Cada vez que se avecina un cambio o una reforma, la lectora Elena recurre a El Mueble desde tiempos inmemoriales en busca de ideas. "Mi madre es lectora desde que tengo uso de razón y la revista siempre estaba en casa y en la casa de la playa", explica nuestra protagonista.
Elena vive en Albolote, su pueblo de toda la vida donde se crio desde que sus padres se trasladaron de Madrid a Granada cuando ella tenía tan solo dos añitos. "Primero viví una temporada con mi pareja en un piso, pero ambos nos hemos criado en casas grandes a las afueras de la ciudad y sentía que me ahogaba", confiesa.
Y continúa: "Cuando vimos todas las posibilidades que tenía esta casa de 190 m2, ¡nos enamoró!". Su estancia favorita, como no podía ser de otra manera, es el salón. Con esos grandes ventanales que dejan entrar la luz a raudales y una acogedora chimenea para disfrutar de momentos en familia.
¿Un flechazo? La icónica silla Wassily con estructura de acero y la estantería nido de abeja de madera. Tampoco faltan espejos en ningún rincón. Nos llaman la atención el redondo de madera sobre el zapatero blanco de la entrada y el gran espejo en suelo del comedor.
Prácticamente toda esta planta está abierta. La lectora nos explica que además reformaron la cocina porque era demasiado pequeña y tenía unos muebles oscuros hasta el techo. Así que optaron por instalar una barra office abierta al comedor y cambiar los muebles por unos blancos con encimera de madera que rebotaran aún más la luz.
Subiendo las escaleras nos encontramos los dormitorios. Pronto serán uno más en la familia y han transformado el cuarto que hay junto al despacho en una bonita habitación infantil con cubierta y vistas a Sierra Nevada. La decoración, ¡es una auténtica monada!
¿Te has fijado en el espejo de fibras en forma de sol sobre la cómoda blanca que hace de cambiador? Es un básico deco que nunca pasa de moda. ¿Y qué te parecen las cabezas de animales de peluche? Han creado su "selva" particular.
Llegamos al dormitorio principal. Aquí, todo es cálido. Destacan los muebles de madera, los textiles beige y dos láminas ilustradas sobre el cabecero. ¿Un punto de contraste? Una funda de almohada con flecos y estampados étnicos. Una decoración sencilla, pero con muchos toques de personalidad.