El salón-comedor-cocina es muy recogidito y se presta al sofá y manta frente a la chimenea. El sofá de hecho es grande, cómodo, y se diseñó en L, a medida para aprovechar y delimitar el espacio. Y los tonos son muy suaves, como si quisieran arrullarnos. “La vivienda está en un blanco roto y hemos recurrido a maderas de roble y olmo envejecidas para contrastar”. Por su parte, la cocina es mínima, pero coqueta. Una barra, unas copas de vino, un poco de turrón... y tú y yo.
Taburetes altos, de Crearte, y tapizados en tela antimanchas H20 Frocca, igual que las sillas del comedor. Cesta blanca y negra, de La Maison.