Un piso pequeño (75 m2) moderno y estiloso: con puertas de cristal y baños con papeles pintados

La demolición de tabiques, techos y suelos, permitió a la interiorista poder rediseñar esta casa a la que le falta mucha luz. A pesar de ser algo difícil de conseguir, por la ausencia de patios interiores y estructuras de hormigón, con una paleta de colores neutros y la selección de materiales suaves y serenos, se ha conseguido un ambiente muy fresco y elegante. 

Y es que, tanto este salón como la casa en general, se caracteriza por ser un hogar ecléctico, sin adherirse a un estilo específico. "El proyecto se ha adaptado a los gustos y necesidades del cliente, explorando elementos de diferentes estilos, como el nórdico, el clásico moderno, el romántico y el minimalismo", cuenta la interiorista.

Se ha buscado un equilibrio entre interiorismo, decoración y estilismo, cuidando cada detalle para crear un ambiente armonioso y funcional. "La capacidad de combinar estilos de manera sutil es una característica distintiva del trabajo del estudio", dice Irantzu. El salón además cuenta con la gran virtud de tener acceso directo a una fabulosa terraza para disfrutar en familia. Un ventanal separa las dos zonas comunes, conectando el interior con el exterior y haciendo mucho más confortable a este hogar en el que el mobiliario de diseño y los elementos decorativos ponen un toque de color y estilo.

Para poder ganar luz y cambiar la configuración compleja con paredes a 45º, el estudio de interiorismo despejó las zonas comunes, redistribuyendo su espacio para aprovecharlo al máximo, como fue en el caso de esta bonita cocina en tonos blancos y madera que ahora tiene mucho almacenaje y una zona de trabajo cómoda.

"El diseño permitió al cliente elegir entre varias propuestas de distribución para optimizar el espacio disponible. La decoración y el estilismo se fueron definiendo a lo largo de la reforma, culminando en un ambiente que refleja la identidad y el estilo de la familia" explica Irantzu.

Una idea inspiradora que tomamos de la interiorista es la de cambiar las puertas tradicionales por puertas de cristal que permite que toda la luz, tanto del salón como de los dormitorios y, en este caso, de la cocina, se extienda por toda la vivienda. De esta forma, la zona de la cocina y el comedor pueden quedar cerrados cuando se esté cocinando o comiendo, evitando que salgan olores en el resto de la casa, pero en todo momento todos los rincones están conectados visualmente. De esta forma, quedan ambientes luminosos, que era uno de los objetivos clave de esta reforma.