Decora tu dormitorio con lámparas: 13 FOTOS e ideas de la revista El Mueble para lograr un resultado excepcional

Según la mayoría de los interioristas, la luz de un dormitorio debe ser tenue y matizada, pero lo suficientemente intensa como para llevar a cabo las actividades que se realizan allí en el día a día. En todo caso, se deberá poner especial énfasis en el vestidor, en el caso que lo tuviera, donde tendrá que haber mayor potencia lumínica, o en la zona de lectura. Pero, en general, es mejor cálida que fría, que sea homogénea y no produzca sombras.

El dormitorio no requiere que la luz esté encendida constantemente, por eso, debemos elegir una iluminación que esté preparada para soportar un apagado y encendido constante, además de emitir toda su potencia instantáneamente, según se encienda. Para ello, las luces LED son indispensables, ya que consumen un 85% menos de energía y son beneficiosas para el medioambiente y el bolsillo.

Una de las formas menos obvias de incluir las luces LED y que hemos visto en proyectos de algunos interioristas, sobre todo en reformas que son de tipo rústico y con techos revestidos de madera, es utilizar tubos LED a modo de retroiluminación escondidas entre las vigas estructurales del techo. Da un ambiente muy cálido y acogedor.

En caso de que la propia estructura del dormitorio disponga de arcos, techos bajos, muebles de obra u otros elementos estructurales, se puede utilizar la retroiluminación para dar teatralidad y dramatismo al ambiente, sin restar comodidad y calidez. El resultado es espectacular. También hay quienes instalan tiras de LED bajo la cama, que se encienden y apagan con mando a distancia para facilitarnos un poquito más la vida.

Son las tradicionales, las habituales, las de toda la vida. Las lámparas suspendidas en el techo son un clásico de la decoración que, en el caso del dormitorio, suelen estar justo encima de la cama y no entorpecen el paso, por lo que, aparte de su funcionalidad, son tremendamente decorativas y se pueden permitir licencias de fantasía y tamaño, ya que no restará espacio.

Si en épocas calurosas echas en falta un ventilador de techo para lidiar con las altas temperaturas, una opción muy versátil y estética son los ventiladores de techo que, además, tienen luz. Suelen dar a la decoración un toque costero, si tiene sus aspas blancas, o colonial, en caso de que sean de madera natural. Además, los modelos ya son súper avanzados y no producen ruidos molestos. Es otro tipo más de iluminación general con doble funcionalidad. ¿Te convence?

Si prefieres algo más minimalista o las dimensiones de la habitación no son demasiado grandes, se puede apostar por otro tipo de soluciones como plafones de techo, ideales para techos bajos, o focos, bien individuales o en carril, cuya luz se puede orientar hacia donde se desee.

Hay ocasiones en las que se puede bajar el techo para poner halógenos, aunque tenga poco fondo. Son estéticos, visualmente limpios y no entorpecen la decoración. Es importante, eso sí, estudiar bien su localización, ya que pueden producir sombras o una luz demasiado directa que puede entorpecer el descanso. Lo ideal es ponerlos en hilera, con cierta distancia entre ellos y evitando colocarlos sobre la cama, ya que producen una luz incisiva y demasiado directa.

Siempre es conveniente tener una buena luz general para iluminar el total de la habitación, tal y como hemos visto en los casos anterior. Sin embargo, son las luces indirectas, también conocidas como luces ambiente, las que ayudan a crear precisamente eso: ese ambiente cálido y de recogimiento que necesita el dormitorio. Los apliques son un buen ejemplo de ello. Colocados a ambos lados de la cama, sobre la mesilla y eligiendo una tulipa de lino que consiga tamizar la luz, lograrás una iluminación puntual, sutil y envolvente para cuando no necesites demasiada iluminación en el dormitorio. Además, es una buena manera de ahorrar espacio, bases y claves de por medio.

Elegir un par de piezas gemelas para colocar en las mesillas es siempre un punto a favor que puede cambiar por completo el carisma de una habitación. Si tienes suficiente espacio, elige unas lámparas de mesa con cuerpo y personalidad, sin escatimar en el tamaño de la tulipa. Hay diseños, además, que vienen con regulador de intensidad para adecuar la luz a tus necesidades.

Para una persona que no perdone su lectura nocturna antes de dormir, elegiremos una luz focalizada. Una idea genial y muy utilizada son las lámparas de pared con brazos extensibles. Se pueden poner en los laterales de la cama o en el propio cabecero, ajustando su altura y la luz a tus necesidades. Además, podrás leer perfectamente sin preocuparte de molestar a tu pareja. Es recomendable que esta luz, a diferencia de las otras, sea más bien fría o, en su defecto, neutra, para no dañar la vista en la lectura.

Si las lámparas con brazos extensibles te parece que dan demasiada luz, en especial si duermes en pareja y crees que puede molestar, existe una opción mucho más sutil y práctica, aunque menos decorativa. Hablamos de las pequeñas luces especiales de lectura, que se pueden colocar directamente sobre el cabecero y direccionar hacia el libro. Suelen tener regulador de intensidad y de color de la luz, desde el más cálido al más frío.

Aquí tenemos un ejemplo que fusiona lo mejor de los dos mundos en cuanto a iluminación se refiere. Hablamos de las lámparas colgantes de techo que se colocan a ambos lados de la mesilla. Por un lado, al colgar desde arriba, hace que ahorremos espacio y su efecto es tremendamente decorativo. Por el otro, se pone a la misma altura de una lámpara de mesa o un aplique, al nivel del cabecero, por lo que nos proporciona luz indirecta y cálida excepcional.

Si las dimensiones del dormitorio lo permiten, nunca está de más una elegante lámpara de pie. Es otra manera de dar una buena dosis de luminosidad a la habitación y se puede crear con ella una agradable zona de lectura en algún rincón. Es recomendable, también a nivel estético, ponerla en un lugar alejado de la cama, lo cual permitirá generar una atmósfera íntima que no afecte de lleno a la zona de descanso. Al igual que ocurre con las lámparas de mesa, lo mejor a la hora de elegir las pantallas es que tengan telas o papeles que consigan tamizar la luz para contribuir a crear un ambiente relajante.