Como mi madre no hay ninguna. El amor que siento por ella no se puede describir en palabras, y a lo largo de los años se ha convertido en una fuente de sabiduría de la que saco muy buenos consejos. El día que me independicé me ayudó a decorar la casa con trucos y consejos que siempre pongo en práctica y que se han convertido en mi Santo Grial. Con la intención de lograr un salón acogedor, me enseñó 5 trucos que jamás descuido y que podrían resultarte muy útiles. Fáciles de poner en práctica, este listado lo podemos llevar a "nuestro terreno" según nuestro estilo para lograr ese toque cálido que tanto deseamos pero que no siempre logramos.
Apostando por pequeños trucos y/o consejos que a primera vista no parecen esenciales, lo cierto es que si los aplicamos veremos como nuestra decoración se transforma. Además, no importa de qué tamaño sea nuestra casa: siempre funcionan. Desde entonces, esta estancia de la casa es una de mis favoritas (y la de mis invitados).
1. pon siempre flores
No era consciente de la importancia de las flores hasta que me mudé. En casa de mis padres jamás faltan los bouquets: decorando estanterías y reinando en el centro de la mesa, éstos forman parte del ADN del salón. Recuerdo que cuando cambié de piso le dije a mi madre que faltaba algo en la decoración pero que no sabía qué era... A los pocos días llegó con un gran jarrón con flores y me percaté de la importancia de este detalle. Aunque soy de las que opta por ramos de flores secas, las naturales añaden luz y vida. Además, la elección de los jarrones es importante: opta por diseños de líneas atemporales y de gran tamaño para crear presencia.
2. ¡que huela bien!
Soy una amante de los perfumes (rozando casi lo obsesivo). Con una colección infinita, mi madre me dijo que para que el salón logre ese toque hogareño que tanto gusta hay que encontrar una fragancia única. Con toques a rosa de la India y aceite de almendra dulce, siempre uso las mismas barritas aromáticas que transforman esta habitación de la casa en un lugar tranquilo que me ayuda a recuperar la armonía interior.
3. Mantenlo siempre ordenado
Mis padres han sido siempre maniacos del orden: jamás encontrarás un libro fuera de sitio o una manta sin recoger. Con los años me di cuenta del porqué, y es que mantener el orden a raya ayuda a que el salón sea cálido y acogedor. ¿Uno de los detalles más importantes? Esponjar los cojines del sofá casi todos los días antes de salir de casa para que todo se vea mucho mejor. Al vivir en un espacio reducido, el orden es muy importante, por eso hago hincapié en intentar no dejar la casa patas arriba.
4. No mezcles muchos colores
Aunque una de las tendencias en decoración que más se lleva últimamente es la estética retro de los años 70 (el movimiento space age ha vuelto con fuerza), lo cierto es que seguir una gama cromática sencilla es clave para que el toque acogedor siempre esté presente. Optando por colores que no sean estridentes y sigan una coherencia (blancos y beige, por ejemplo), lograremos que el salón aporte serenidad. Mi madre me aconsejó que no mezclara más de dos colores ni tampoco dos estampados diferentes. Así esta estancia de la casa siempre se mantendrá con ese efecto cozy que tanto me gusta (y que me invita a pasar horas en el sofá leyendo un libro).
5. Ten una pieza personal que añada recuerdos
Los accesorios de decoración pueden transportarnos a una época vivida o traer de golpe recuerdos del pasado. Puede presentarse en forma de lámpara antigua, una pequeña figura heredada de la familia... En mi caso, mis padres me regalaron por Navidad una de las figuras más míticas del salón de su casa. Se trata de un Cobi de plata firmado por Pilma y del año 92 que siempre nos ha acompañado. Ahora, éste aporta un toque hogareño a mi salón.