Cómo elegir el sofá para un piso pequeño

Si te cabe, siempre es mejor elegir un sofá grande en vez de dos pequeños. El espacio se verá más despejado y las plazas de asiento pueden llegar a ser las mismas. Para que el sofá no se vea encajonado, lo ideal es dejar unos 50 cm a ambos lados. A modo orientativo debes saber que un sofá de dos plazas mide entre 165 y 180 cm de largo y uno de tres a partir de 200 cm, en función de los reposabrazos.  

No por haberlo dicho muchas veces es menos cierto: un sofá con la tapicería clara se verá menos voluminoso y pesado que uno con la tapicería oscura. Además, como apuntan desde Gancedo, las tapicerías en tonos blancos y pálidos aportan luz, amplían el espacio y son más fáciles de integrar con la decoración, aunque son menos sufridas que las de colores oscuros. 

No es solo una cuestión estética. De hecho, según Miki Beumala, especialista en sofás a medida, un sofá con asiento continuo, al tener menos interrupciones visuales, se ve más ligero. Y, además, optimiza mejor el espacio, porque al no tener las plazas delimitadas da más juego al sentarse".

Más allá de las consideraciones estéticas, no solemos prestarle mucha atención a los reposabrazos del sofá. Y esto, sobre todo en salones pequeños, es un gran error. "Hay sofás que cuentan con unos reposabrazos muy gruesos que acaban restando espacio útil al asiento", sostiene la decoradora Natalia Zubizarreta. En este sentido, la decoradora recomienda apostar por diseños con reposabrazos discretos que, además, harán que visualmente el sofá pese menos. 

Ya hemos comentado cómo la tapicería y los reposabrazos contribuyen a que un sofá se vea más o menos liviano. Pero no debemos olvidarnos de las patas. "El hecho de ver el suelo hace que un sofá se vea más ligero, por eso un diseño con las patas estilizadas y a la vista es un aliado para salones pequeños", sostiene el experto en sofás a medida Miki Beumala. 

Es una duda común en pisos pequeños donde es habitual no contar con una habitación de invitados. Aunque los nuevos sofás cama no tienen nada que ver con los incómodos diseños de hace unos años, es importante tener en cuenta que el sofá cama nunca será una cama tan cómoda como una convencional ni un sofá tan confortable como uno estándar. Por ello, si no vas a usar la cama de manera habitual, es mejor optar por un sofá convencional. Y si eliges un diseño con cama, asegúrate de que sea de calidad. Tu confort lo agradecerá. 

Los sofás que cuentan con un módulo tipo arcón o habilitan toda su estructura para guardar son una opción idónea en salones pequeños, porque ganas un espacio extra de almacenaje que, además, es totalmente invisible. Eso sí, suelen ser algo más caros que uno convencional. 

Las ventajas de elegir un diseño a medida saltan a la vista: se adaptan como un guante al espacio disponible y puedes personalizarlos totalmente a tu gusto. Por lo que son una muy buena opción en salones mini –como este donde el sofá se prolonga a modo de banco– o de planta irregular donde adaptar uno estándar es complicado. Sin embargo, al ser piezas artesanales, pueden ser hasta un 40% más caras que uno convencional.   

Los sofás rinconeros no están reñidos con los salones pequeños, aunque es importante mantener las proporciones y que el sofá no se coma todo el espacio útil. Miki Beumala es de la opinión que si cuentas con un rincón de 250 x 180 cm ya podrás disfrutar de un sofá rinconero cómodo. Si, además, quieres aligerarlo visualmente, puedes elegir un diseño que prescinda de uno de los brazos laterales, una tendencia cada vez más habitual.

Lo mínimo para un sofá chaise longue es que mida 250 x 150 cm. Así te aseguras 2 plazas más la tercera para tumbarse. En cuanto al módulo de chaise longue, con un largo de 150-160 cm tienes suficiente para tumbarte con comodidad, aunque podrías reducirlo hasta los 140 cm.