Esta casa es más que centenaria, eso se ve en los árboles poderosos del jardín, en la solera de la fachada. La foto de ese porche invadido por la vegetación es realmente prometedora. Y estoy segura de que la realidad debe ser una auténtica maravilla. Por dentro, curiosamente, la juventud campa a sus anchas y rebosa una alegría propia de los pocos años. La razón, ya lo habréis adivinado, está clarísima: se trata de una casa restaurada que ha sustituido la mayor parte de sus muros por cristaleras. Todo un gustazo estar leyendo tranquilamente en un cómodo sillón blanco, resguardada del frío o del calor, ambos extremos son malos, y al mismo tiempo rodeada de plantas verdísimas. El espacio más importante es también el que más se ha beneficiado de la restauración consiguiendo de paso un buen número de metros cuadrados. No sé cuántos exactamente, pero fijaos, los hay de sobra para situar, junto a la chimenea, un salón con un buen sofá y dos grandes butacones, luego, en el tramo ganado al jardín y cerrado con ventanales, se ha dispuesto una segunda zona de estar con otro sofá y más butacas amplias y confortables, y para el comedor se ha reservado un lugar estupendo cercano a las cristaleras y a la puerta de acceso al jardín. Así, como quien no quiere la cosa, tres ambientes en una sola estancia. Y sin agobio alguno, que todo da sensación de desahogo, como si siguieran sobrando metros, algo realmente relajante.
La distribución ya está contada, las fotos hablan por sí mismas y por si acaso yo lo he explicado algo más. Pero hay algo que me gustaría señalaros, y es la cuestión de las fundas. Me aclaro: todos los asientos de este gran espacio utilizan fundas en su tapicerías. Fundas de lino y algodón en un blanco roto para sofás, butacas, puf y sillas del comedor. Una buenísima solución para una casa tan rodeada de vegetación, una maravilla sin duda, pero también, todo hay que decirlo, una maravilla muy manchosa. Además de su dimensión práctica, las fundas, al menos así me lo parece a mí, tienen el papel de unificar los tres distintos ambientes de este hermoso espacio.
Y no quiero acabar sin avisaros de que miréis las fotos del dormitorio. El armario está muy astutamente situado, aprovechando el hueco de la escalera. Lo he visto por dentro y os aseguro que cuenta con todo tipo de colgadores, cajones compartimentados y un largo etcétera utilísimo. Siento no poder contar con fotos para mostrároslo. Pero estaréis de acuerdo conmigo en que esas puertas acristaladas y enteladas tan sencillas quedan preciosas.
¿Tenéis en casa fundas para los sofás? ¡Contádnoslo en los Comentarios de este artículo!