Después de unas vacaciones de verano en la montaña, Ricard y su familia decidieron, sobre la marcha, quedarse a vivir en Alp, un pueblecito de Girona junto al Pirineo catalán. "Aquí los niños tenían más libertad y yo podía teletrabajar. Nos cansamos de la vida en Madrid... ¡Y cambiamos de aires!". Este adosado de dos plantas fue el elegido para empezar de cero. 

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