10 normas que tienen en común las casas más estilosas (y 5 mitos decorativos que puedes y DEBES saltarte)

Con pintura y color no puedes cambiar el tamaño de tu casa. Pero sí puedes darle estilo a las paredes y hacer que el espacio parezca más amplio y acogedor (¡milagro!). Nuestros colores fetiche son tres: blanco, beige y greige. Eso no significa que no puedas usar otros colores para pintar las paredes, ¡claro que no! Pero, con estos tres, el éxito está asegurado. Te dan luz sin perder calidez, amplían el espacio y combinan con muebles de cualquier estilo decorativo. 

Lo que se lleva ahora son los colores verdes y amarillos. Y en estampados, los botánicos y los geométricos. ¿No sabes cómo introducirlos en casa? Los complementos decorativos son tu mejor arma: cojines, plaids, alfombras, jarrones, servicio de mesa, sábanas, complementos de cocina, toallas... Puedes cambiarlos fácilmente y hacer que tu casa esté de moda. Como si fueras un mago de la decoración.

¿Qué hay más elegante que una cortina con caída que arrastre unos centímetros por el suelo? Eso, si te va la decoración clásica. Si eres más moderno, los estores son otra buena opción, sobre todo en ventanas pequeñas. Ahora que viene el buen tiempo, elige cortinas de telas ligeras que dejen pasar la luz, como
un algodón o un lino fino, en un tono claro (blanco, piedra...).

Es la base de un espacio. El ideal es uno de roble, de lama ancha y con acabado aceitado. Si no lo tienes, pon alfombras grandes. 

Llenar un espacio con muebles y más muebles no es decorar, es abigarrar. La norma está clara: un mueble, una función (¡o varias!). Deshazte de todos los que no cumplen esa norma. Además, si tienes pocos muebles ganas espacio y es ma´s fácil recoger y limpiar. La única excepción a la norma es aquel mueble antiguo, heredado o que te gusta más que nada en este mundo. A este, búscale un buen sitio y dale todo el protagonismo que se merece.

Porque poner un espejo en cualquier estancia es como ganar una ventana más. Si colocas uno grande en el salón o en el comedor verás como, por arte de magia, la luz se duplica y el ambiente se ve más grande. Y si lo enfrentas a una ventana, multiplicará las vistas y parecerá que tienes una ventana más: un efecto óptico increíble. Lo bueno de los espejos es que pegan en toda la casa: el dormitorio, el recibidor...

Una lámpara sobre un mueble, una tira de leds bajo el cabecero, una guirnalda de bolas luminosas, un alambre de luces en un jarrón de cristal... Sé original y creativo con las luces. De ellas depende lo gustosa que se vea tu casa, porque cada nuevo punto de luz más es un paso más hacia la calidez. Elige bombillas de luz amarilla, que son más cálidas. Las de luz blanca "enfrían" los espacios.

El papel pintado es un as en la manga
de cualquier amante de la decoración. Y no, no hace falta que empapeles toda una estancia. Con una pared basta (la del sofá, la de la cama...). O con un trozo, a modo de arrimadero. ¡Tienes muchísimas opciones!

Todo depende del color. Porque si tienes distintos estampados, pero son del mismo color, quedara´n bien entre ellos.

Y de no tan niñas. El Mueble apuesta por el rosa en cualquier estancia, sobre todo en el salón y en el dormitorio. Es sereno, fresco y para nada cursi. Eso sí, mejor el rosa palo, viejo o nude que el chicle.

Puede que se ensucie más, pero también es más fácil limpiarlo y evitar que las manchas dejen rastro. Y la luz que da un sofá blanco no la conseguirás con uno gris.

Mentira. También son para el verano. Solo tienes que cambiar la alfombra de lana o de pelo largo por una de fibra vegetal o de algodón, más fresquitas y agradables para andar descalzo.