y si tiene colchón interior, los de espuma HR son una buena solución; ten presente aquí también que cuanto mayor sea su densidad, más calidad y firmeza tendrá.
Los colchones de muelles ensacados también son muy cómodos y no sufren al doblarse. En cambio, hay que tener en cuenta que, si no está continuamente abierto, los colchones de viscoelástica o de látex no serían la mejor opción ya que necesitan transpirar y estar encerrados mucho tiempo (o doblados), no es lo que más les conviene. Y ahora que ya tenemos más claro, ¿qué tal si nos inspiramos un poco? ¡Sigue leyendo!