Había una vez una masía de 1640. Había una vez una niña que pasaba los veranos en ella. Había una vez una montaña, vistas al mar, un jardín bajo las encinas y una casa con muchos escondites. Había una vez una niña que creció, se hizo mayor... Ana es su nombre y, cuando heredó este territorio amado de su infancia, pensó que el final de su cuento de hadas había llegado. Pero se armó de valor (y buenas ideas)... y lo volvió a escribir. ¿Entramos?

 

 

 

 

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