El estudio taller de una arquitecta e interiorista en el centro de la ciudad

El estudio ubicado en un edificio de piedra, cuenta con una fachada compuesta por una gran carpintería de cuarterones de hierro negro combinados con una cerámica estriada que sigue la paleta cromática del interior. Desde esta entrada, la luz incide en gran medida al interior. Para controlarla, se instaló una solución que combina una cortina de lino de grandes dimensiones con una veneciana de madera envejecida.

Entramos al interior y lo primero que encontramos es un acogedor vestíbulo que combina el estilo escandinavo con muebles envejecidos. La decoración está cuidadosamente diseñada para que combine con las tonalidades claras y texturas armónicas que dan todo el protagonismo a las obras de arte, las piezas de mobiliario y la preciosa pared de piedra. Es un vestíbulo perfecto para recibir al público y visitas donde se puede charlas o donde pueden esperar tranquilamente. ¡Aún hay más! Seguimos explorando el estudio.

Una vez pasado el vestíbulo, encontramos una zona acondicionada perfectamente para los momentos de celebraciones como eventos y talleres. El espacio es ideal para congregar a varias personas y explorar, investigar y compartir momentos de diseño y arte. En cuanto a la estructura, las paredes de obra nueva se revistieron con mortero de arcilla para lograr una sensación envolvente y cálida. En el suelo, se buscaba un efecto de pavimento pétreo y continuo, por lo que se colocó una baldosa de gran formato en tonalidad blanco roto.

El estudio cuenta con un bonito cuarto de baño, que está concebido como un ambiente diferenciado dentro del estudio y se inspira en la arquitectura vernácula. Suelo, paredes, lavabo y techo están revestidos con micromortero en el color corporativo del estudio. Y es que su diferenciación al mismo tiempo lo hace único y completamente armonizado con todo el estilo y decoración del estudio. A pesar de que no cuenta con mucha luz natural, la iluminación escogida para esta estancia nos envuelve y nos adentra en ese mundo de diseño y arte tan especial. ¡Nos encanta!
 

El estilo escandinavo vuelve a hacer presencia en esta cocina o zona office de carácter más práctico. En ella se eligió un pavimento vinílico de imitación madera, combinado con un mueble en tonos más oscuros con líneas muy marcadas y una encimera de porcelánico en tonos claros, siguiendo la línea del resto del estudio. La combinación de mobiliario contemporáneo con piezas antiguas y especiales es una seña de identidad del estudio. Los cuadros, además, son obras de la propia arquitecta e interiorista María Morrás. En cuanto a la iluminación de esta zona (y en general de todo el estudio), fue un factor clave para realzar el espacio y crear un ambiente cálido. Para ello, se combinaron elementos técnicos como tiras de LED y proyectores con lámparas decorativas.

Tras estas primeras zonas de presentación y recibimiento, nos adentramos en el estudio y nos topamos con una discreta mesa de madera estilo comedor para pequeñas reuniones de trabajo acompañada de un mosaico de espejos envejecidos que dan ambiente al estudio. Con ellos, se potencia la entrada de luz natural por la puerta del estudio y, al mismo tiempo, se amplía el espacio. Al lado, se encuentra una escalera especial que combina madera de roble tintada para los escalones y acero lacado para la estructura y barandilla. 

Llegamos a la planta superior y encontramos una bonita zona de trabajo, muy práctica y funcional. Se colocó una moqueta en espiga con aspecto de fibra natural para crear un espacio más acogedor e íntimo. Los murales realizados por María Morrás y las paredes texturizadas son elementos distintivos del estudio y no podían faltar en este proyecto. En una mesa de grandes dimensiones como esta, es muy fácil dejar volar a la imaginación e inspiración.

Además de la gran mesa de trabajo, también encontramos este rinconcito dedicado exclusivamente a la creación de arte. El cabellete y la mesa de dibujo, consiguen crear un espacio de concentración y dedicación ideal para su función. Además, la combinación del estilo clásico y antiguo del mobiliario con las paredes de piedra, crea una estampa de catálogo rústico precioso.

En este plano se puede ver mucho mejor la distribución del estudio tras la reforma. Como ya hemos señalado, el local, que anteriormente estaba muy compartimentado, ahora es un espacio abierto, comunicado y con una entreplanta ideal para separar lo público de lo privado. El espacio es ideal tanto para recibir al público y organizar eventos como para el trabajo propio, autónomo y cómodo del artista.

Nacida en Pamplona en 1992, María Morrás va más allá de la arquitectura e interiorismo, ya que también abarca diversos formatos en la creación de arte, desde pintura sobre tabla o lienzo hasta murales y papeles pintados. Se inició en la pintura en el estudio de Iruña Cormenzana y más adelante en el de Mikel Esparza. Participó, además, en dos ediciones del taller Maestros de la Figuración impartido por Antonio López García. Movida por esa atracción hacia el dibujo y el diseño, estudió Arquitectura en la Universidad de Navarra. Posteriormente, se especializó en el campo del interiorismo trabajando por cuenta propia y cursando un Postgrado en Diseño de Mobiliario en la Escuela de Diseño ELISAVA en Barcelona. Ahora tiene su propio estudio creativo en cuyos proyectos deja su huella y estilo personal.