Como las personas, las casas pueden gustar sin llegar a enamorar. Este piso de impresionante mirador en pleno Bilbao se había reformado en los años 90, una reforma correcta pero que no transmitía nada a la pareja propietaria, que decidió moldearla enteramente a su gusto. Begoña Susaeta, de Sube Interiorismo, fue la encargada de la transformación: “Querían un estilo más actual, mucha luz y una cocina que se comunicara con el salón visualmente, aunque estuvieran separados”, explica.

La reforma duró cinco meses. Al pertenecer a un edificio modernista de 1910 especialmente protegido, decidieron introducir algunos detalles sofisticados, pero que no desentonaran con el espíritu despejado y cómodo de la vivienda. Por ejemplo, las nuevas molduras destacan la importancia de los techos, ¡de casi tres metros de altura!, especialmente en el comedor circular, donde era casi obligatoria una mesa redonda.

Está pegado al salón, donde encontramos un mueble hecho a medida con el parquet del suelo. Aquí se sostiene la televisión y se esconde el cableado y la puerta corredera de hierro y cristal de la derecha. A su izquierda, hay una cristalera fija. Así, con simetría, la luz y las vistas de la cocina parecen agrandar el salón. Ahora sí, esta casa enamora.