Esta casa nos emociona. Lo hizo hace diez años, cuando la visitamos por primera vez y nos enamoramos perdidamente de su elegancia, espectacularidad de los espacios y un estilo atemporal que, ya entonces, nos hacía prever que la haría inmune al paso del tiempo.
Para comprobarlo, decidimos regresar a esta casa madrileña una década más tarde y ver, in situ, si una casa que nos encantó hace 10 años puede seguir enamorándonos dos lustros más tarde. Y lo que ya intuimos se cumple: una buena base decorativa se mantiene.
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