Las mujeres francesas amarán estos dormitorios de verano
Sofisticados, elegantes y con mucho charme. Así son estos dormitorios de verano. Motivos más que suficientes para enamorar a las mujeres francesas (y a las que no lo son)
El capitoné y la chaise longue, dos señas de identidad, que seguro incluirán en sus dormitorios de verano las mujeres francesas. Pero no son las únicas...
El Mueble
¿Qué tienen estos dormitorios de verano que las mujeres francesas van a caer rendidas ante ellos? Pues todas esas características de la decoración francesa tan suyas, que les hacen ser símbolo de lo ostentoso, el buen gusto y la distinción. Las molduras, los doseles en las camas, los dorados o el amor por los muebles vintage son algunas de ellas. En El Mueble lo han captado y estos dormitorios rinden homenaje a los exquisitos gustos galos y al bien vivre del estilo Mediterráneo.
Cabecero de capitoné en terciopelo gris realizado a medida. Papel pintado, de Élitis, en Gancedo. Cortinas y banqu, de Pantay.
El Mueble
El cabecero tapizado y de capitoné
Aunque fue un inglés, el conde de Chesterfield, quien creó esta técnica de tapizado a finales del siglo XIX, las francesas enseguida se rindieron a ella para decorar respaldos y asientos. Por eso la mayoría eligen el capitoné para decorar sus cabeceros de cama. Y si es de terciopelo, mejor que mejor. Lo suelen completar con el banco a los pies de la cama, a juego.
2 / 14
Cama y mesilla, en Mujika Aramendi Decoración.Molduras, de Orac Decor.
El Mueble
Las molduras, oh la là
¿Hay algo más elegante para decorar las paredes que las molduras? Posiblemente, no. Las francesas se vuelven locas con ellas. Lacadas en blanco, como las paredes, multiplican la luz, una de las señas de identidad del país galo. Este dormitorio de verano, con cabecero tapizado curvilíneo y apoyado en la pared blanca de cuarterones, les va a encantar. Los apliques antiguos con lágrimas de cristal suspendidas son muy chic. Es un proyecto de Mujica Aramendi Decoración.
3 / 14
Cama similar en Goss & Raffles. Cortinas, de H & M Home. Banco, alfombra y estores de lino diseño de la decoradora.
El Mueble
Las camas, mejor con dosel
Las camas regias con doseles les privan a las francesas. Además de dar al dormitorio un toque romántico, se aseguran mayor intimidad. Esta de la imagen con estructura de madera de roble y caídas de lino es un diseño de Paula Duarte. Como el banco a los pies de la cama para el que la interiorista eligió un tapizado con tela de algodón en cuadros vichy, tan típicos de la localidad francesa del mismo nombre.
4 / 14
Escritorio de anticuario. Funda nórdica, cojines y manta, de Zara Home. Alfombra, de Maisons du Monde.
El Mueble
Un mural pintado a mano
Los dormitorios de las mujeres francesas cuánta más carga dramática tengan, mejor. En lugar del papel pintado al uso, nuestras vecinas estilosas prefieren murales pintados a mano, convertidos en los tapices del siglo XXI. Clara demostración de su amor al arte. Con un mueble antiguo —en este caso un escritorio—, un espejo de marco dorado y una lámpara vintage, este dormitorio se habrá ganado su corazón para siempre.
5 / 14
Mesita de noche de herencia. Apliques realizados a medida.
El Mueble
Los muebles antiguos son un must
Las francesas son muy dadas a pasearse por los variados mercadillos que pueblan sus ciudades. En su dormitorio no puede faltar un mueble vintage, vivido y con una historia detrás: un aparador, una cómoda o una mesilla de noche centenaria. Como esta de la imagen, una pieza heredada que pertenecía a la abuela de la propietaria que da un porte señorial a este dormitorio de verano.
6 / 14
Mesita de noche, de Becara. Apliques, de Naluz.
El Mueble
Adoran lo imperfecto
Las mujeres francesas huyen de lo convencional, de lo absolutamente perfecto, del orden cuadriculado. Por el contrario, para ellas lo defectuoso, usado y deteriorado es un plus. En este dormitorio de verano con las paredes sin tratar serían la mar de felices. Y si le añades una bañera exenta, la crème de la crème.
7 / 14
Chaise longue de anticuario. Cuadro, de Antonio Mata.
El Mueble
La chaise longue, símbolo del progreso
El siglo XVIII fue una época de grandes cambios sociales en Francia. El papel de la mujer empezó a tener mayor protagonismo, tanto en lo público como en lo privado. Fumar o tumbarse en el sofá dejaron de ser hábitos exclusivos masculinos. No había casa de la aristocracia francesa donde no hubiera ese sillón largo llamado chaise longue. Las mujeres francesas desde entonces lo aman porque pasó a ser un símbolo de estilo, progreso y elegancia. Un dormitorio que se precie debe incluirla en su decoración, como este de la imagen decorado por Dafne Vijande.
8 / 14
Papel pintado y colcha, de Élitis.
El Mueble
Lámparas de araña glamurosas
La discreción no es un rasgo que defina a las francesas. En decoración les gusta lo pomposo, lo suntuoso, todo aquello que llame la atención y no deje indiferente. ¡Vamos que el minimalismo no entra en su vocabulario! Para iluminar sus dormitorios eligirán lámparas de lágrimas de cristal, tipo palacete, como ésta enmarcada por un bello rosetón. ¿Más aciertos de este dormitorio de verano que harán las delicias de las mujeres francesas? Sus paredes texturizadas, revestidas de papel pintado de rafia natural y los escarabajos de cristal XL que las recorren.
9 / 14
Silla, de Crisal. Lámpara de sobremesa, de Zara Home. Cuadro, de Mayesa Mira.
El Mueble
Asientos con personalidad
En los dormitorios de las mujeres francesas no puede faltar un escritorio formado por una mesa de madera antigua y una silla con respaldo medallón, tipo Luis XVI. Con la estructura de madera decapada gana puntos. Los colores ocres son otra debilidad gala. Este dormitorio de verano, con pieza de arte incluida, lo tiene todo.
10 / 14
Cama y mesilla de noche, de Maisons du Monde.
El Mueble
Con colores pastel ¡triunfo total!
Además de los ocres, los tonos empolvados apasionan a las francesas. ¡Son tan románticos! Enséñales una cama hecha con azules, verdes o rosas suaves y caerán rendidas a sus pies. Este dormitorio de verano tan ideal ha sido creado por Interior Facelift.
Cabecero realizado a medida, diseño de Anna Mercadé.
El Mueble
Flores y más flores
Si hay algún estampado que les gusta a las francesas, ese es el floral. Si fuera por ellas las pondrían por todo el dormitorio para vivir en una primavera eterna. Esta colcha con cojines a juego, seguro que les gustaría. Y si ya tienes el detalle de ponerles una almohada de rulo y un cuadro de petit point, las harás sentir como en casa.
12 / 14
Papel pintado, de La Maison. Lámpara de sobremesa, de Pardo. Sábanas y cojines, de Lexington.
El Mueble
Azul como el mar azul
Otro de los colores fetiche de las francesas es el azul en toda su gama. ¿Quizá porque les recuerda a las aguas turquesas de su maravillosa Costa Azul? Este dormitorio de verano, diseñado por Gemma Gallego, bien podría estar en plena Riviera francesa.
13 / 14
Cómoda y papel pintado, de Laura Ashley, en Federica & Co.
El Mueble
Maximalismo a tope
Si alguna mujer francesa pasara en este dormitorio una sola noche se pondría súper contenta. Envuelta en este estampado floral de lavanda, cualquiera diría que está en plena campiña de La Provenza. El papel pintado se alza como absoluto protagonista revistiendo paredes y techo.
14 / 14
Colchas y papel pintado con estampado Toile de Jouy.
El Mueble
Un estampado rústico y señorial
El Toile de Jouy es uno de los estampados más característicos de Francia. Su nombre proviene de la localidad Jouy-en-Josas, donde se construyó la primera fábrica textil en la segunda mitad del siglo XVIII. Sus escenas pastoriles llenaron las tapicerías, la ropa de cama y mesa de las casas nobles francesas. Hoy, sus diseños atemporales se han extendido por todo el mundo. Las mujeres francesas no dudarían en poner este dibujo en las habitaciones de sus hijos, como hizo en este dormitorio infantil la decoradora Carmen Figueras.